XXXV

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El día de la boda había llegado. Jungkook se encontraba en una habitación del lujoso hotel elegido por su irritante madre. Frente al espejo, terminó de acomodar el corbatín negro de su pulcro traje blanco. Peinó sus lacios cabellos de forma impecable; después de todo, sería uno de los días más importantes de su vida.

Su momento de tranquilidad se interrumpió cuando unos golpes en la puerta llegaron a sus oídos. Por supuesto, sabía de quién se trataba.

-Sí, madre, ¿qué necesitas?-preguntó con voz resignada.

-¿Acaso no puedo venir a felicitar a mi único hijo por su futura unión?-dijo la señora Jeon mientras acomodaba un poco el corbatín que Jungkook ya había ajustado.

-Sí, madre. Ahora vete, ¿no querrás perderte el gran espectáculo, verdad?

La madre de Jungkook, un poco confundida por las palabras de su hijo, salió de la habitación. ¿A qué se refería con "espectáculo"?

Poco después, en el imponente jardín donde se llevaría a cabo la boda, la ceremonia estaba en pleno apogeo. La decoración era exquisita, con flores blancas y rosadas adornando cada rincón, y luces centelleantes que creaban una atmósfera mágica. La señorita Park, radiante en su vestido blanco entallado a su figura, caminaba lentamente. Su maquillaje era sofisticado, aunque no sutil, resaltando sus rasgos y su cabello recogido en un elegante moño cubierto por un velo delicado que flotaba tras ella. Llegó al altar de la mano de su padre, un hombre robusto y serio, quien la entregaría al magnate en la mitad del recorrido.

La música nupcial llenaba el aire, una melodía suave y emotiva que acentuaba la solemnidad del momento. Los invitados observaban con expectación, susurrando entre ellos sobre la fastuosa ceremonia y la unión de dos poderosas familias.

Jungkook esperaba junto al sacerdote, su mirada fija en la escena. Vestido impecablemente con un traje blanco y un corbatín negro, caminó con desdén por el camino entre los invitados hacia la omega. Su rostro estaba serio, sus ojos reflejaban la repulsión que sentía hacia la mujer que ahora se encontraba justo en la mitad del camino, extendiendo su mano para comenzar a caminar junto a él.

Cada paso que daba era firme y decidido, pero su mente estaba llena de pensamientos de Taehyung y del plan que estaba a punto de desatarse. Mientras se acercaba a la señorita Park, su mirada se endureció aún más, consciente del papel que debía interpretar para engañar a todos los presentes.

El padre de la novia, con una sonrisa de satisfacción, tomó la mano de su hija y se la entregó a Jungkook, quien aceptó el gesto con una frialdad palpable. La señorita Park sonrió con suficiencia, segura de que estaba a punto de obtener todo lo que siempre había deseado.

Jungkook apenas pudo ocultar su desagrado mientras tomaba la mano de la señorita Park. Cada fibra de su ser rechazaba el contacto, pero mantuvo su compostura, sabiendo que el momento clave se acercaba. Los murmullos de los invitados se desvanecieron cuando el sacerdote levantó la vista y comenzó la ceremonia, su voz resonando por el jardín.

El contraste entre la opulencia del evento y la tensión interna de Jungkook era abrumador. A medida que el sacerdote avanzaba con las palabras tradicionales, Jungkook no podía evitar pensar en Taehyung, en su amor, y en la verdad que estaba a punto de revelar.

Finalmente, llegó el momento crucial. El sacerdote, con su voz solemne, preguntó:

-Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre.

El silencio cayó como una pesada manta sobre los presentes. De repente, la puerta del jardín se abrió de golpe, y todos los ojos se volvieron hacia la entrada. Taehyung apareció, imponente, vestido con un traje igual al de Jungkook, ajustado perfectamente a su cuerpo haciendolo lucir poderoso y realzando la pequeña pancita de su vientre.

-Yo me opongo-dijo Taehyung, su voz firme y clara, llenando el espacio.

Los invitados quedaron atónitos, susurros de sorpresa y confusión se extendieron por el jardín. La señorita park estaba soreprendida y muy enojada.

La señora Jeon se levantó de su asiento, su rostro contorsionado por la furia.

-¿Cómo es posible?-gritó- Tu estas muerto

Taehyung sonrio malisiosamente antes de comenzar a avanzar entre los invitados, cada paso lleno de determinación.

-Tu plan ha fallado-dijo con calma, mirándola directamente a los ojos-. Estoy aquí para reclamar lo que es mío. Mientras tú y esa omega sufren lo mismo que yo todo este tiempo en la cárcel.

La señora Jeon curvo sus labios con una sonrisa cruel en su rostro.

-No tienes idea de lo que hablas y tampoco tienes pruebas-espetó-.

Jungkook, que había permanecido en silencio hasta ese momento, camino dando pasos largos hasta quedar al lado del bonito castaño rodeando con su brazo izquierdo su cintura.

-Te equivocas, madre-dijo con firmeza-. Todo el dinero y las empresas son míos, no eres nadie ni nada sin mi ¿creias que me dejaria manipular tan fácil? Siempre supe lo que hacias es por eso que seguí tu juego peto te tengo una noticia ya todo acabo de falso control se acaba aqui y ahora.

La señora jeon estaba anonanada y aunque intentaba responder la ira y vergüenza no la dejaba circular palabra alguna.

-¿Que pasó señora jeon, los ratones le comieron la lengua?

-¡Tu! Insignificante omega, todo es tu culpa deberias de estar muerto junto al bastardo que llevas en tu vientre yo me encargue de eso, no pudo fallar.

En ese momento, un grupo de policías entró al jardín, arrestando a la señora Jeon y a la señorita Park. El murmullo de los invitados se convirtió en un clamor de sorpresa y desconcierto.

Taehyung sonrio en grande entregando todas las pruebas a los policias y mirando con asco por ultima vez a esas mujeres que tanto dolor le causaron.

Por ultimo antes de darse la vuelta se acerco al oido de la señora jeon y le susurro.

-Ahora disfrutare del poder y de todo el dinero que pueda mientras usted se hunde en la carcel junto a las ratas sin nada-

Taehyung se acercó a Jungkook, sus ojos llenos de amor y gratitud.

-Siempre salgo victorioso en los juegos-dijo con una sonrisa triunfante.

Jungkook lo abrazó con fuerza, sintiendo el alivio y la felicidad inundar su corazón.

-Ahora, podemos estar juntos-susurró Jungkook-. Sin mentiras ni amenazas. Solo nosotros y nuestro cachorro en un futuro.

Los dos se miraron, sabiendo que finalmente habían alcanzado la paz que tanto anhelaban. La ceremonia no continuó, los invitados se miraban desconcertados mientras taehyung y jungkook salian tomados de la mano de ese jardin

El omega de Jeon [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora