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El sol empezaba a bajar, tiñendo el cielo con tonos anaranjados mientras finalizábamos otro día de entrenamiento. El ambiente estaba más relajado y algunos de los chicos decidieron quedarse en el campo para practicar tiros libres. Sin embargo, mi mente seguía ocupada con lo que había pasado con Julieta.

En lugar de ir directamente a mi habitación, decidí dar un paseo por los jardines del hotel. Quería despejarme, pero también esperaba encontrarme con Julieta para intentar hablar con ella de nuevo. Mientras caminaba, vi una figura familiar sentada en un banco, sollozando en silencio. Era Julieta.

Me acerqué lentamente. "Julieta" dije en voz baja, tomando asiento a su lado.

Ella levantó la vista, sus ojos enrojecidos y llenos de lágrimas. "Emiliano" susurró, tratando de limpiar sus lágrimas rápidamente. "Perdoname por lo de antes, soy una basura"

"No, no es así, tranquila" le respondí con suavidad. "Solamente quiero saber si esta todo bien."

Julieta sacudió la cabeza. "No es tu culpa. Me siento mal, pero no es por vos. Estuve abrumada con todo."

"¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?" pregunté, con sincera preocupación.

Ella suspiró profundamente. "No hay nada concreto. Es que... es este nuevo trabajo. Es más difícil de lo que pensé."

Podía ver que había más en su respuesta, pero decidí no presionarla.

"Entiendo, si necesitas un respiro o alguien con quien hablar, estoy acá"

Julieta me miró y asintió, con una pequeña sonrisa. "Gracias, Emiliano. En serio, significa mucho para mí."

Nos quedamos en silencio un momento, solo escuchando el sonido de la brisa y el canto de los pájaros.

"¿Quieres caminar un poco?" le propuse, intentando cambiar el ambiente.

"Sí, me vendría bien" respondió ella, levantándose del banco.

Caminamos por los jardines, hablando de cosas triviales. Poco a poco, vi cómo se relajaba y empezaba a sonreír más naturalmente. Era evidente que necesitaba distraerse.

Esa noche, después de cenar, decidí unirme a los chicos en una de las salas del hotel. El ambiente estaba lleno de risas y jodas, lo que me ayudó a despejar la mente un poco.

Al día siguiente, durante el desayuno, noté que Julieta parecía más animada, aunque todavía había una sombra de preocupación en sus ojos. Me acerqué a ella y le pregunté si quería unirse a nosotros después del entrenamiento para un juego de cartas. Ella aceptó con una sonrisa, y eso me hizo sentir un poco más aliviado.

Después del entrenamiento, algunos de los chicos y yo nos reunimos en la sala de juegos del hotel. Julieta se unió a nosotros, y su risa, aunque tímida al principio, se volvió más genuina a medida que pasaba el tiempo. Todos estábamos disfrutando del momento y sobre todo, ver a Julieta más animada era un gran alivio para mí.

"Julieta, sos buena ¿eeh?" bromeó De Paul mientras ella ganaba otra mano de cartas.

"Debo admitir que sí" respondió ella, sonriendo.

Paredes, que estaba sentado al lado de Julieta, decidió jugar un poco. "Bueno Julieta, ya que sos la reina de las cartas ¿Qué tal si apostamos algo más interesante?"

Julieta levantó una ceja, intrigada "¿Como qué?"

"Como... el que pierda esta ronda tiene que contar un secreto" sugirió Paredes, guiñándole un ojo.

Ella rió. "Está bien, acepto el desafío."

Empezamos la nueva ronda y todos estábamos concentrados, pero no pude evitar notar cómo Paredes y De Paul estaban jodiendo más de lo habitual con Julieta

"Che Dibu" dijo De Paul con una sonrisa pícara. "¿No te molesta que te robemos un rato a Julieta?"

"Para nada" respondí, intentando sonar despreocupado.

En un momento, Paredes se inclinó hacia Julieta, susurrándole algo al oído que la hizo reír de nuevo. Esa cercanía me hizo sentir un poco incómodo.

"¿Qué le dijiste?" pregunté, tratando de mantener la voz casual.

Paredes se echó a reír. "Nada, Dibu, solo le di un consejo de juego."

Julieta me miró y sonrió. "Sí Emiliano, solamente un consejo. Nada de qué preocuparse."

Intenté sonreír de vuelta, pero no podía evitar la sensación de molestia. Estaba claro que estos boludos estaban disfrutando de ponerme celoso aunque sabía que era en joda.

La ronda continuó y, para mi sorpresa, Julieta volvió a ganar. Todos aplaudimos y reímos

"Bueno, parece que Paredes va a tener que contar un secreto" dijo De Paul, riendo.

Paredes suspiró dramáticamente. "Está bien, está bien. Un secreto, eh..." Se quedó pensativo por un momento antes de hablar. "Cuando era chico, le tenía miedo a los perros chiquitos"

Todos estallamos en risas, incluso yo. La confesión alivió la tensión que sentía y me hizo darme cuenta de lo boludo que estaba siendo. Los chicos solamente estaban boludeando, y Julieta estaba sonriendo, que era lo más importante.

La conversación se desvió hacia otros temas, pero los chicos no dejaron de joder con Julieta.

"Che Juli" dijo Tagliafico, acercándose con una sonrisa traviesa. "¿Por qué no jugamos a verdad o reto?"

Julieta rió. "¿Posta? ¿Verdad o Reto?"

"Sí, pero con un giro" continuó Tagliafico. "Si elegís verdad, tenés que responder algo sobre alguien acá. Si elegís desafío, tenés que hacer algo con uno de nosotros."

Julieta aceptó, animada por la idea. Los chicos empezaron a decir preguntas y retos, entre todos, hasta que le tocó a Juli

"Verdad o Reto, Julieta" dijo De Paul, frotándose las manos con malicia.

"Reto" respondió ella, confiada.

"Tenés que darle un beso en el cachete a uno de nosotros" dijo De Paul, guiñándole un ojo.

Julieta se sonrojó, pero aceptó el reto. "Está bien, ¿a quién?"

"Elegí vos" dijo Paredes, sonriendo.

Julieta miró alrededor y, antes de que pudiera decidir, los chicos empezaron a decir sus boludeses. "Elegí al Dibu" dijo Cuti, riéndose.

"No, no, que elija a alguien que no le guste llenarse de comida" dijo De Paul para después reírse

Julieta, riendo, decidió darle un beso en el cachete a Paredes, que estaba sentado al lado de ella. La sala estalló en aplausos y silbidos, mientras yo trataba de mantener una sonrisa. La situación me ponía un poco celoso, aunque no sé bien por qué.

"Che, Dibu, parece que te quedaste con las ganas" dijo De Paul, dándome un codazo.

"Dibu, ¿no te animas a pedir tu turno?" agregó Paredes, riendo.

"Déjense de joder" respondí, sacudiendo la cabeza.

La noche continuó con más risas y desafíos, y aunque los chicos seguían boludeando, Julieta parecía no darse cuenta de que estaban tratando de ponerme celoso. Finalmente, la sesión de juegos llegó a su fin y nos dirigimos a nuestras habitaciones.

Antes de irme, me acerqué a Julieta. "¿La pasaste bien?" le pregunté.

"Sí, mucho" respondió ella con una sonrisa sincera. "Gracias por invitarme Emi."

"Me alegra que te hayas divertido" le dije. "Si necesitas algo, ya sabes."

Ella asintió, sus ojos mostrando un destello de gratitud. "Gracias Emi. De verdad."

La acompañé hasta la puerta de su habitación y antes de irme, me giré para mirarla una vez más. "Que descanses, Juli."

"Vos también, Emi" respondió ella, con una sonrisa que me dejó sintiéndome un poco más tranquilo.

Al regresar a mi habitación, no pude evitar reflexionar sobre lo que paso. Creo que hay algo en mí que ella despierta y no sé cómo explicarlo.

Más Allá del Arco: Una Historia de Amor y FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora