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Kim Taehyung se encontraba profundamente dormido y no planeaba despertarse, o al menos eso pensaba antes de que el incesante ruido de su celular lo obligara a tomarlo y contestar de mala manera.

—Buenos días, muñeco, espero no haberte despertado —dijo la voz familiar al otro lado de la línea.

—Mnh —gruñó Taehyung.

—¿Cómo amaneces, precioso?

—Súper feliz —respondió Taehyung con sarcasmo.

—Ya lo creo, mi amor.

—No me llames así. ¿Y tú cómo amaneces? —dijo irritado.

—Bien, pero hubiera sido mejor si un precioso ángel hubiera estado a mi lado cuando lo hice —dijo coqueto Jungkook.

—Sabes que eso no pasará, cariño. Tendrá que pasar mucho aún, no veo que te hace diferente.

—Auch, no sabes cuánto me lastimas, mi amor.

—Vaya, lamento que no puedas soportarlo.

—Cuánta crueldad. No creo que pienses así. Tus ojos no dejaban de brillar ayer cuando te besé.

—Mientes —dijo Taehyung sonrojado al otro lado de la línea.

—Como sea, llamaba para avisarte que tendré que salir una semana del país.

—¿Por qué piensas que me interesa saber qué haces con tu vida?

—Gracias por tu preocupación, también te extrañaré. En recepción te dejé algo. Adiós, mi amor. Nos vemos en una semana. Piensa en mí.

—Estúpido —dijo Taehyung, pero Jungkook ya había colgado.

Taehyung suspiró, tirando el teléfono a un lado y rodando sobre su cama. Estaba seguro de que Jungkook estaba disfrutando con esto, disfrutando de tenerlo constantemente en sus pensamientos. Decidió no pensar más en ello y se levantó lentamente, estirándose antes de dirigirse al baño.

Después de una ducha rápida, bajó a la recepción del edificio. El recepcionista le entregó una pequeña caja envuelta con una nota. Taehyung la abrió con curiosidad.

"Para que no me olvides mientras estoy fuera. -J"

Dentro de la caja había una pulsera de plata con un pequeño dije en forma de estrella. Taehyung no pudo evitar sonreír un poco, aunque no quería admitir cuánto le gustaba el regalo.

—Siempre tan extravagante —murmuró para sí mismo.

Los días pasaron lentamente, y aunque Taehyung trataba de mantenerse ocupado, no podía evitar pensar en Jungkook. Había algo en la persistencia del alfa que lo intrigaba, aunque se negaba a reconocerlo por completo. Cada noche, antes de dormir, se encontraba mirando la pulsera que ahora llevaba en su muñeca, sintiendo una mezcla de frustración y anhelo.

Una tarde, mientras Taehyung estaba trabajando en un proyecto, su teléfono sonó. Era un mensaje de Jungkook.

"Espero que estés bien, muñeco. Pienso en ti constantemente. Nos vemos pronto. -J"

Taehyung no respondió, pero no pudo evitar sonreír levemente. La ausencia de Jungkook le estaba afectando más de lo que quería admitir. La espera se hacía eterna, y su lobo interior comenzaba a inquietarse, anhelando la presencia del alfa que, a pesar de todo, estaba logrando dejar una marca en su vida.

 La espera se hacía eterna, y su lobo interior comenzaba a inquietarse, anhelando la presencia del alfa que, a pesar de todo, estaba logrando dejar una marca en su vida

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Finalmente, el día de la llegada de Jungkook llegó. Taehyung se encontraba en su apartamento, su omega nervioso y a la espera, sin saber exactamente por qué. El sonido del timbre de su puerta hizo que su corazón diera un vuelco. Respiró hondo antes de abrir la puerta, encontrándose con Jungkook, que le sonreía con esa mezcla de arrogancia y ternura que tanto lo confundía.

—Estoy de vuelta, muñeco —dijo Jungkook, mirándolo con intensidad—. ¿Me extrañaste?

—Tal vez, pero no tuve tiempo de hacerlo, estuve con alguien más —admitió Taehyung, con un brillo desafiante en sus ojos, aunque perfectamente el sabia que mentia —. ¿Qué tienes planeado esta vez?

Jungkook entrecerró los ojos, su expresión cambiando ligeramente, pero su sonrisa no vaciló.

—¿Alguien más, eh? —dijo, su voz suave pero con un toque de posesividad—. Bueno, eso hace las cosas más interesantes. A ver si este alguien más puede superarme.

Taehyung levantó una ceja, interesado por la respuesta de Jungkook. Estaba claro que no se dejaría intimidar fácilmente.

—Por supuesto, todo un caballero —respondió Jungkook, extendiendo su mano hacia Taehyung—. ¿Vienes? Tengo algo especial preparado.

Taehyung dudó por un momento, pero finalmente tomó la mano de Jungkook. La calidez del contacto le provocó un escalofrío. Jungkook lo guió fuera del apartamento hacia un coche elegante que esperaba en la entrada. El trayecto fue silencioso, pero cargado de tensión, cada segundo aumentando la expectativa de Taehyung.

Llegaron a un edificio imponente en el centro de la ciudad. Jungkook lo condujo hasta un ascensor privado que los llevó a la cima, donde una impresionante vista de la ciudad se desplegaba ante ellos.

—Bienvenido a mi hogar —dijo Jungkook, abriendo las puertas a un ático lujosamente decorado.

Taehyung no pudo evitar admirar el lugar. Cada detalle estaba cuidadosamente seleccionado, mostrando el gusto exquisito y el poder de Jungkook.

—Es... impresionante —admitió Taehyung, incapaz de ocultar su asombro.

—Me alegra que te guste. Quiero que te sientas cómodo aquí, que veas que estoy dispuesto a compartir todo esto contigo —dijo Jungkook, acercándose a Taehyung.

—Todavía tienes mucho que demostrar, Jungkook —dijo Taehyung, levantando la barbilla con desafío.

Jungkook sonrió y se inclinó, sus labios apenas rozando la oreja de Taehyung.

—Entonces deja que te muestre cuánto puedo hacer por ti, muñeco.

El omega de Jeon [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora