Willow.
Una semana después.
Me siento en una mesa de la cafetería con Hanna a mi lado, estamos esperando que Henry, su padre, llegue por nosotras, en realidad por ella, estaba pensando en manejar hasta casa, no es necesario que Henry haga un desvío cuando puedo llegar perfectamente sola.
Mi carro está aquí porque llegué en él, pero mi hermano me mandó un mensaje avisándome que Henry me llevaría en la camioneta y que más tarde alguien recogería mi carro, no entendí porque esa nueva medida, simplemente supe cuando la leí que no la cumpliría.
Hanna: Salgamos mi papá me mandó que ya estaba llegando.
Asiento con la cabeza mientras me pongo de pie, tomo mi batido de chocolate y empezamos a caminar hacia la salida mientras sorbo del popote de mi batido, el sol me ciega momentáneamente al salir así que bajo mis lentes de sol que tenía descansando sobre mi cabeza, caminamos hacia mi carro y nos apoyamos en el capó esperando a Henry, tenemos una charla amena mientras me cuenta lo contenta que está de poder asistir a esta universidad, admite que le daba vergüenza pedirle a sus padres si podían pagar esta universidad porque saben en las deudas que se han metido para poderla llevar a la mejor high school de la ciudad.
La educación aquí es carísima, pero vale totalmente la pena.
Gastar en la educación de tus hijos o propia no debe ser algo por lo que sentirse mal, si, puedes estar endeudado, quizá apenas tengas para comer algunos días, pero llegará el momento en que todo ese esfuerzo rinda frutos y estarás orgulloso de los logros, tuyos, de tus hijos o de la persona a la que decidiste pagarle la educación.
Momentos después una camioneta estaciona al lado de mi carro y Henry sale del lado del conductor con su traje negro perfectamente planchado y su cabello pulcramente peinado.
Willow: Lleva a tu hija y ya quédate en casa Henry, iré sola no hay necesidad de que me escoltes a todos lados.
Le digo luego de saludarlo.
Henry: Señorita Willow su hermano.
Willow: Técnicamente también soy tu jefa Henry, ¿Quieres quedarte sin trabajo por no hacerme caso?
Ni que fuera presidenta para necesitar tanta escolta.
Henry: Señorita.
Willow: Henry.
Hanna: Ya dejala papá, es grande para qué alguien le diga qué hacer.
Asiento con la cabeza y les sonrío antes de meterme en mi carro, el camino a casa pasa bastante tranquilo salvo por los incontables llamados de mi hermano que no respondo, Henry ya debe de haberle dicho lo que hice y por supuesto no está conforme.
No entiendo porque esta última semana ha sido más sobreprotector que antes, obligando algunos días a sus compañeros a irme a buscar cuando el entrenador lo obligaba a quedarse más tiempo.
¿Por qué molestarlos cuando puedo cuidarme sola perfectamente?
Estaciono el carro insultándome mentalmente cuando estaciono y una parte del batido termina en mi ropa, sí, tal vez no es buena idea conducir y beber batido al mismo tiempo mientras me miraba en el espejo retrovisor para corregir mi maquillaje.
Pero puedo cuidarme sola perfectamente.
Salgo del carro y pongo la alarma al mismo tiempo que escucho pasos acercarse a mi, me despegó la ropa mojada del cuerpo y me preparo para las quejas de mi hermano porque no le hice caso, pero en su lugar es otra la persona que se pone frente a mí.
Willow: ¿Qué mierda haces aquí?
Anthony: Lenguaje pequeña —se pone a mi lado y mira al intento de hombre frente a mí, ni siquiera había escuchado a mi hermano acercarse— ¿Quién putas eres y qué mierda haces en mi casa?
La hipocresía.
Willow: Lenguaje.
Anthony: Yo soy grande.
Ruedo los ojos.
Willow: ¿Y bien? Responde ¿Qué haces aquí William? No recuerdo haberte dicho alguna vez mi dirección.
William: Me la dijiste el día que salimos, cuando estábamos yendo a mi casa.
Anthony: ¿Saliste con esta cosa?
Señala con una mano a William mientras me mira con enojo.
William: Estamos saliendo.
Anthony: ¿¡Qué!? ¿Estás saliendo con el engendro mal formado este?
¿Eso que veo son celos? ¿De William? ¿En serio?
Quisiera decir que estoy enojada por sus celos porque no puede decirme con quién puedo o no salir, pero lo que siento por esos celos es calor en mi interior y una rabia ardiente porque nunca ha notado todas las señales que le he dado.
Nunca saldría con William, es lo más insoportable que he conocido y vamos, soy bastante insoportable, pero me molesta que él no me preste la suficiente atención para notar cada señal no tan sutil que le he dado durante años.
Mi lado caprichoso sale a la superficie haciéndome cruzar de brazos mirándolo con desafío.
Willow: ¿Y a ti que si salí con el insoportable de William? —antes de que se mal entienda o mejor dicho que William lo haga lo miro— no estamos saliendo y sé perfectamente que no te pase mi dirección.
No soy estúpida, si en serio le hubiera pasado mi dirección había estado acosándome aquí mucho antes y no ahora que he estado ignorandolo religiosamente en la universidad.
Su constante acoso me causa escalofríos, es extraño en más de una manera, a cada lado que voy él aparece, incluso lo encuentro allí cuando salgo del baño de mujeres de la universidad, me ha dado miedo y aunque no quiera demostrarlo porque mi lado caprichoso se niega a dejar que mi hermano tiene razón a veces me alegra tener a Henry a mi lado.
William: Dormiste conmigo, follamos toda la noche ¿Y todavía niegas que estamos saliendo?
Primero, dudo que este intento de hombre haya durado toda la noche, segundo si hubiera sido tan placentero y divertido como dice al menos recordaría algo y no lo hago, todavía me pregunto si es verdad que me acosté con él y tercero, ¿En que siglo estamos que una mujer no puede disfrutar de su sexualidad sin verse atada a una persona?
O lo que sea que él sea.
¿Era necesario decir eso delante de mi hermano?
Anthony: ¿Te lo follaste?
Willow: ¡Les diré esto una sola jodida vez y espero que quede completamente claro! soy una mujer adulta —miro a William— y soltera, puedo acostarme con quién quiera cuántas veces quiera, no necesito permiso para hacerlo, soy libre de disfrutar de mi sexualidad como a mí se me dé la gana y con cuántas personas quiera, podría follarme a tres al mismo tiempo y a ustedes no tendría porque importarles porque soy ¡Jodidamente libre!