Capitulo 22

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Andrey

Esquivo el puñetazo que me lanza y me doy la vuelta para darle una patada en las costillas. Se encorva con el golpe y lo arrojo al suelo con un puñetazo en la mejilla. Desde el suelo, me intenta derribar agarrándome los pies, pero me levanto de nuevo y le suelto una patada en el abdomen que lo hace encogerse. Se endereza rápidamente y lanza otro puñetazo, que me llena la boca de sangre. Aprovecha mi aturdimiento e intenta otro golpe, pero logro agarrarle la muñeca, lo atraigo hacia mí y le doy un rodillazo en el pecho.

—¿Sabes qué quiero? —digo mientras le doy otro golpe con la rodilla en la cara, y comienzo a asfixiarlo—. Matarte, maldito hijo de puta.

La ira me ciega mientras estoy sobre él, siento el enojo como lava en mis venas. Le doy cinco puñetazos en la cara antes de apuntar con el cañón de una pistola entre sus cejas, listo para acabarlo. Pongo el dedo en el gatillo y mi intento se ve interrumpido cuando un brazo me rodea el cuello y me retuercen la muñeca, haciéndome soltar el arma, mientras otros dos hombres ayudan a Francesco.

No entiendo qué diablos estaba haciendo mi esposa con él. Pero la manera en que están vestidos lo dice todo.

—Ya basta, hermano —escucho la voz de Alexander.

—Я хочу убить его, брат —gruño.

—У тебя будет шанс, но не сейчас.

Alexander toma mi arma y mira a Francesco Moretti.

—Espero que esto no salga de aquí —dice con una sonrisa amenazante—. O tendremos problemas, Moretti.

Francesco se libera de los hombres y me dirige una mirada desafiante.

—Esto no quedará así, Andrey Nikolaev —declara mientras sus ojos se posan en mi esposa—. Y para que sepas, ya me acosté con ella una vez y no volveré a hacerlo, así que estate tranquilo.

Aprieto el puño con furia contenida mientras Francesco y sus hombres abandonan el baño. Valentina me observa con pesar y sacude la cabeza en señal de desaprobación. Ella entrega el vestido a su hermana y sigue a Francesco fuera del baño.

Miro a Anabella con atención, notando las lágrimas que llenan sus ojos.

—La fiesta termino —ordeno mi hermano—. Arreglen sus ropas y salgan a despedir a sus malditos invitados.

Él sale del baño. Anabella permanece en silencio. En un intento por romper el hielo, la observo, esperando que hable. Finalmente, entra al baño y regresa después de unos minutos con otro vestido puesto.

—¿No vas a decir nada? —pregunto, sintiendo la urgencia de entender lo que está sucediendo.

Ella se acerca al tocador y se limpia la cara con gestos rápidos y nerviosos.

—Háblame, Anabella —insisto, acercándome a ella.

—Así es como empieza nuestro matrimonio, Andrey Nikolaev —responde con voz entrecortada.

Me acerco aún más, buscando sus ojos.

—¿Te acostaste con Francesco?

Sus ojos se encuentran con los míos.

—Sí, lo hice. Pero fue antes de conocerte. Después de ti, nunca más estuve con nadie —susurra, como si cada palabra le costara un esfuerzo inmenso.

La miro fijamente, buscando una señal de mentira pero no la veo.

Le creo. Maldita sea.

Salimos del baño. Francesco ya no está por ningún lado, ni siquiera la hermana de Anabella. Nos despedimos de todos con la excusa de que Anabella se siente mal. Veo la maldita pregunta de "¿qué sucedió?" en los ojos de todos, pero los ignoro con frialdad.

Mafia And Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora