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La tarde avanzaba lentamente, y todavía no había hablado con Julieta desde nuestra discusión. Los chicos me dijeron que habrían con ella. De Paul, Enzo, y Tagliafico se acercaron a mí después de unas horas.

"Che Emi, hablamos con Julieta" dijo De Paul. "Va a quedarse, pero va a seguir viendo a Diego."

"¿Qué?" pregunté, sintiendo un nudo en el estómago. "¿Va a estar con ese tipo?"

"Sí, pero por lo menos no se va" añadió Enzo. "Es un paso, aunque no sea el ideal."

"¿Y por qué sigue con él?" pregunté, frustrado. "No puedo entenderlo."

"Es complicado" dijo Tagliafico. "Ella le cree"

Suspiré, sintiéndome un poco aliviado, aunque aún preocupado. "Gracias chicos" respondí, tratando de procesar la información.

El día pasó con tranquilidad, pero me notaba más callado de lo habitual. Durante el entrenamiento, hice todo lo posible por mantener la concentración, aunque mis pensamientos volvían una y otra vez a Julieta.

"Dibu, ¿Todo Bien?" preguntó Scaloni, acercándose a mí después de un ejercicio. "Parece que estas distraído."

"Estoy bien, es que...muchas cosas en la cabeza" respondí, intentando estar tranquilo

"Entiendo, pero necesito que estés concentrado" dijo Scaloni, con una mirada firme pero comprensiva.

Asentí, decidido a no dejar que mis problemas personales afectaran mi rendimiento en el campo.

llegando al hotel, vi a Julieta y Diego saliendo juntos. Mi corazón se apretó al verlos de la mano, y noté a los paparazis esperando afuera.

Julieta intentó evitarlos, pero Diego la agarró de la cintura y la besó a la fuerza frente a las cámaras. Ella lo empujó, claramente incómoda.

"Diego, no" dijo ella, tratando de alejarse.

"Dale, no seas ortiva" insistió Diego, agarrándola más fuerte

No pude soportarlo más. Fui a ellos, abriéndome paso entre las cámaras.

"¡Dejen pasar!" grité, agarrando a Julieta y ayudándola a entrar de nuevo al hotel. Diego se quedó ahí robando cámara.

Una vez adentro, Julieta me miró seria.

"Gracias" dijo sin mirarme directamente. Se dio la vuelta y se fue rápidamente.

Más tarde, en mi cuarto, estaba jugando al truco con los chicos, contándoles lo que había pasado con Julieta y Diego.

"Es un pelotudo" dijo Tagliafico.

"Lo peor es lo que dijo después" comentó Enzo mostrando su teléfono. "Miren esto."

En la pantalla, un video mostraba a Diego respondiendo preguntas de los paparazis.

"Yo estoy con Julieta y el Dibu podrá ser buen arquero, pero no me llega a la punta de los pies para estar con Juli" decía en el video.

"¿Qué?" exclamé, sintiendo el enojo volver. "¿Dijo eso?"

"Sí, y las redes ya están explotando" añadió De Paul.

"No podemos dejar que ese boludo manipule la situación así." dijo Enzo

"Por ahora, hay que estar tranquilos y concentrarnos en el próximo partido" dijo Tagliafico. "No podemos dejar que esto nos distraiga."

Asentí, sabiendo que tenía razón. Pero en mi interior, la rabia y la preocupación seguían creciendo. Esta situación estaba lejos de terminar, y tendría que encontrar una manera de proteger a Julieta y de lidiar con Diego.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir, mi mente seguía dando vueltas. La frustración y la preocupación no me dejaban en paz. Estaba decidido a hacer algo, pero no sabía exactamente qué.

Al amanecer, me desperté con una sensación de pesadez. El entrenamiento iba a ser una distracción bienvenida. Durante el desayuno, traté de mantener la conversación ligera con los chicos, pero noté que todos estaban conscientes de la tensión que envolvía el grupo.

En el entrenamiento, Scaloni seguía observándome con atención.

"Dibu, parece que mejoraste hoy tu concentración" comentó Scaloni mientras me hacía una señal de aprobación.

"Estoy tratando" respondí, tratando de parecer más positivo de lo que realmente me sentía.

A medida que avanzaba el día, traté de distraerme con el entrenamiento y con los preparativos para el próximo partido. Sin embargo, mi mente volvía una y otra vez a Julieta y Diego. Me preocupaba que ella no viera la verdad atrás de las promesas de Diego.

Por la tarde, después del entrenamiento, decidí ir al gimnasio del hotel para liberar un poco de tensión. ahí, me encontré con Enzo y De Paul.

"¿Cómo te sentís Dibu?" preguntó Enzo, mientras hacíamos ejercicio los dos.

"Un poco mejor, creo" respondí. "Pero sigo preocupado por Julieta."

"Es entendible" dijo De Paul. "No es fácil ver a alguien que te importa metido en una situación como esa."

"Sí, pero tengo que hacer algo" respondí, deteniéndome un momento para tomar aire. "No puedo quedarme de brazos cruzados, voy a estar atento para romperle la cara cuando Julieta vuelva a darse cuenta de la persona que tiene al lado."

Más tarde, al salir del gimnasio, nos fuimos a la entrada del hotel para tomar un poco de aire. Justo cuando llegábamos a la puerta, vimos a Julieta y Diego en la vereda, en medio de una fuerte discusión. Los chicos y yo nos frenamos para observar desde una distancia prudente.

"¿Qué crees que está pasando?" preguntó Enzo

"No sé, pero no parece nada bueno" respondió De Paul, con preocupación.

Julieta estaba claramente molesta, gesticulando con las manos mientras hablaba. Diego, por otro lado, parecía despreocupado, con una sonrisa arrogante en su cara.

"No puedo seguir así Diego" escuchamos a Julieta. "Me prometiste que ibas a cambiar, pero todo sigue igual."

"Juli, estás exagerando" respondió Diego, tratando de agarrar su brazo. "No es para tanto."

"¡Sí es para tanto!" dijo ella, alejándolo. "No puedo seguir viviendo con miedo de lo que vas a hacer o decir."

En ese momento, Diego hizo algo que encendió aún más mi enojo. Agarró a Julieta por el brazo con fuerza. Justo cuando estaba a punto de intervenir, Julieta nos vio y luego Diego también, soltándola de inmediato.

"Esto no terminó" le dijo Diego antes de alejarse.

Julieta, con los ojos llenos de lágrimas, nos miró rápidamente y paso de largo de nosotros entrando al hotel sin decir una palabra. Quise ir a buscar a Diego, pero los chicos me frenaron.

"Emi no" dijo Enzo, agarrándome del brazo. "No lo empeores."

"Déjalo" añadió De Paul, interponiéndose. "No vale la pena."

"¿Cómo que no vale la pena? ¡¿Ustedes lo vieron?!" exclamé, sintiendo la rabia crecer adentro mío

"Sabemos que es difícil, pero tenés que pensar con la cabeza fría" dijo Tagliafico, tratando de calmarme. "No podés resolver esto a las trompadas."

Respiré hondo, intentando controlarme. Miré hacia la puerta por donde Julieta había desaparecido y después a Diego, quien se alejaba con esa sonrisa arrogante.

"Tienen razón" dije finalmente, bajando la cabeza. "Pero no puedo quedarme de brazos cruzados."

"No lo vas a hacer" respondió Enzo. "Pero necesitamos una estrategia, no violencia. Julieta necesita saber que estas acá para ella."

Asentí, sabiendo que tenía razón, aunque todavía me costaba contener la rabia. "Vamos adentro" dije finalmente.

Volvimos al hotel, pero mi mente seguía dándole vueltas a lo que había visto. Sabía que la situación estaba lejos de resolverse y que iba a tener que encontrar una manera de proteger a Julieta sin empeorar las cosas.

Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora