La música de los auriculares me envuelve mientras troto por las solitarias calles de mi barrio. Las luces cálidas de las casas le dan al lugar un aspecto muy acogedor, haciendo que me sienta en paz, hoy en particular mucho más que en mi propio hogar. No consigo estar cómoda allí, por eso he decidido salir.
Me cruzo en el camino con algunas personas desconocidas, paseando a sus perros o llegando a casa después de su jornada de trabajo. Los observo, tan metidos en su rutinaria monotonía, como hasta hace poco era mi caso. Una parte de mí los envidia.
Acelero mis pasos cuando el ritmo de la canción se vuelve más rápido y justo ahí me siento libre y relajada por primera vez desde la aparición de Miles. Vuelvo a bajar el ritmo y la canción termina justo cuando estoy a unos cien metros de casa. No pongo ninguna más, me limito a andar recuperando el ritmo normal de mi respiración hasta que llego a la puerta. Me doy una larga ducha caliente en silencio y, justo cuando termino, mi teléfono vibra varias veces seguidas.
Me seco el cuerpo y me visto con unas mallas negras y un top del mismo color antes de revisarlo. Me tenso un poco al ver que es Blake.
Ey, llorona
Ya estoy en casa
¿Vienes?
No me irían nada mal tus cuidados médicos
Ni esa hamburguesa...
Mi cuerpo se llena de alivio al leer los mensajes. Está bien, no le han hecho nada.
Inmediatamente después me invaden los nervios. Blake me ha besado hace un rato, lo cual aún no he asimilado del todo, y ahora me está proponiendo ir a su casa casi a medianoche. Ignoro el nudo de mi estómago y me digo a mí misma que no puedo dejar desamparado a un pobre herido de bala desnutrido.
Mándame la ubicación
Responde al instante, recibo la ubicación junto a un par de mensajes.
Piso 3, puerta 2
Por si no te acordabas
Guardo en una bolsa la cena junto a un cepillo de dientes y las pastillas. Me pongo una sudadera gris por encima de la ropa, vuelvo a colocarme los auriculares y salgo a la calle. Según el GPS, la casa de Blake queda a 20 minutos de aquí andando. El ambiente en la calle es tranquilo y la temperatura es agradable, por lo que agradezco la caminata.
Toco el timbre al llegar y la voz de Blake me llega distorsionada a través del interfono.
–¿Helena?
–Soy yo.
Aprovecho el espejo del ascensor para peinarme un poco, ya que el aire de la calle ha alborotado mi cabello. Cuando llego al tercer piso, la puerta del apartamento está entreabierta, iluminando tenuemente el pasillo. Doy un par de golpecitos para avisar de mi llegada y Blake aparece poco después, con unos pantalones cortos de chándal y una vieja camiseta de tirantes que deja sus musculosos brazos al descubierto.
–Hola –me saluda mientras se echa a un lado para que pueda entrar al salón, el cual ya me resulta familiar.
–Hola.
Dejo la bolsa en la barra de la cocina mientras él se sirve un vaso de agua.
–¿Traes la medicación? –asiento y le doy una pastilla para el dolor.
–¿Tienes fiebre?
–No lo sé.
–Déjame ver.
Apoyo el dorso de mi mano en su frente durante unos segundos. Está caliente, pero mucho menos que estos últimos días y no hay rastro de sudor ni de enrojecimiento en su piel.
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BLAKE [#1] ✔️
AçãoCuando su hermano es secuestrado y unas inquietantes notas aparecen en su casa, a Helena solo le queda una opción. Recurrir a Blake, el amenazante chico de los tatuajes. Frío, cortante, insensible y condenadamente sexy. Para su sorpresa, él está dis...