Capítulo 28

1.2K 92 39
                                    

Alena Landam.

Estoy harta.

En este momento quisiera buscar una aguja y clavársela en los pechos a Diana hasta desinflárselos. La manera en que continúa tratándome está llegando al límite de mi paciencia, todo este tiempo he tratado de mantener un perfil bajo, obedecer y continuar haciendo mi trabajo, es sólo que ha llegado el punto en que ya no puedo más.

No he querido decirle nada a mis madres, que sé que se alterarían sin dudarlo, así que cuando hablo con ellas por llamada, lo único que menciono es que todo marcha bien, que he tenido un buen día, que estoy feliz y luego cuelgo.

Por que no puedo admitir que he empezado a odiar mi trabajo.

He estado bajo mucha presión por eso, en ocasiones me estreso tanto que quiero ir con Diana y decirle que me rindo, que renuncio y que ella gana. Tengo tantas ganas de decirle que ya no puedo más, y luego recuerdo de donde vengo, recuerdo que la señora con rostro amable y sonrisa bonita que todos elogian es en realidad alguien que se abrió camino a pesar de todos los obstáculos que se le presentaron y a pesar de todos aquellos que la señalaron con el dedo. Recuerdo que la mujer que me trajo al mundo jamás bajo la cabeza ante nadie, y que quizás, si yo fuera tan sólo un poco como ella podría sobresalir de la misma forma.

__ Palomitas listas __ sacudo el bol frente a Atenea, ella me sonríe y palmea al lado de la cama donde termino acurrucándome __ ¿Qué vamos a ver?

__ Espera, amor, aún no llega Mell.

__ ¿Mell viene?

__ Sí, dijo que esta en camino.

Atenea me enseña su celular con el último mensaje de Mell. Asiento y me abrazo al plato lleno de palomitas, simplemente mirando hacia la televisión encendida mientras Atenea continúa tecleando.

Quiero mucho a Mell, de verdad, pero últimamente se ha vuelto una tercera rueda que no me deja tener a mi novia sólo para mi durante al menos un día. Ella siempre esta ahí, en medio de nosotras, robándome la atención de mi novia y tocándola más de lo necesario. No me molesta que sean amigas, no es que sienta celos de Mell.

Es sólo que Atenea viaja mucho últimamente, y con Diana jediéndome todo el tiempo tampoco tengo mucho tiempo libre, así que los momentos en los que puedo ver y tener a mi novia, realmente me gustaría que fueran sólo nuestros. Llevamos casi dos semanas enteras sin hacer el amor, entre sus ocupaciones, las mías y Mell robándonos tiempo de calidad, no hay tiempo para nosotras, no hay espacio para amarnos.

__ ¿Estas bien?

__ ¿Uhmm?

__ Te quedaste pensativa.

__ No, amor, estoy bien __ dejo un pequeño beso en su nariz que la deja contenta, ella me cree y yo intento creerme también, porque no quiero arruinar nada, ella es feliz con su amiga, quiero dejar que sea feliz con su amiga.

Tener amigas es nuevo para ella, es obvio que Atenea esté tan entusiasmada con eso, parece una niña emocionada y eso me alegra mucho.

Mell conoce el camino, así que cuando llega entra directamente hasta llegar a nuestra habitación, nos saluda alegremente y deja su casco sobre la cómoda.

__ Hola, niñas lindas __ nos saluda, agita la mano para mí __ hola, cielito mío __ muy diferente a lo que es con Atenea, a quien toma del rostro y presiona los labios sobre su mejilla durante varios segundos, se aparta, un beso más se aparta, un beso de nuevo. Atenea sólo ríe mientras Mell es así de cariñosa.

Para no tener que decir ni arruinar nada me lleno la boca de palomitas, sólo come y olvida, solo come y resiste. Respira.

__ Alena y yo decidíamos que ver, ¿cierto, amor? __ Atenea me pregunta, ambas me miran y yo no puedo responder porque mis mejillas están llenas de palomitas, así que sólo asiento y hago un ruido aprobatorio con la garganta __ mhum.

Las tres "L" básicas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora