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Me desperté con una sensación de desorientación, los parpadeos lentos permitieron que mis ojos se acostumbraran a la luz tenue de la habitación. Mi cuerpo se sentía pesado y débil, y el olor característico del hospital llenaba el aire. Miré alrededor, notando las paredes blancas y el equipo médico a mi lado. Mi atención se centró en Emi, que estaba en una silla al borde de la cama, su cabeza enterrada entre las sábanas, agarrando mi mano.

Intenté mover mi mano débilmente, y al hacerlo, Emi levantó la cabeza rápidamente. Sus ojos estaban enrojecidos y llenos de lágrimas. Me miró con una expresión de preocupación y alivio, y pude ver la angustia en su cara.

"Julieta, por favor, perdóname" dijo Emi con voz quebrada. "No sabía que estabas tan mal. No quise hacerte tanto daño, de verdad."

Sus palabras me llegaron profundamente, y pude ver lo genuino de su arrepentimiento. Quería responderle, pero mi voz no salía con claridad, solo un susurro ininteligible.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió y un médico entró con una actitud profesional pero amable. Se acercó a la cama y empezó a examinarme, revisando mis signos vitales y haciendo algunas preguntas.

"¿Cómo se siente?" preguntó el médico, mientras examinaba mi pulso.

"¿Qué pasa con ella?" preguntó Emi, con una voz cargada de preocupación sin dejarme responder la pregunta.

El médico me miró con una expresión tranquila. "Lo que está experimentando Julieta es resultado de un estrés intenso. No hay ninguna condición médica grave. Su cuerpo se debilitó debido a la falta de alimento y la presión emocional. Su cuerpo se debilitó hasta el punto de desmayarse."

Emi escuchó las palabras del médico y su cara mostró una mezcla de alivio y tristeza. Se inclinó hacia mí, apretando mi mano con más fuerza. "Lo siento tanto, Juli. No sabía que estaba tan mal. Te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para que esto no vuelva a pasar."

El médico asintió, dándole una sonrisa tranquilizadora. "Con un poco de cuidado y descanso, se recuperará pronto. Es importante que ella empiece a comer de nuevo y se mantenga en un ambiente relajado."

Emi asintió con determinación, mirando con preocupación hacia mí. "Gracias doctor."

El médico salió de la habitación, dejándonos a Emi y a mí solos nuevamente. Emi se inclinó sobre mí, susurrando suavemente. "Voy a estar acá con vos Juli. No quiero que pases por esto sola. Vamos a salir de esto juntos."

A pesar del malestar, sentí un leve consuelo en sus palabras. Su apoyo era lo que necesitaba para empezar a sanar, y saber que él estaba a mi lado me daba una pequeña chispa de esperanza en medio del dolor.

Mientras las enfermeras ajustaban algunos equipos y se preparaban para salir de la habitación, Emi y yo permanecíamos en silencio. Las enfermeras me dedicaron una sonrisa tranquila antes de irse, prometiendo regresar con algo de comida y las vitaminas que ahora debía tomar para recuperarme. Cuando la puerta se cerró atrás de ellas, me volví lentamente hacia Emi, reuniendo la poca energía que me quedaba para hablar.

"¿Qué pasó exactamente?" pregunté con voz débil, sintiendo que las palabras apenas salían de mis labios.

Emi se acercó un poco más, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y alivio. "Te descompensaste, Juli. No sabía que habías estado vomitando todo lo que intentabas comer... Te vi una vez, pero pensé que era algo aislado, no me di cuenta de lo mal que estabas. Cuando te desmayaste, te traje al hospital."

Me sentí abrumada por sus palabras, recordando los días de malestar, la incapacidad de comer y el peso del estrés que había llevado encima. Había intentado mantener todo bajo control, pero mi cuerpo simplemente se rindió. Me costaba entender cómo había llegado a este punto, cómo todo se había desmoronado tan rápido.

Emi agarró mi mano de nuevo, su agarre firme y reconfortante. "Julieta, lamento tanto haberte hecho pasar por esto" dijo, su voz llena de remordimiento. "No quería que llegaras a este extremo" Hizo una pausa. "Hablé con Enzo por teléfono..."

Al escuchar el nombre de Enzo, un nudo se formó en mi estómago, pero Emi continuó, su tono serio pero calmado. "Él asumió toda la culpa, me contó cómo fue realmente. Me explicó que fue él quien te besó, y que no quiso que las cosas llegaran tan lejos. Me dijo que se arrepiente profundamente y que lamenta haber creado esta situación. Aunque me va a costar volver a confiar en él ciegamente, sé que todo va a estar bien con el tiempo. No quiero que te preocupes más por eso"

Mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, no solo por la culpa que seguía sintiendo, sino también por el alivio de saber que Emi estaba dispuesto a trabajar para superar esto. "Emi... yo... lo siento tanto. No quería que todo esto pase. Solamente quiero que estemos bien."

Emi asintió, acercándose un poco más para mirarme a los ojos. "Yo también quiero estar bien con vos Juli, te llegaba a pasar algo y yo me iba a morir." suspiró. "Lo importante ahora es que te recuperes Juli. Todo lo demás lo podemos resolver con tiempo, pero primero necesito que te pongas bien. No quiero volver a verte así."

Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora