El último grupo de clientes se va y me apresuro a limpiar su mesa mientras James se encarga de hacer el recuento de caja. Maldigo para mis adentros cuando suena la música de la entrada, indicando que alguien acaba de llegar. Miro el reloj, aún son las 22:45h, por lo que técnicamente tenemos que atenderle.
Sonrío al escuchar las palabras de mi compañero, yo no me hubiese atrevido, pero al parecer él tiene tantas ganas de irse a casa como yo.
–Lo siento chico, está cerrado.
Tras un silencio de unos cinco segundos, la voz que responde me hace frenar en seco mis movimientos.
–¿Estás seguro? Porque en la puerta dice que está abierto hasta las once.
Me doy la vuelta y confirmo mis sospechas. Blake está sentado en uno de los taburetes de la barra, con los brazos cruzados y totalmente orientado hacia James, dejándome una buena vista de su amplia espalda.
Siento un poco de pena por mi compañero, Blake puede resultar muy amenazante si no lo conoces, y la posición de brazos cruzados hace que sus músculos se marquen aún más, dándole un aspecto aterrador. Por no decir que casi todos sus tatuajes están a la vista. Noto el nerviosismo en James, pero se mantiene firme y le sostiene la mirada, aparentemente pensando qué excusa utilizar.
No puedo evitar que la situación me divierta, así que guardo silencio mientras les observo. Blake coge una de las cartas y empieza a ojearla, James aprovecha la distracción y me mira en busca de ayuda. Carraspeo para llamar la atención del chico y cuando se gira hacia mí, mis latidos se aceleran. Lleva una camiseta gris oscuro de tirantes y un pantalón de chándal negro, el pelo revuelto le cae sobre la frente y sonríe disimuladamente cuando sus ojos oscuros me encuentran. Me mantengo todo lo neutra que puedo.
–Mi compañero tiene razón, está cerrado.
–Cerrada va a estar su boca como no...
–¡Blake! –lo interrumpo antes de que pueda soltar ninguna barbaridad, él ríe y suaviza su tono.
–Te espero fuera, no tardes.
Cuando la puerta se cierra a sus espaldas, termino de limpiar la mesa bajo la atenta mirada de mi compañero de trabajo. Lo veo echar un vistazo rápido al exterior. Blake está en el parking, apoyado sobre su moto. Aunque está lo suficientemente lejos como para no oirnos, James susurra.
–¿Lo conoces? –asiento y sus ojos se abren como platos mientras me miran incrédulos– No me digas que ese tío tiene algo que ver con el chupetón de tu cuello. ¿De dónde lo has sacado? Da muchísimo miedo.
–Es una larga historia.
–Te exigiré que me la cuentes, pero ahora vete, yo termino.
–¿En serio?
–En serio.
Rodeo la barra para abrazarle y, aunque me devuelve el gesto, lo noto tenso y me separa demasiado rápido.
–Nos está mirando, lo siento, pero me da mal rollo.
Rio ante sus palabras y me separo de él.
–Muchas gracias, James. Nos vemos.
Corro a los vestuarios a ponerme de nuevo mi ropa de calle, dejo el uniforme en la taquilla para el próximo día, y salgo a la calle por la puerta del personal.
Blake sigue apoyado en su moto con la mirada perdida en el cielo, que hoy en particular está lleno de nubes.
Me acerco sigilosamente hasta quedar plantada frente a él. Baja la mirada al percatarse de mi presencia y me observa unos segundos sin decir nada. Después me sonríe, coloca ambas manos en mi cintura y me pega a su cuerpo. Baja su mirada a mis labios y eso es más que suficiente para acelerar mi respiración. Lentamente se acerca hasta que nuestros labios se rozan. Me besa despacio y con suavidad durante un rato largo, y el hormigueo de mi estómago no cesa hasta que se detiene. Nos separamos, pero un segundo más tarde Blake vuelve a atrapar mis labios, esta vez con hambre y con intensidad. Muerde suavemente mi labio inferior y su lengua lo roza, pidiéndome entrar. Separo ligeramente mis labios, dándole acceso, y profundizamos el beso. Es un beso torpe y desesperado, apasionado y lleno de deseo. Esta vez el hormigueo del estómago es el menor de mis problemas, esta vez siento cómo la electricidad recorre cada parte de mi cuerpo. Y me encanta. Gruño cuando finalmente Blake se separa.
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BLAKE [#1] ✔️
AksiCuando su hermano es secuestrado y unas inquietantes notas aparecen en su casa, a Helena solo le queda una opción. Recurrir a Blake, el amenazante chico de los tatuajes. Frío, cortante, insensible y condenadamente sexy. Para su sorpresa, él está dis...