15

70 5 0
                                    

Pasaron un par de días. Julieta ya se sentía mejor, aunque seguía saliendo con Diego. Nuestra relación seguía un poco tensa, y apenas hablábamos. Me dolía verla con él, pero trataba de mantenerme enfocado en mis entrenamientos y en el equipo.

Una noche, al volver de una reunión con los chicos, vi a Diego salir del cuarto de Julieta. Intenté ignorarlo y seguir caminando, pero él se acercó con esa sonrisa cínica

"¿Ya no saludas Emiliano?" preguntó, con tono burlón.

"No me interesa lo que hagas Diego" respondí, intentando mantener la calma.

Antes de que pudiera decir algo más, los chicos aparecieron y se acercaron a nosotros.

"¿Qué pasa acá?" preguntó De Paul, notando la tensión en el aire.

"Este pelotudo, nada más" dije señalando a Diego con la cabeza.

"Diego, vola de acá" dijo Enzo con su voz firme.

Diego soltó una carcajada. "¿En serio? ¿Me van a echar del hotel? Que feo eso"

"Te lo decimos en serio" dijo Tagliafico. "Si dependiera de nosotros, no sos bienvenido."

Diego nos miró a todos, su sonrisa ampliándose. "Qué tierno, el equipo de los valientes protectores"

"Callate Diego. Nadie quiere escucharte" dijo De Paul, su paciencia agotándose.

"¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer al respecto, De Paul? se burló Diego, su voz de sarcasmo. "Mejor preocúpense por su juego, muchachos. Parece que están más interesados en lo que hago con Julieta que en su propio entrenamiento."

"Estás cruzando una línea, Diego" advirtió Enzo.

"Qué grupo tan protector" dijo Diego, con su tono burlón intensificándose. "Pero no se preocupen chicos. Julieta está bien cuidada. Muy bien cuidada, de hecho. Lo lindo fue anoche" dijo Diego, mirando para arriba. "Nos dimos una merecida fiesta, si hubieran visto cómo gritaba."

"Dejá de hablar así de Julieta" dijo Enzo, apretando los puños.

Diego ignoró el comentario. "¿Ustedes se preguntaron alguna vez cómo se siente Julieta realmente cuando la tenés encima? Yo sí. Y la respuesta es, con mucho placer."

De Paul avanzó un paso, pero Tagliafico lo freno.

"¿Alguna vez vieron a Julieta perder completamente el control? Yo sí, y es una imagen que no te olvidas fácilmente"

"Diego, sos un imbécil" escupió Tagliafico, sus ojos llenos de furia.

Diego sonrió de manera maliciosa y se volvió hacia mí. "Emiliano te digo algo, Julieta se ve mucho mejor sin ropa, pero claro, eso vos no lo sabes."

"Dejá de hablar, mierda" respondí, tratando de controlarme para no romperle la cara.

Diego sonrió con arrogancia. "No sabes lo rico que es cogerse a Julieta. Es una mina muy obediente la verdad."

Las palabras de Diego fueron la gota que colmó el vaso. Sentí la furia arder adentro de mí, pero antes de que pudiera reaccionar, De Paul me agarró del brazo, reteniéndome.

"Tranquilo Dibu" murmuró De Paul. "Ni bola"

Respiré hondo, tratando de contener la bronca que tenía. "Diego, andate de acá. Y mantenete alejado de Julieta."

Diego levantó las manos en señal de rendición, pero la sonrisa nunca abandonó su cara. Justo cuando se giraba para irse, la puerta del cuarto de Julieta se abrió y salió ella.

"¿Qué pasó?" preguntó, notando la tensión en el aire.

Nadie respondió, manteniendo el silencio. Julieta miró a Diego y dijo, "Te olvidaste tu cargador."

Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora