Charlotte Morningstar, la futura gobernante del Infierno, se une a algunos de sus amigos en un intento desesperado por detener el Exterminio que azota su reino periódicamente. El Hotel, creado para redimir a los pecadores, podría ser su última esper...
Alastor, después de una búsqueda exhaustiva, finalmente se presentó en el lugar donde tenían a Charlie cautiva. La encontró en un estado preocupante, aparentemente drogada y a punto de ser abusada por dos demonios. Sin dudarlo, se interpuso antes de que pudieran siquiera tocarla.
Charlie, con la mirada perdida y en trance, se abalanzó hacia él y lo abrazó. Alastor la acogió, poniendo una mano en su cabeza y acariciándola con ternura.
-Dulzura, veo que llegue a tiempo (Susurró, aliviado).
La mirada de Charlie estaba vacía, pero aun así se acercó a él y besó su mejilla.
(Suspiró) -Mi pobre Charlotte, ¿Qué te hicieron?
Alastor la examinó rápidamente para asegurarse de que no estuviera herida. Sin embargo, algo más lo sorprendió: el atuendo que le habían impuesto. Estaba furioso por la forma en que la habían vestido y lo que intentaban hacer con ella.
(Uno de los demonios, molesto por la intromisión, intervino) -Oye, desgraciado. Pagamos mucho por ese manjar. ¿Por qué tocas lo que no es tuyo?
(Alastor, de espaldas y con una sonrisa siniestra, respondió) -Porque, querido amigo, hay cosas que no se pueden comprar con simple dinero. Y esta es una de ellas.
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(Alastor giró su cabeza completamente, como si fuera un búho) -Soy el Demonio de la Radio... (Los demonios se sobresaltaron al escuchar eso) ...y ustedes, caballeros, son los que intentaron tocar lo que no les pertenece. (Sonrió macabramente y envió a Umbra a liquidarlos en un instante; estaba tan disgustado que no tenía ni ganas de lidiar con esas escorias).
(Volvió su vista a Charlie, que aún lo abrazaba, parecía confundida. La miró con preocupación.) -Querida, dame un momento... (Dijo, retirando su saco y colocándoselo a Charlie) No puedo permitir que te vean de esta manera.
La levantó en brazos, protegiéndola. Charlie comenzó a jugando con la corbata de moño de Alastor, terminó por sacársela y depositar un pequeño beso en su cuello.
(Con un dedo levantó del mentón a Charlie, para que lo mirara) -Dulzura, necesito que vuelvas y te concentres. (Charlie se zafó del agarre y besó su dedo. Alastor suspiró y alejó su mano) Como me complicas la vida, Charlotte...
§ Narrador.
Valentino permanecía en su oficina, recostado en un sofá de terciopelo rojo, el humo de su habano danzaba en el aire. Su mirada estaba fija en la pantalla de su celular, donde se carcajeaba ante algunos videos grotescos que circulaban en las redes infernales. El demonio de la lujuria, parecía ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor.
