CAPÍTULO 23

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Golpe.

Golpe.

Vítores de la multitud.

Una voz monótona narra todo, pero no logro entender lo que dice.

Más golpes.

Suena un pitido y los cuerpos se separan.

Focos de luz. Cámaras. Reporteros de televisión. Entrenadores.

Tatuajes.

Otro pitido. Más golpes.

Un hombre vestido de negro levantando la mano.

Los golpes se detienen.

Abro los ojos de golpe y tengo que reprimir el impulso de salir corriendo de la cama. ¿Cómo no se le ha ocurrido esto a nadie antes?

Blake duerme profundamente a mi lado, con un brazo rodeando mi cintura y su cara a escasos centímetros de la mía. Está muy guapo así, con el pelo revuelto y todos sus músculos faciales relajados. Podría quedarme horas admirando su belleza, pero aparto suavemente su brazo y me muevo lo más despacio que puedo hasta que logro ponerme en pie sin despertarle.

Salgo de la habitación y cierro la puerta a mis espaldas. Con la emoción en el cuerpo, corro al salón y enciendo mi ordenador portátil. Tecleo "competición MMA" y ojeo con ahínco todos los resultados. Sonrío y reprimo un grito de felicidad ante mi hallazgo.

El campeonato nacional de MMA se celebra dentro de 2 meses y es de inscripción libre, lo cual quiere decir que cualquiera puede participar, sin necesidad de pertenecer a ningún club ni haber estado en ninguna liga previamente. Descargo el formulario de inscripción y empiezo a completarlo, pero los únicos datos que conozco son Blake Montenegro, 21 años. Pienso en despertarle, pero descarto enseguida la idea. Odio que me despierten, no me convertiré en esa clase de persona sin sentimientos.

Resignada, camino hasta la cocina para preparar el desayuno. Coloco la cafetera en la vitrocerámica y, mientras se hace el café, preparo una masa con huevo, leche y harina. Cocino dos crepes, los unto con nutella y coloco un par de fresas troceadas en cada uno de ellos. Cuando el aroma a café inunda la cocina, lo retiro del fuego y me sirvo una taza. Dejo el resto en la cafetera por si Blake quiere.

Gimo de placer al dar el primer bocado a mi creación. Está buenísimo. Suelo preparar crepes muy de vez en cuando, pero me encantan. Cuando mamá estaba viva siempre tenía que hacerlos a escondidas o en sus horas de trabajo. Demasiadas calorías para una aspirante a modelo. Quizá por eso me gustan tanto, porque siempre han estado prohibidos.

Sigo ojeando un poco la información sobre el campeonato hasta que el sonido de una puerta abriéndose a mis espaldas roba mi atención. Me giro emocionada hacia Blake y voy directa al grano.

–Necesito tu DNI.

Sus labios se curvan en una sonrisa burlona y se toma un par de segundos antes de responderme.

–¿Has decidido ya que vas a denunciarme?

–Y también tu dirección y tu fecha de cumpleaños.

¿Por qué demonios no sé cuándo es su cumpleaños? Se acerca y me da un corto beso en los labios que consigue alterarme.

–¿Se puede saber para qué?

Impaciente por ver su reacción, señalo la pantalla de mi ordenador. Él se acerca hasta quedar justo detrás de mí, apoya sus manos en mis hombros y comienza a leer.

–¿Estás loca? –habla un par de segundos después.

–No estoy loca, soy una maldita genia.

–No me van las competiciones legales. Demasiados trámites, demasiadas formalidades y demasiadas reglas absurdas.

BLAKE [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora