Charlotte Morningstar, la futura gobernante del Infierno, se une a algunos de sus amigos en un intento desesperado por detener el Exterminio que azota su reino periódicamente. El Hotel, creado para redimir a los pecadores, podría ser su última esper...
Charlie estaba en su oficina, rodeada de montones de papeleo que parecían multiplicarse con cada minuto que pasaba. Con un suspiro profundo, dejó caer la pluma y se inclinó en el respaldo de su silla, cerrando los ojos por un momento. Exhaló lentamente, como si con ese aliento pudiera liberar todas las tensiones acumuladas del día.
Alastor, siempre presente y vigilante, estaba sentado en el sofá cercano. Sus ojos rojos recorrían algunos archivos que Charlie debía firmar. De vez en cuando, levantaba la vista para observarla, su sonrisa se dibujó aún más en su rostro al verla tan agotada.
Charlie abrió los ojos y lo miró, encontrando en su mirada un destello de apoyo silencioso. A pesar de sus diferencias, en momentos como ese, sentía que no estaba sola.
(Ella soltó otro suspiro) -Ha~, que agotador... Estamos con mucho trabajo (Su voz reflejaba el cansancio acumulado de los últimos días).
(Alastor, sin levantar la vista de los papeles, respondió con despreocupación) -No lo había notado hasta que lo mencionaste, querida.
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(Charlie lo observó con una mezcla de frustración y exasperación) -No te hagas el gracioso, Alastor. Al menos la entrevista salió de maravilla, pero hoy estaré repleta de trabajo. (Mientras hablaba, mordía sus uñas, un hábito que revelaba su nerviosismo) Ya preparé los nuevos formularios, pero temo que no sean suficientes.
(Aún concentrado en los documentos, respondió con calma) -Olvidé mencionarlo, pero Angel y Husk se encargarán de los posibles nuevos residentes.
(Charlie frunció el ceño, mostrando su descontento) -Pero, yo siempre me encargué de los residentes nuevos.
(Alastor levantó la vista por un momento, su expresión se suavizó ligeramente) -Charlotte, no estaré presente. No sabemos quién podría venir, o incluso podrían atacarte. Tú solo permanecerás en tu oficina, ya tienes bastante trabajo aquí. (Sonrió con malicia) No seas avariciosa.
(Charlie resopló, dejando escapar un suspiro de frustración) -El cielo sí que nos está explotando con el papeleo de los redimidos, y para colmo tú quieres adelantar todo en un solo día.
(Alastor, de nuevo, sin apartar la mirada de los papeles. Respondió con su tono característico) -Es para que tengas menos trabajo mientras no estoy, my dear. (Miró su reloj de bolsillo y añadió con una sonrisa burlona) Se terminó tu tiempo de descanso, continúa así terminamos rápido, y te doy un caramelo por tu ardua labor.
Umbra se deslizó silenciosamente hasta el oído de Alastor, murmurando como siempre lo hacía.
(Se levantó con elegancia y le entregó los archivos a Charlie) -Dulzura, debo retirarme. Al parecer van a adelantar la junta de Overlords. Y al estar yo implicado en el asunto de los redimidos, mi presencia fue particularmente solicitada. No me gusta ser impuntual, así que me retiraré.
