capitulo 25

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Anabella

Andrey se fue a la cocina mientras yo me daba otra ducha rápida, justo después de que él volviera a correrse dentro de mí. Cuando entré en la cocina diez minutos más tarde, la mayoría del clan Nikolaev ya estaba allí. Solo faltaba Anthony. Andrey estaba al lado de Khristeen, quien preparaba panqueques, y probablemente él estaba robando la mitad de los que ella hacía antes de que llegaran al plato.

Al cruzar el umbral, sentí como si todas las miradas se posaran sobre mí. Me sonrojé de inmediato. Aunque antes no me importaba estar aquí, ahora, como parte de la familia, se sentía diferente, casi surrealista. Alexander, que estaba sentado al final de la mesa, levantó una ceja hacia Andrey, quien solo sonrió de esa manera arrogante y despreocupada que tanto lo caracterizaba.

Mis mejillas palpitaban ferozmente, y aunque intenté mantener la compostura, apenas logré murmurar un rápido "buenos días" mientras me apresuraba a situarme al lado de Andrey. Sentí su brazo fuerte envolver mi cintura, y luego, de repente, presionó un beso suave en mi garganta.

-Buen día, esposa -murmuró con una sonrisa divertida, su tono bajo y provocador.

-Buen día -le respondí, intentando mantener la calma mientras mi corazón seguía acelerado. Su cercanía siempre lograba desarmarme.

Khristeen soltó una risita mientras volteaba los panqueques en la sartén, claramente divertida por nuestra pequeña interacción.

-¿Alguien quiere más café? -preguntó, ignorando la tensión ligera en el aire.

El bullicio de la cocina volvió a su curso normal, con Alexander discutiendo algo con Alice y Khristeen tarareando una melodía tranquila mientras cocinaba. Aunque el momento incómodo había pasado, sabía que aún tenía que acostumbrarme a ser parte de esta familia.

Andrey, sin embargo, me mantuvo cerca, sus labios rozando mi oreja.

-Deberíamos hacer esto más seguido, ¿no crees?

Me giré para mirarlo, con una sonrisa nerviosa pero divertida.

-¿A qué te refieres exactamente? ¿A los desayunos o a hacerme sonrojar frente a todos?

-A ambas cosas -respondió, con ese brillo travieso en sus ojos.

Después del desayuno, los hombres se van a trabajar, y nosotras, tras un breve intercambio de palabras, decidimos ir a la piscina. El calor matutino ya comienza a intensificarse, así que el agua nos llama a todas.

Voy a mi habitación y agarro un traje de baño: un sexy conjunto de dos piezas, color negro, que resalta mi piel bronceada. Me miro en el espejo un momento, dudando si es apropiado, pero finalmente lo cubro con una suave toalla blanca, ajustándola bien alrededor de mi cuerpo antes de dirigirme al exterior.

Al salir, me golpea la inmensidad del jardín trasero de la mansión Nikolaev. Se siente extraño caminar por la propiedad como si fuera mi hogar. La piscina brilla a lo lejos, rodeada de tumbonas y sombrillas elegantes. Me tomará tiempo acostumbrarme a este entorno lujoso.

La risa y los gritos de alegría llegan desde la piscina. Khristeen me saluda con la mano desde una tumbona. Ella, como las otras chicas, está tumbada bajo el sol, luciendo radiante.

Me dirigí hacia ellas, sintiendo la brisa fresca en mi piel. Hope estaba sentada en la silla de Khristeen, hojeando un libro ilustrado. Alice sostenía a Viktor en brazos, quien reía con cada movimiento, mientras Mariya vigilaba a mi hijo, que, tambaleándose, intentaba dar sus primeros pasos. Era un espectáculo adorable, ver cómo se animaba a caminar.

Me dejé caer en una silla libre, manteniendo la toalla alrededor de mi cuerpo, buscando un poco de protección contra el sol.

-¿Estás bien? -pregunta Khristeen, notando mi llegada y la expresión pensativa en mi rostro.

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