El día siguiente empezó con la emoción palpable en el aire. Emi y Julieta se despertaron temprano, sabiendo que hoy iban a empezar su nueva vida juntos en Reino Unido. Mientras desayunaban, hablaban de los planes para el día y de lo que los esperaba en su nuevo hogar.
Después de un largo vuelo, finalmente llegamos al Reino Unido. Mientras manejaba a la casa desde el aeropuerto, podía sentir la emoción de Julieta creciendo. Era la primera vez que venía a mi casa, y quería que se sintiera bienvenida y cómoda.
"Es un barrio cerrado, tranquilo y seguro" le dije mientras nos acercábamos a la entrada del barrio. Ella miraba por la ventana, fascinada por los amplios jardines y las casas elegantes.
Cuando llegamos a mi casa, le abrí la puerta y la ayudé a bajar del coche. "Bienvenida a tu nuevo hogar" dije con una sonrisa, agarrándola de la mano mientras la guiaba hacia la entrada.
"Es enorme Emi" dijo ella, con los ojos bien abiertos mientras observaba la casa desde afuera. "No puedo creer que voy a vivir acá con vos."
Abrí la puerta y la dejé entrar primero. Julieta caminó lentamente, tomando todo a su alrededor: el espacioso salón, los ventanales que dejaban entrar la luz natural, la cocina moderna al fondo. Se veía feliz y un poco abrumada al mismo tiempo.
"Te va a encantar el cuarto" le dije, agarrándola de la mano y guiándola por las escaleras a el segundo piso. "Es el mejor lugar de la casa."
Cuando llegamos a la habitación, abrí la puerta y la dejé entrar. El cuarto era amplio, con una gran cama en el centro, un vestidor, y una vista impresionante del patío desde la ventana.
"¡Es hermoso Emi!" exclamó ella, girando para mirarme con una gran sonrisa. "No puedo creer que vamos a vivir juntos acá."
La abracé desde atrás, apoyando mi cabeza en su hombro. "Estoy tan feliz de que estés acá conmigo, Juli."
Pasamos el día desempacando nuestras cosas y acomodándolas en el cuarto. Cada tanto nos distraíamos, charlando y riendo mientras descubríamos dónde poner cada cosa. A veces, simplemente nos sentábamos en la cama, mirándonos y hablando sobre lo que sería nuestra vida juntos en este lugar.
En un momento, mientras estábamos sentados en el suelo, organizando algunas cajas, me incliné hacia ella y le di un beso. "Gracias por estar acá conmigo" le dije, mirándola a los ojos.
"Gracias a vos por traerme" respondió ella, sonriendo y acariciando mi rostro. "Vamos a ser muy felices acá, lo sé."
El resto del día pasó volando, entre risas, juegos y muchas promesas de lo que estaba por venir. Estábamos comenzando una nueva etapa juntos, y no podía estar más feliz de tenerla al lado mío.
Pasaron varios días desde que nos instalamos en casa, y la vida en el Reino Unido empezó a tomar forma. Nos despertábamos cada mañana en nuestra cómoda cama, con la luz suave entrando por la ventana, y lo primero que hacía era darle un beso a Julieta, agradeciendo en silencio por tenerla al lado mío.
Nos adaptamos rápidamente a esta nueva rutina. Algunos días los pasábamos en casa, disfrutando de nuestra compañía. Jugábamos videojuegos en la sala, riéndonos a carcajadas cada vez que uno de nosotros perdía. A veces, Julieta insistía en jugar al FIFA, y aunque no era tan buena, me encantaba ver cómo se emocionaba cuando lograba meter un gol, celebrando como si fuera un partido real.
Otros días, salíamos a pasear por la ciudad. Recorríamos las calles de Londres, visitando lugares emblemáticos y descubriendo rincones escondidos que solo los locales conocen. Caminábamos de la mano, disfrutando del clima fresco y de la sensación de estar en un lugar nuevo, juntos. A menudo, tomábamos un café en algún pequeño café, charlando sobre cualquier cosa, desde nuestras familias hasta nuestros planes para el futuro.
Los medios empezaron a fijarse en nosotros. Nos sacaban fotos paseando por la ciudad o en algún restaurante. Las revistas y los programas de televisión comentaban sobre nuestra relación, admirando lo bien que nos veíamos juntos. "Una pareja de ensueño" decían algunos titulares, y aunque no buscábamos la atención, era lindo saber que la gente veía lo felices que éramos.
En casa, todo era tranquilidad. Nos sentíamos cómodos en nuestra burbuja, lejos de las presiones y expectativas externas. A veces, simplemente nos quedábamos en el sillón, abrazados, mirando alguna película o serie. Otras veces, cocinábamos juntos, experimentando con nuevas recetas y disfrutando de la simplicidad de esos momentos.
Nuestra vida en el Reino Unido se había convertido en una rutina placentera y armoniosa. Estábamos construyendo algo sólido, algo que ambos valorábamos profundamente. Y aunque sabíamos que la vida no siempre sería tan fácil, en esos días todo parecía estar en su lugar, como si el universo nos hubiera dado un respiro, permitiéndonos disfrutar de nuestra felicidad sin interrupciones.
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Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y Fútbol
FanfictionJulieta, una joven asistente de cocina, comienza a trabajar para la selección argentina de fútbol durante la copa américa 2024. Ocultándose de un pasado que la atormenta, en todo este trayecto, aparecerá Emiliano "Dibu" Martinez a acompañarla y a br...