Desconocido.
Es la quinta vez está semana que me encuentro recorriendo los alrededores de la universidad solo para verla, las veces anteriores después de estar media hora caminando descubrí que sus clases habían sido canceladas, hasta hoy que regresaba a cursar, pero como todo últimamente esto también me salió mal.
Llevo una hora caminando, afortunadamente sin ser reconocido y no la he visto una sola vez, ni siquiera a algunos de sus compañeros.
Cómo no estoy muy cuerdo últimamente y la conozco lo suficiente me encamino a mi carro para ir al centro comercial, estoy seguro de que estaba de compras y aunque en el fondo mi mente me grite que podrán reconocerme y será un jodido problema, voy.
Solo necesito verla y que me dirija una palabra, aunque sea una mala.
Estaciono y bajo del carro, bajo mi gorra para que no me reconozcan o lo haga la menor gente posible, voy caminando por los pasillos simulando la tranquilidad que no poseo porque correr por aquí se vería sospechoso.
Especialmente si tienes una gorra que tapa la mitad de tu rostro y estarás siguiendo a una mujer indefensa.
Sonrío al encontrar a la pequeña mirando detenidamente un pijama de Stitch rosa en una vidriera, cualquiera pensaría que estaría comprando algo más acordé a su edad, pero tiene una enorme obsesión con esos pijamas.
Le quedan adorables.
Y sexys, pero ese es un tema para otro momento.
Camino en su dirección cuando la veo entrar a la tienda, detrás de ella entra otra persona y yo entro detrás, pero frunzo el ceño y aprieto los puños cuando la persona que entró detrás de ella se acerca y pasa un brazo por sus hombros.
...: Mi novia quiere lencería de encaje negra, con ligeros.
Ella se suelta de su agarre y lo mira enfadada.
Willow: No soy tu novia, no se que haces aquí, pero deja de seguirme a todos lados o tendré que ponerte una orden de alejamiento.
...: Cariño no hagas una escena delante de las personas.
Camino hacia ellos y ahora es mi brazo el que envuelve los hombros de la pequeña.
Yo: ¿Por qué llamas cariño a mi mujer?
Ella levanta su rostro para mirarme el reconocimiento en sus ojos brilla antes de que una sonrisa tranquila se extienda en sus labios.
Willow: Amor —se abraza a mi cuerpo haciendo que este se estremezca al igual que mi corazón al escuchar otra vez esa palabra salir de sus labios— está persona me está molestando.
...: ¿Amor? ¿¡No te he dejado muy claro ya a quién perteneces!?
Toma su muñeca con fuerza y yo tomo la de él, apretando hasta que chilla.
Empleada: Señor le pedimos que se retire su comportamiento hacia la muchacha ha sido más que insultante tanto para ella como para el resto presente, desde la administración de la tienda le informamos que usted queda permanentemente vetado.
...: ¿¡Qué!? ¡No hice nada solo estaba aquí con mi novia!
Empleada: La muchacha dejó claro que su pareja es otra persona y usted la está acosando, así que le pedimos amablemente que se retire o nos veremos en la obligación de llamar a seguridad.
El hombre se va insultando y amenazando a mi pequeña mientras ella le agradece a la empleada.
Yo: Disculpe, podría traerme el pijama de Stitch rosa que tienes en la vidriera en talle XS por favor.
Empleada: Por supuesto.
Willow: No tienes que seguir aquí, tu y yo no somos nada, solo fue una actuación para que William me deje en paz.
Yo: En lo que a mi respecta no fue una actuación —le sonrió a la mujer que trae el pijama— es perfecto, tome paselo con mi tarjeta.
Le extiendo mi tarjeta y ella la toma sin quejas, aunque la pequeña tampoco se queja de nada.
Willow: Lo tomaré como una compensación por la estupidez que tomaste hace unos meses de dejarme.
Yo: Perdóname pequeña, yo...
Willow: Ahorratelo se porque lo hiciste y dejame decirte que eso habla muy mal de tí, pero tampoco puedo culparte, se lo que viviste y entiendo cómo te sentiste, solo hubiera preferido que hablaras conmigo en lugar de dejarme, podría haberte ayudado y ahora quien sabe llevaríamos unos buenos meses juntos.
La Willow mocosa me encanta, pero la Willow madura joder, me vuelve loco.
Yo: Déjame compensarte, dame una oportunidad más, por favor, te doy lo que quieras.
Salimos de la tienda y ella parece pensar en mi propuesta.
Willow: Lo que quiero no puedes dármelo.
Frunzo el ceño.
Puedo darle el mundo si me lo pide, le daría mi propia vida si la quisiera, vaciaría todas mis cuentas de banco si lo necesitará, todo hasta lo impensable le daría.
Yo: Puedo dártelo, te lo daré todo.
Niega con la cabeza.
Willow: No puedes dármelo, porque lo que yo quiero es que me des a tu niño interior para ayudarlo a sanar y tu no estas preparado para dármelo aún.
Antes de que pueda protestar o simplemente formular un pensamiento coherente ella se va, dejándome solo y aturdido, con el corazón apretado en un puño y mis manos temblando.
Ella no quiere nada, pero lo quiere todo.
No quiere nada más que sane junto a ella, no quiere nada más que sanarme, no quiere más que darme buenos momentos que pueda recordar a lo largo de mi vida, no quiere más que compartir su felicidad conmigo y yo no quiero más que entregarme, pero me encuentro atado, como si mis pies estuvieran pegados al suelo y simplemente no pudiera avanzar.
Quizás es momento de que vaya en serio con la terapia, ella se merece a alguien que esté dispuesto a dejarla ayudar, alguien que esté dispuesto a abrirse a ella como un libro y yo, yo necesito alguien que me ayude porque estar solo durante tanto tiempo es agotador.
Necesito de su luz.