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La oficina se encontraba envuelta en una ola de intrigas y confusión. Desde que el pelinegro llegó a la empresa su teléfono no dejaba de sonar y eso lo tenía frustrado.
JungHyo se había enterado de la llegada de su hermano por parte de su secretaria, puesto que el menor había puesto sobre aviso de su llegada para que le prepararan su oficina.
Él sabía lo que le esperaba al encontrarse con su hermano, sabía de la rabia que traería, él conocía a su hermano, conocía su temperamento y su nivel de ira cuando lo provocaban. Y ese sentimiento de nervios e intriga volvió a él cuando escuchó la puerta abrirse de golpe.
— A ti te estaba buscando. — la voz ronca y molesta de su hermano menor habló a su izquierda. El pelinegro mayor se giró lentamente y lo vio caminando hacia él.— ¿Sabes lo que causaste? ¿El dolor que me provocaste? ¿LO QUE LE HICISTE A TU PROPIO HERMANO? — exclamó fuerte y su voz se cortó un poco a lo último.
Cuando llegó a él le presionó el hombro con su mano y lo volteó completamente, apretó su puño y lo levantó con claras intenciones de golpearlo. Pero no pudo; ya que una hermosa rubia apareció en su mente. Su hermano tampoco hizo algo contra él por defenderse; en cambio, simplemente esperó con los ojos cerrados un golpe que no llegó.
JungKook con su respiración agitada y sus lágrimas de furia, de rabia por recordar lo que su hermano le había quitado, soltó la solapa del saco del mayor y resopló aún más molesto por no poder golpearlo. Quiso gritar por esa impotencia, quiso maldecir por no poder golpearlo como en sus viejos tiempos arreglaba sus cosas con sus enemigos.
— QUE RABIA ME DA EL NO PODER DARTE LA GOLPIZA QUE TE MERECES. — exclamó cerca de su rostro y JungHyo sólo desvió su mirada, decepcionado de sí mismo.— ¿NO DICES NADA? — siseó zarandeando su cuerpo y vio unas pequeñas lágrimas salir de las cuencas de su hermano.
— JungKook... — susurró sin mirarlo. En un llamado inútil de atención, puesto que el menor estaba fijamente mirándolo con intensidad, apretando sus puños con la molestia arañando en su interior.— No tengo palabras para decirte lo arrepentido que estoy... Me dejé llevar por la ira, por la rabia de saber que tu hijo también viviría una esclavización de esta maldita empresa. — siseó con la voz cortada y JungKook apretó su agarre en sus hombros.
— Es muy tarde ¿No crees? — dijo irónico, sonriendo ladino.— tres años tarde... — susurró mirándolo con ganas de destrozar su perfecto rostro.
— Lo sé... Por eso puedes desahogarte. Anda, golpéame. — lo miró y se apuntó a sí mismo.— Hazlo que me lo merezco.
— Eres una mierda, te quejabas de papá y te convertiste en algo mucho peor que él. — murmuró volviendo a llorar a cántares.— papá cometió errores, sí. Pero jamás nos haría daño a alguno de sus hijos, NUNCA NOS PRIVARÍA DE LA OPORTUNIDAD DE SER PADRES. — gritó lo último dándole un empujón al mayor que lo hizo tambalear y caer recostado sobre el escritorio.
— ¿Te parece poco obligar a uno de ellos a hacer algo que no querían? ¿A estudiar algo que repudiaban? ¿A manejar una empresa cuando sus sueños eran otros? — exclamó con dolor y eso le afectó al menor.— No claro... Tu nunca lo supiste porque no fue a ti a quien obligó... Yo perdí parte de mi vida cumpliendo un sueño que no era mío...
— Y ESO NO TE DA EL DERECHO DE PRIVARME DE MI HIJO, MALDICIÓN. — se quejó fuerte y escucharon ruido afuera. Seguro era el personal de la empresa chismeando sin poder meterse en un asunto de los jefes.
— Sólo quería acabar con esto, con ésta empresa. Simplemente no quería saber que existía. — siseó y se llevó las manos a su cabeza.
— Pude haberla vendido, yo tampoco quiero que mi hijo este obligado si no quiere. — respondió un poco más calmado sin quitar lo firme.
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On My Way © JK 「LIBRO 2」
Fiksi Penggemar『Segundo Libro de LMC』 ❝ El tiempo hace cambiar a las personas para bien o para mal, a las personas comunes como ellos les cambia de manera radical. Puede que las circunstancias los haya separado de forma abrupta y que el tiempo los haya ayudado a...