Las tres "L" básicas.

Capitulo 29

Yanina Sorni:

__ Lo haces bien __ levanta la vista hacia mí, me sonríe por mi reciente cumplido.

Estos últimos días he dedicado mis tardes por completo a cuidar de ella, a darle los masajes rutinarios, ayudarla a levantarse y caminar, todo con tal de que recupere su movilidad por completo. Estar junto a ella todos los días me ha hecho descubrir muchas cosas nuevas.

Sé que ella era una niña cuando su padre la abandono a ella y su madre, quien estaba embarazada de Mía, y también que murió en el parto, por lo que Nicole y Mía quedaron al cuidado de su tío, hermano de su padre, quien no era precisamente un hombre bueno. Él era alcohólico y obligaba a Nicole a trabajar vendiendo dulces y pidiendo dinero en los alrededores del pueblo, todo para que el cubriera sus vicios, ellas apenas comían y Nicole tuvo que ver por su hermana desde siempre.

Ella soportaba los malos tratos para que Mía no tuviera que vivirlos, jamás fue la escuela porque no había tiempo ni oportunidad, un día estudiando era un día sin poder ganar dinero para el vicio de su tío y la leche de Mía.

Se hizo conocida por los locatarios, comenzó a cantar a capela donde se lo permitían y se dio cuenta que ganaba más propina con eso, envió a Mía a la escuela porque quería que su hermana tuviera las oportunidades que ella no tuvo. A los quince le regalaron la guitarra que hace una semana estrelló contra la cabeza de un hombre.

Con esa guitarra vivir de su talento se hizo más fácil, uno de sus amigos locatarios fue quien le enseño a tocarla, y también quien le ayudaba muchas veces regalándole comida que ella nunca tocaba, porque siempre prefería llegar a casa y dársela a su hermana.

Apenas reunió el dinero suficiente huyo de casa llevándose a su hermana, hizo su propia vida, jamás permitió que Mía abandonara la escuela. Es por eso que Mía la ama tanto, la adora porque sabe que Nicole lo ha dado todo por ella desde que nació, y en agradecimiento por todo su esfuerzo, Mía prometió ser una buena alumna y llegar cada día a casa a enseñarle a Nicole lo que ella aprendía en la escuela.

Mía le había enseñado a Nicole a leer y a escribir, matemáticas básicas e incluso un poco de historia. Son dos chicas fuertes y listas, apoyándose entre ellas y saliendo adelante juntas.

__ Te dije que ya puedo caminar.

__ ¿Qué tal las manos?

Abre y cierra los dedos.

__ Como nuevas, no parece que golpee a un idiota con ellas.

__ ¿Segura que ya no te duele nada?

__ Ojalá me doliera todo, no quiero perder a mi enfermera __ mueve las cejas, insinuante y coqueta, eso no se le quita, aunque le pase un tren por encima __ estoy bien, has cuidado bien de mí.

__ Entonces, ¿vas conmigo?

__ A donde quieras llevarme te seguiría siempre.

Tonta.

Pero muy linda.

Han sido días buenos, he aprendido de ella y también me he encariñado con ella, de lo transparente que es, de su incapacidad para borrar la sonrisa en su rostro. No es bromista ni fastidiosa, sólo es alegre, tiene una luz que brilla a kilómetros. Es cálida, es reconfortante.

Me gusta tenerla cerca, puedo tener un mal día en el trabajo y luego venir a ella, escucharla hablar, escuchar sus anécdotas de gente borracha, sus historias en los bares o sus memorias de la infancia y entonces me olvido de todo. Me concentro en ella, en su blanca sonrisa, en sus ojos luminosos.

No digo que todo este bien, sólo que todo es mejor. Sigo rota, aun puedo ver las cicatrices, pero ya no siento el dolor.

__ Entonces vamos.