4. Refugio

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Izuku no hablo nada durante el camino, sabia como ocultar bajo una mascará de frialdad su verdadero sentir, pero eso no engañaba a su cabeza ¿Por qué su "padre" quien había vendido a su madre y a ellos a cambio del pago de una deuda mortal quería dar con él?

Hisashi nunca se preocupó realmente por su familia, a pesar de los años y el dolor en su corazón y su mente aún están muy vivos los recuerdos de su hermano gemelo Yami y de su madre, con sonrisas juegos y bromas, pero Hisashi siempre fue un padre ausente para ellos, solo lo veían cuando llegaba del "trabajo" y ya.

-Estas más tenso que hace unas horas – hablo el alfa, quien había observado al peliverde que, aunque estaba alerta sus pensamientos no estaban completamente en el presente.

El peliverde frunció el ceño por la intromisión de Katsuki – No sé a qué se refiere, Dynamight, pero es desgastante tratar con traidores, esa escoria ni siquiera debería de existir

Katsuki no dijo nada más y se volvió a sentir el ambiente tenso dentro de la SUV, cuando llegaron a la mansión la tarde ya estaba dando paso al anochecer, el cielo se estaba pintando en tonalidades naranjas y lilas o morados, por alguna razón esos colores tranquilizaban el alma del peliverde.

Bajaron del vehículo y se dirigieron al despacho donde seguían sus padres.

-Katsuki llegaron pronto, ¿Qué novedades tienes? – preguntó la Alfa cuando vio entrar a su hijo y a su escolta personal.

- Parece que Tomura Shigaraki y su grupo están buscando a alguien específico. Un omega llamado Izuku Midoriya - informó Katsuki, sin rodeos.

-¿Izuku Midoriya? – repitió un tanto incrédula.

-Sí, según los traidores, Tomura cree que este omega sobrevivió a una masacre y está buscando información sobre él, ellos piensan que ese omega está con nosotros - continuó Katsuki.

Izuku sintió la mirada de Mitsuki sobre él, pero mantuvo su expresión imperturbable.

-Izuku Midoriya, si sobrevivió a esa masacre, pero murió días después – respondió Masaru- ¿Qué más averiguaron?

-Hisashi Midoriya está detrás de esto – respondió Izuku – ese bastardo no deja ni descansar a los muertos – el peliverde apretó los puños llamando la atención de todos, Katsuki notó una extraña aura en el beta, su Alfa interno quería que fuera con él y lo abrazara, no entendía ese sentimiento, antes de que pudiera hacer algo Masaru intervino.

-Mitsuki, será mejor que le expliques a Katsuki quien fue Izuku Midoriya, sé que te duele hablar del tema, pero es necesario para que nuestro hijo este prevenido. Deku acompáñame, hay algo en lo que quiero que me ayudes.

Mitsuki asintió y se tomó asiento en el sofá de una pieza, Katsuki tomo asiento en otro sofá, mientras Izuku seguía a Masaru hacia otro lugar de la mansión.

Cuando salieron de la habitación se dirigieron a un cuarto que Izuku conocía muy bien, este estaba detrás de una pared secreta y que solo se abría con la clave, huellas y lector de iris de Masaru, Mitsuki e Izuku. Cuando la puerta se abrió quedando al descubierto un pasillo, entraron la puerta se cerró sola detrás de ellos

-No te preocupes, Izuku – hablo Masaru – Mitsuki no revelara tu identidad a nuestro hijo, pero necesitaba sacarte de ahí, no quiero que se remueva de más tu pasado – agrego con cariño.

Izuku asintió, agradecido por la consideración del omega líder, odiaba remover su pasado, pero parece que este se empeñaba en perseguirlo.

-Muchas gracias, Masaru – respondió en un tono cálido que solo la pareja Bakugo conocía uno que nunca demostraba.

El omega sonrió y avanzaron por el pasillo hasta llegar a la puerta que abrieron con suavidad, la habitación contenía muchas cosas del pasado de Izuku, fotos de su madre y de su hermano gemelo, así como también recuerdos del pequeño Katsuki, a Izuku no le gustaba mucho estar ahí, pero a veces era gracias a todo eso que podía mantener ese semblante inexpresivo.

-Hijo, te traje aquí porque necesito que me cuentes todo lo que averiguaste con Katsuki, sabes que este espacio es nuestro lugar seguro siempre.

Los Bakugo le habían dado una nueva vida, y aunque su existencia ante el mundo ya no existía y su vida estaba envuelta en violencia y secretos, había encontrado una familia que lo apreciaba. Izuku le contó a detalle la información que le extrajo a la pareja, cuando terminó su relato Masaru se quedó meditando.

-Enviare a la Sombra a averiguar porque Hisashi quiere encontrarte y por qué piensa que sigues con vida – comentó con algo de preocupación - No podemos permitir que Tomura o cualquier otro descubra tu verdadera identidad, al menos no sin estar preparados.

-Gracias – susurro Izuku.

Solo ahí dentro de esa habitación salía el verdadero Deku, en ese lugar que él consideraba un santuario, se mostraba como era realmente, un chico lleno de miedos e inseguridades, uno que el dolor de la perdida de las personas que amaba aún se reflejaba en esos bellos ojos que en ese momento se empañaban con las lágrimas.

Masaru se acercó a él y lo abrazo con cariño, dejo salir su aroma para que Izuku lo sintiera, porque si, aunque había "dormido" a su omega interno podía distinguir el aroma del omega líder a la perfección, algo que habían trabajado con los años.

Después de un tiempo en el que Izuku lloró como un niño pequeño se quedó dormido en esa habitación el mayor coloco una suave manta y dejo una nota para que la leyera cuando despertara.

"No permitas que vean tu debilidad salvo aquellas personas que sabes que te protegerán, recuerda siempre lo fuerte y valiente que eres, siempre estaremos aquí para ti, Masaru"

Izuku despertó horas después, sintiéndose un poco más liviano tras haber liberado sus emociones en ese espacio seguro. Leyó la nota dibujando una sonrisa en su rostro, luego procedió a guardarla en una cajita donde escondía todo lo que ellos le habían dado.

Rebuscó un poco en su interior y se encontró con la foto que le tomaron cuando lo encontraron flotando en el rio, estaba vivo de milagro y aun se preguntaba cómo es que un omega de siete años, había sobrevivido a todas las lesiones causadas en su pasado.

Recordó que había despertado casi seis meses después, confundido su cuerpo dolía, estaba en lo que parecía un hospital, aunque no tenía ventanas, la puerta de la habitación se abrió y por ella entro un omega de cabello castaño. La expresión de miedo de Izuku fue notaría y su aroma agrio se había extendido por toda la habitación.

El corazón de Masaru se estrujo, él tenía un hijo de la misma edad y aunque era el líder de la mafia más importante de Japón nunca se había metido con niños y ver así al hijo de la mejor amiga de su Alfa en ese estado, dejo una marca en su alma.

-Tranquilo, Izuku, estas a salvo – susurro Masaru con suavidad dejando salir su aroma para ayudar a tranquilizar al niño – Yo soy Masaru, tu madre era una buena amiga nuestra, ahora pequeño estas bajo nuestra protección.

Izuku asintió sin comprender del todo las palabras del omega mayor pero el aroma lo hacía sentirse seguro y en casa.

-Necesitarás tiempo para sanar, tanto física como emocionalmente - continuó Masaru. - Pero prometemos que no te haremos daño y te ayudaremos a superar esto.

Los recuerdos de esos primeros días con los Bakugo aún estaban frescos en su mente, aunque habían pasado años. Ellos lo habían acogido, curado sus heridas y le habían enseñado a defenderse en un mundo cruel.

Volviendo al presente, Izuku se limpió las lágrimas y se levantó, determinado a enfrentar lo que sea que viniera. Salió de la habitación secreta y se dirigió de nuevo al despacho, donde Katsuki y Mitsuki aún conversaban.

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Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora