CAPÍTULO 21

81 22 317
                                    

No recibí ningún mensaje ni llamada de Blake en todo el día de ayer desde que nos separamos, ni tampoco hoy. No es que necesite verlo, pero sí que estoy un poco preocupada por su herida y por la pequeña infección.

Esta mañana he hablado con mi jefe y ha accedido a dejarme volver al trabajo. No es la gran cosa, pero para ser hostelería el horario no es tan malo y el sueldo me permite cubrir los gastos holgadamente. Hoy tengo el turno de tarde, de tres a seis, y he decidido que en cuanto salga llamaré a Blake si sigo sin tener noticias suyas.

Termino de prepararme y me coloco los auriculares para el camino. Mi coche sigue roto, aunque esta mañana lo he dejado en el mecánico y en un par de días estará listo. Llego a la cafetería 10 minutos antes de la hora y es James quien me recibe.

–¿Dónde te habías metido? ¡Te he llamado mínimo veinte veces!

–He estado enferma, me encontraba fatal.

–¿Enferma? –me mira alzando una ceja.

–Una gastroenteritis, ha sido un infierno –repito la excusa que le conté a mi jefe y pongo la más angelical de mis caras.

James asiente, satisfecho con mi respuesta.

–Me alegro que estés de vuelta, esto es mucho más aburrido sin ti –sale de detrás de la barra y me abraza. Al separarse, toca el lado derecho de mi cuello y me mira divertido–. ¿Esto también te lo ha hecho la gastroenteritis?

Lo miro confundida y él ríe mientras niega con la cabeza.

–Ponte algo de maquillaje, anda. Nos vemos mañana, mi turno acaba ya y por mucho que te haya echado de menos no pienso pasar aquí ni un minuto más de los necesarios. Hoy la cosa está tranquila, si te sirve de consuelo.

Corro al baño cuando James desaparece y me miro al espejo. Un pequeño moratón ovalado de color violeta asoma en mi cuello. Imágenes de ayer llegan a mi mente y veo en el espejo cómo mis mejillas se enrojecen. Maldigo a Blake internamente mientras cubro la zona con maquillaje hasta que logro que prácticamente no se note. ¿Cómo no me he dado cuenta hasta ahora?

Regreso y tomo el puesto que James ha dejado vacío tras la barra. La tarde pasa rápido, no hay mucho ajetreo y agradezco volver a la normalidad. A las seis recojo mis cosas y una chica que no conozco me releva, debe ser nueva. Cuando estoy a un par de manzanas de mi casa, el teléfono suena y rápidamente lo saco del bolso. Me asusto al ver el nombre de Miles en la pantalla.

–¿Miles? ¿Ha pasado algo?

–Me ofende que creas que te llamo solo para comunicar desgracias –su tono relajado consigue destensarme y río un poco–. Hoy hay pelea. Blake es un rayado y jamás te invitaría, pero en el fondo le gustará que vengas, ¿te apuntas?

–¿Blake va a pelear?

–Claro, y después habrá una fiesta increíble para celebrar su victoria. Anímate, lo pasaremos bien.

Quiero ver a Blake, no lo negaré, pero no peleando. Ni siquiera estoy segura de que esté en condiciones para ello, ayer aún tenía fiebre. Es una locura, le dispararon hace cuatro días.

–No sé Miles, no soy muy fan de las peleas.

–No es una pelea cualquiera, es la final. Me quedaré contigo hasta que Blake acabe, no soy tan bueno como él, pero sé defenderme lo suficientemente bien. Te aseguro que no te pasará nada.

Barajo mis opciones, quedarme en casa aburrida y preocupada no es algo que me apetezca demasiado, cualquier cosa es mejor. Y al fin y al cabo, volver a ver a Blake no está tan mal. Quizá una fiesta es justo lo que necesito para recuperar la normalidad después del caos de estas semanas.

BLAKE [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora