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Julieta había pasado todas las pruebas y entrevistas necesarias para convertirse en la nueva asistente de cocina para la selección argentina de fútbol durante la copa américa 2024. Su primer día empezó con una mezcla de nervios y emoción mientras se paseaba por las instalaciones, observando los entrenamientos. Los jugadores no tardaron en notar su presencia. Ella destacaba no solo por su habilidad en la cocina, sino también por lo linda que era

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Después de los entrenamientos, algunos de los jugadores empezaron a hablar entre ellos, preguntándose quién era la nueva chica y comentando sobre lo linda que era. Leo, al notar el alboroto, los retó. "Respeten, muchachos. Concéntrense acá" dijo Messi con seriedad, mientras Otamendi y yo asentíamos en señal de apoyo.

Más tarde, el equipo se preparó ya que íbamos a viajar para la Copa América. En el micro, muchos se sorprendieron y alegraron al ver a la nueva chica acompañando a la cocinera de la selección. Fue entonces cuando entendimos quién era. Nos habían comentado que iban a contratar otro personal para que nos acompañe en la copa.

"¿Cómo te llamas?" preguntó Enzo con curiosidad.

"Julieta" respondió ella tranquilamente, con una voz suave pero firme.

Se sentó en uno de los asientos de adelante, manteniendo una actitud tímida pero también seca, sin dejar de ser amable. Sus ojos recorrían el paisaje fuera del micro.

En el camino, todo el equipo iba cantando, jodiendo y comiendo snacks.

"¿Te gusta viajar?" le pregunté a Julieta después de acercarme a donde estaba sentada en un momento de tranquilidad.

"Sí, me encanta. Aunque prefiero viajar por placer y no por trabajo" respondió Julieta con una risita

"Lo entiendo. Pero bueno, tenés la oportunidad de ver nuevos lugares y conocer gente interesante"

Julieta asintió. "Sí, supongo que tenés razón. Además, no todos los días uno tiene la oportunidad de viajar con la selección." dijo con una sonrisa

Durante el viaje, ella se durmió y yo intenté concentrarme en un libro, pero de vez en cuando la miraba.

Llegamos a Estados Unidos y al llegar al hotel, cada uno de los del equipo se fue a su respectivo cuarto. A ella le tocó estar en el mismo piso que nosotros. Era la tarde y teníamos unas horas libres y decidimos con los chicos ir a la pileta de hotel.

Al llegar a la pileta, vi a Julieta acostada en una reposera, con los auriculares puestos, sumergida en sus pensamientos. Una lágrima solitaria estaba en su cara y decidí acercarme

"¿Todo bien?" le pregunté con mi voz de preocupación.

Julieta, saliendo de sus pensamientos, asintió rápidamente. "Sí, todo bien" respondió, aunque su voz no sonaba convincente.

Me senté en la reposera al lado de ella. "Entiendo que estar acá puede ser un poco... complicado. Muchas emociones.." dije

Ella desvió la mirada, sin mucho interés en la conversación. Notando su falta de entusiasmo, sonreí amablemente. "Sorry, no te quiero seguir agobiando" dije con una risita.

Me levanté y me saqué la remera. Julieta me miró "disimuladamente" sonreí internamente. Me dirigí a la pileta y me metí en el agua, disfrutando del refrescante alivio.

Ella, sin más, volvió a concentrarse en su música.

Otros de los pibes llegaron corriendo de la nada y se tiraron de bomba a la pileta, uno tras otro, mojando bastante a Julieta y su celular. Al ver que su teléfono dejó de funcionar, se levantó de golpe.

Al ver que tenía su celular en la mano, los chicos dijeron "uhh" casi al unísono. Los miré. 

"Son re boludos, tengan cuidado." les dije

"No pasa nada" dijo Julieta, tratando de mantener la calma. "Lo voy a poner en arroz y espero a que prenda." Aunque se notaba un poco desanimada al ver que su teléfono no prendía, no dijo nada más. Sin más, agarró sus cosas y se fue, dejándonos en la pileta.

La seguí por si podía ayudar, fue al buffet y la vi pedir arroz para poner su celular. Los empleados del buffet se lo negaron, diciendo que no podían hacer eso. En ese momento, decidí acercarme. Al verme, los empleados me dibujaron una sonrisa y se pusieron a mi disposición.

Sin dudarlo, los del buffet le ofrecieron el arroz, mostrándose extremadamente amables. 

"No sabíamos que venías con los jugadores" se disculparon.

Mas tarde, golpearon la puerta del cuarto de Julieta. Al abrir, encontró a Julián, Enzo, De Paul y Lautaro Martínez, los mismos que habían saltado a la pileta. Atrás de ellos estábamos yo y Scaloni, mirándolos con una sonrisa.

"Perdón por lo de tu celular" dijeron en coro, con caras de arrepentimiento.

Julieta soltó una risita y les mostró su teléfono prendido. "Está bien, no le pasó nada" dijo. "Lo puse en arroz toda la tarde y todo listo." Los chicos rieron con alivio y la tensión se disipó.

Scaloni se acercó a ella diciendo "Perdona, son buenos pibes, pero son medio boludos". Julieta río ante lo dicho.

"¿No nos acompañas a comer?" dijo De Paul.

"Sería un placer" respondió Julieta.

Habían pedido pizza y estábamos en la habitación de Rodrigo, comiendo en la cama y riendo. Terminamos de comer y empezaron a hacerle preguntas a Julieta, lo cual me pareció lógico ya que no la conocíamos. Preguntaron de dónde era, cuánto tiempo llevaba cocinando, qué era lo que mejor sabía hacer de comer, entre otras cosas.

En un momento, Enzo Fernández preguntó si tenía pareja. Miró al suelo por un microsegundo y dijo que no.

"O sea que tenemos el camino libre" dijo Enzo con una sonrisa, a lo cual muchos del equipo rieron.

Julieta Cambió su tono de voz a uno más serio mirando hacía otro lado. "Yo no quiero a nadie ahora, quiero estar sola." suspiró "Me tengo que ir chicos, es tarde" dijo levantándose. "Gracias por la pizza" dijo antes de cerrar la puerta.

Inmediatamente después, lo miré a Enzo con una expresión seria. "Che Enzo, no daba" dije tarándole una almohada 

Enzo miro haciendo cara de perro mojado. "Bue... perdón che"

"Tratemos de no tocar ese tema" respondí, intentando suavizar la situación

Nos quedamos un rato más en la habitación, conversando sobre otros temas y disfrutando del resto de la noche. Decidimos darle su espacio a Julieta

Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora