Capítulo 49

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- No lo tomes como una crítica, pero podría tener más paciencia al menos para desabotonarme la camisa...- dijo Esteban, tratando de no reírse de la situación, mientras recogía los botones de su camisa del suelo, con los pantalones aún desabrochados y el pelo completamente despeinado.


- No es mi culpa, si fueras menos atractivo no tendrías este tipo de problemas. - respondió en tono de obviedad con un toque de ironía; mientras intentaba desarrugar su falda.


- Ya no me quejo, es un tipo de problema que es mejor no resolver nunca.- concluyó, tratando de disimular la ausencia de algunos botones con su chaqueta. - Tu urgencia me excita... ¡arranca tantos botones como quieras! - le susurró al oído a la pelirroja, tomándola por detrás, haciéndola sonrojar aún más.


- Ten cuidado con lo que dices...o no me lo pensaré dos veces antes de volver a arrugar esa falda que tanto me costó desarrugar. - Le susurro, sintiendo el agarre del moreno en su cintura hacerse aún más fuerte.


- Me gustaría, pero tienes una reunión en unos quince minutos, con el presidente de la oficina... - Se alejó de mala gana, mirando la hora en su reloj. - Tengo tus horarios memorizados... no te preocupes, antes de que termine el día tendrás exactamente 45 minutos libres; Podemos resolver muchos pendientes en cuarentena y en cinco minutos...- volvió a susurrarle al oído en un tono más que sugerente.


- Esteban...cómo me encanta tener un secretario tan eficiente, en el sentido más amplio de la palabra...- Se rió ante la ambigüedad de las palabras, que dejaron al pelinegro ligeramente sonrojado, con una sonrisa de satisfacción perfilando la curva de sus labios.


Márcia se apresuró a arreglarse la ropa y el cabello, estaba un poco cansada, pero nada arrepentida. Miró de reojo a Esteban, quien con mucha dificultad logró alisar los mechones plateados de su cabello, era gracioso verlo hacer algo tan simple, le hacía sentir cierta normalidad, un sentimiento que escaseaba en su vida.


Como predijo el pelinegro, la abogada acudió a la reunión, de mala gana, pero acudió. Esteban volvió a analizar los papeles que estaban encerrados en el cajón del escritorio de Iñaki, algo sumamente tedioso y agotador, pero el moreno no descansó hasta echar un vistazo a todo, primero leyó los papeles que estaban sueltos, sin identificación ni carpeta; y finalmente revisó las que estaban cuidadosamente separadas en cinco carpetas, cada una de un color diferente.

Aunque sentía que estaba mirando todo esto en vano, Esteban no se atrevió a detenerse, "ya revisé casi todo, porque parar ahora", pensó tratando de animarse.

En la tercera carpeta que analizó encontró un motivo para no detenerse. Con el rostro fruncido por la evidente sorpresa, el moreno leyó en voz alta para convencerse de que no se había equivocado ni había malinterpretado el contenido del documento.


- Póliza de seguro a nombre de la menor Rafaela Victoria Lombardo de Cisneros, sob tutela de su madre... ¿por qué este cabrón tiene este documento? - Se cuestionó tratando de comprender cómo ese documento que hasta entonces creía que sólo conocían Márcia y su abogado, había llegado a manos de su ex rival.


La ansiedad de tener alguna explicación por parte de Márcia lo inquietaba, ya que la pelirroja aún no había salido de la reunión, en un intento de distraerse de ese interrogatorio, el moreno analizó una vez más la última carpeta que quedaba, leyendo rápida y desinteresadamente hasta que un nombre familiar le hizo volver atrás y leer el contenido nuevamente, dejándolo incrédulo por segunda vez consecutiva.


- Poder otorgado por Florência Linares de Tejada a nombre de Iñaki Ornella... ¡Te pillé, cabrón! ¡Ahora no puedes escapar! - Sonrió victorioso, no podía creer lo que estaba leyendo, ese documento era una prueba contundente del complot que le habían armado, no era suficiente, pero ya era un indicio del alcance de la relación de complicidad. entre Florencia e Iñaki.

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