CAPÍTULO 22

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Sonrío emocionada y me lanzo a sus brazos, que me envuelven en un breve pero firme abrazo. Más rápido de lo que me gustaría, se separa y se da la vuelta. No aparto la mirada cuando se baja los pantalones rojos y deja su trasero totalmente al descubierto. He de admitir que tiene unos glúteos envidiables. Sin prisa, se coloca sus bóxers y el resto de la ropa que descansaba sobre la silla.

Mi vista vuela hasta el sobre blanco que ha dejado Víctor antes. Blake ya lo ha visto y lo coge curioso.

–Lo ha traído tu jefe, no tengo ni idea de que es.

Asiente y lo guarda en el cajón del tocador.

–Bueno, puede esperar a mañana, ¿vamos?

Me tiende su mano y sonríe cuando la acepto. Tira de mí y observo cómo el oscuro pasillo está ahora iluminado con luces led rojas, posiblemente por la victoria de Blake. Me guía hasta la puerta del fondo, por la que he entrado esta misma noche con Miles, y aprieta su agarre antes de abrirla. Entiendo el porqué al instante.

Cuando la atravesamos, el caos se desata frente a nosotros. La sala principal está repleta de gente, la música suena fuerte y todos beben o bailan. Nos cuesta avanzar a través de toda la marea humana y me pregunto por qué Blake ha decidido salir por aquí en lugar de usar la puerta trasera de su camerino directamente.

Casi todo el mundo está muy borracho, drogado, demasiado estimulado por el ambiente festivo o las tres cosas a la vez. Eso juega a nuestro favor, pero aun así, bastante gente reconoce a Blake como el campeón y el verdadero protagonista de la noche.

Es curioso ver sus reacciones. Algunos se codean entre sí y lo señalan, cuchicheando en voz baja con sus amigos, pero sin atreverse a acercarse. Otros se lanzan directamente a abrazarle como si lo conociesen de toda la vida. Algunas chicas gritan de una forma tan aguda al verle pasar que las escucho incluso por encima de la música. Y otros simplemente se apartan de su camino, aparentemente temerosos de molestarle. Estos últimos son sin duda mis favoritos. Cuando estamos a unos dos metros de la barra, una voz conocida grita desde nuestra derecha.

–¡Eh! ¿Cómo está mi pareja favorita? –Miles aparece sonriente entre la multitud y nos envuelve a ambos en un abrazo. A su lado, una chica con un corto vestido azul observa la escena, un poco incómoda–. ¿Qué vais a hacer?

–Largarnos de aquí –le responde Blake subiendo un poco el tono para poder comunicarse–, no sé cómo soportas este ambiente.

–¡Pero si es la hostia! –se queja Miles– ¿Me dejáis al menos invitaros al chupito de la victoria antes?

Blake asiente y sigue a su amigo en dirección a la barra sin soltar mi mano. La chica de azul mira a Miles sin saber qué hacer, ya que él parece haberse olvidado de su presencia. La verdad es que está tan borracho que no me sorprende. Antes de que nos alejemos demasiado y la perdamos de vista, extiendo mi mano hacia ella y le sonrío, invitándola a unirse a nosotros. La acepta agradecida y dejo que Blake abra paso entre la multitud. Me concentro en apretar fuerte los agarres para no perder a ninguno de los dos hasta que alcanzamos la barra. Miles sonríe al reconocer a la chica y pide cuatro chupitos de tequila al barman, ajeno totalmente a su reciente abandono. Suelto su mano y le lanzo una sonrisa cómplice que ella me devuelve antes de separarse del todo y acercarse a Miles. Él pasa un brazo por su cintura y la pega a su cuerpo.

El barman nos sirve las bebidas y las tomamos al unísono de un solo sorbo. La garganta me arde y arrugo mi cara en una mueca. Por un instante, miro a mi alrededor y me siento bien. Casi parezco una chica normal, rodeada de amigos disfrutando de una buena fiesta. Echaba de menos esto.

Miles pide una segunda ronda para todos y empiezo a sentir la clásica desinhibición del alcohol. No suelo beber, y cuando lo hago los efectos me llegan muy rápido. Decido no tomar nada más, ya que no quiero llegar al punto de perder el control de mí misma. Miles y la chica desaparecen en la pista de baile y Blake tira de mí hasta dejarme con la espalda pegada a su cuerpo. Apoya su barbilla en mi hombro y me da un pequeño mordisco en el cuello, poniendo en alerta cada célula de mi cuerpo. Después habla muy cerca de mi oído para que pueda oírle por encima de la música.

BLAKE [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora