Capítulo 38

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Alena Landam:

Nadie me aviso que para eventos especiales hay que ponerse a dieta muchísimos meses antes.

El día de hoy hemos acordado salir Atenea, Nicole, Yanina y yo a comprar vestidos, o al menos a irnos a ver tienda por tienda hasta que cada una encuentre su atuendo perfecto.

Desde que Yanina recuperó la dirección la he visto mucho más contenta, hemos mantenido nuestra a amistad en la distancia, solemos hablar por mensajes y por llamadas en las que Atenea también ha sido participe.

La amistad Yanina – Atenea es un poco extraña, cuando las cosas eran complicadas ellas jamás se comportaron mal o groseramente la una con la otra, llegaron a tener sus momentos y pequeños encuentros pero siempre se destacaron por saber enfrentarse sin que se volviera completamente personal. Quizá Yanina tuvo su tiempo oscuro, ninguna de nosotras la juzga por eso. Después de todo, la realidad es que Yanina nunca tuvo madera para ser mala, y aunque lo intentó, su buen corazón termino resaltando en medio de todo.

Atenea por su lado nunca desarrollo algún tipo de rencor o de enojo en contra de Yanina, quizás en algún momento la miró como su rival, pero lejos de eso siempre se dirigió a ella con respeto y educación. Ambas son mujeres maravillosas, buenas a su madera, cada una con sus malos momentos, pero siempre intentando ser mejores cada día.

Actualmente la amistad que llevan es un poco parecida a la relación de mi mamá Elena con la señora Antonella. Se caen bien y no piensan admitirlo en voz alta.

— Esa mujer te regaló una camioneta — Nicole acaricia mi auto con dos dedos, recorriéndolo sorprendida y maravillada por su belleza — y dices que no estabas segura de perdonarla.

Me dice mientras mi cabeza sigue en la idea de los vestidos. He comido como nunca todo este tiempo y es culpa de Atenea, me tiene de restaurant en restaurant y es imposible no querer probar todos los postres deliciosos que sirven en ellos.

— No al principio. Además, a veces me preocupa como reacciona la gente cuando saben que regresé con mi ex.

— Es que hasta entre exnovios hay niveles — me dice como si fuera lo más obvio del mundo, está aprovechando nuestra soledad porque Yanina y Atenea siguen adentro arreglando algunos temas sobre el comedor que hasta el día de hoy sigue funcionando en la escuela — no es lo mismo volver con un don nadie, infiel, mentiroso, manipulador y toxico que no puede sacarte ni a la esquina a volver con una mujer que, además de hermosa, es millonaria, exclusiva, y se muere de amor por ti. Atenea te pone casa, te pone carro, y de paso te hereda a ti y a tu gato toda su fortuna. Hay una gran diferencia. Yo opino que, si tu exnovia es una Altamirano, no hay manera de dejarla ir.

Ella menciona eso emocionada, incrédula de la posibilidad que existió en mi cabeza de mantenerme lejos de Atenea para siempre. Ahora estoy pensando en abandonar a Atenea porque me hace comer mucho y estoy segura de que no encontraré un vestido para mí.

— Entonces tu dices que no debo dejar a Atenea nunca.

— A eso me refiero, amárrala a ti.

Niego con la cabeza, eso me ha hecho reír. Quizás Nicole tiene razón, quizás no vale la pena volver con tu ex, a menos que tu ex sea Atenea Altamirano.

Ahora que lo pienso, quizás Atenea me alimenta de la manera en que lo hace para tenerme como a un pingüino de Madagascar. Bonita, gordita y encerrada.

— Mejor háblame de ti y de Yanina.

Si seguimos con Atenea me dará más coraje sólo de pensar en sus malévolos planes.

— Esa mujer es mi vida entera — sostiene la espalda contra mi camioneta, cruzando los brazos, sus ojos se iluminan en cuanto comienza a hablar de ella — ella se ha ganado la confianza de Mía y ahora son las mejores amigas del mundo. Me gusta mucho como se entrega y se preocupa por sus alumnos, aunque ahora ya es una directora con carácter, supongo que aprendió que ser completamente buena y comprensible no funciona en un cargo como el suyo. Así que ha aprendido a mantenerse en un balance.

Las tres "L" básicas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora