CAPÍTULO 18

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Grito asustada y veo la confusión en los ojos de Blake. Se gira un poco hacia mí y se lleva un dedo a los labios, pidiéndome silencio. Está completamente serio y concentrado en la puerta, imagino que intentando averiguar qué está pasando o qué hacer.

Intento con todas mis fuerzas obedecerle y no hacer ruido, pero me resulta muy difícil controlar la respiración, y el corazón me late tan rápido que creo que va a salirse de su lugar. Los golpes de la puerta no cesan, sino todo lo contrario, cada vez son más fuertes e insistentes.

Con un movimiento rápido y preciso, Blake tira de mí hacia delante, sin dejar de cubrirme con su cuerpo en ningún momento. Abre el cajón de los cubiertos y coge un cuchillo. Lo miro atónita cuando me lo tiende y siento cómo mis piernas empiezan a temblar. Niego con la cabeza, no pienso coger un cuchillo y menos en estas condiciones. Al ver que no colaboro, rodea mi mano con la suya y me obliga a cerrarla alrededor del mango.

–Solo por si acaso –susurra.

Me da un pequeño apretón antes de apartar su mano y coger otro cuchillo para él. Avanzamos hasta el salón, donde se separa un poco y me empuja en dirección al pasillo.

–Escóndete –él continúa caminando hacia la puerta de entrada.

Quiero obedecerle, huir y encerrarme en la habitación más lejana de todas, pero mis piernas no responden. Ya es bastante que están soportando mi peso. Me limito a ocultarme tras la pared del pasillo, de forma que quedo medio escondida y puedo ver lo que ocurre en el salón.

Blake llega rápido a la puerta y sin el más mínimo titubeo la abre de par en par. Como acto reflejo cierro los ojos con fuerza y me pego todo lo posible a la pared del pasillo, intentando fusionarme con ella y desaparecer.

–¡Eh, eh, tío! ¡Baja ese cuchillo! –me sorprendo al escuchar la voz de Miles, pero el susto no desaparece de mi cuerpo, mi corazón sigue palpitando a toda velocidad sin entender muy bien lo que está pasando.

–¡Hijo de puta! ¿Qué cojones estás haciendo? –habla Blake.

–¡Eso mismo digo yo! –responde Miles incrédulo, y después hay unos segundos de silencio en los que ambos se calman–. ¿Puedo pasar?

Me separo de la pared y entro en el salón al mismo tiempo que Blake se aparta de la puerta y deja pasar a Miles. Cuando me ve, una sonrisa burlona se dibuja en su rostro y señala mi mano derecha, en la cual aún sujeto con fuerza el cuchillo.

–Baja eso, cielo. Pasas dos días con Blake y te vuelves una salvaje.

–¿Tú no has visto el puto timbre? –mi voz suena débil y entrecortada.

Los dos chicos parecen percatarse de mi nerviosismo. La sonrisa desaparece del rostro de Miles mientras susurra un lo siento y Blake se acerca lentamente hacia mí, cauteloso y con cuidado de no hacer movimientos demasiado bruscos ni rápidos. Siento que me perciben como una bestia a punto de estallar contra ellos. Lo cual no puede estar más lejos de la realidad, soy más bien algo así como un perro asustado a punto de huir. Cuando Blake llega hasta mí, posa sus manos en mis hombros con firmeza.

–Tranquila, Helena –desplaza su mano hacia abajo acariciando suavemente mi brazo derecho hasta llegar a mi mano–. Dame eso. Ya está, sólo era el imbécil de Miles.

Le hago caso y suelto el cuchillo. Él lo sujeta con su mano izquierda y pasa la derecha alrededor de mi cintura, me empuja un poco y me lleva hasta el sofá. Tomo asiento y observo cómo deja los cuchillos en su lugar antes de volver y sentarse a mi lado.

No sé qué aspecto tengo, pero no debe ser muy bueno, porque veo preocupación en las caras de los dos chicos. Me alivia un poco cuando Blake habla y dejo de ser el centro de atención. Me limito a quedarme quieta en mi lugar y escuchar atentamente su conversación.

BLAKE [#1] ✔️  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora