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Abigail

Entro en la biblioteca como cada tarde, pero hoy parece estar más llena que de costumbre, cosa extraña porque estamos a jueves, se acerca el fin de semana y todos suelen estar preparando ya alguna fiesta en alguna de las fraternidades. Pero por lo visto, hoy han decidido venir todos a la biblioteca y pillar mi sitio habitual, el que está lo suficientemente cerca de la ventana como para tener la luz natural perfecta sin hacerte sombra al escribir, y que además da el poco sol al que estamos acostumbrados.

Busco un sitio libre y cuando por fin lo encuentro saco mis cosas dejándolas perfectamente organizadas pera que me ayude a concentrarme mejor, saco el libro de la asignatura que estoy preparándome, de la que tendremos el primer examen en cuanto empiece la temporada de exámenes, saco mis gafas de vista y me pongo a leer y subrayar lo más importante. No sé cuánto tiempo llevo estudiando, pero una sombra se pone delante de mí y alzo la cabeza, sonriendo al reconocer a mi mejor amiga.

- Hola – le hablo en susurros para que nadie me riña por levantar la voz, ella se sienta frente a mí y empieza a sacar sus cosas.

- Voy a por un café, ¿Te traigo algo? – me pregunta en el mismo tono bajo que he utilizado yo antes.

- Si porfa, un té matcha de vainilla con leche de avellana y canela – se ríe porque siempre bebo lo mismo y le doy el dinero antes de ver como desaparece. Esa es mi bebida favorita, te calienta el cuerpo en invierno y te lo refresca en verano si le pones hielo y, además tiene un sabor dulce increíble.

Me centro de nuevo en mis libros, en las definiciones que no consigo entender del todo, cuando escucho unos pasos acercarse, mueven la silla de enfrente y levanto la cabeza confundida.

- Joder que rápida has sido ¿No? – pero me callo de golpe en cuanto me doy cuenta de que no se trata de Abril - ¿Qué haces tu aquí Grayson?

- Lo mismo que tú, estudiar – me dice obvio, aunque sin controlar su tono de voz, por lo que miro alrededor para asegurarme de que no ha molestado a nadie – van todos con auriculares, nadie escucha nuestra conversación.

- Para tu información se habla bajo en una biblioteca por respeto, aunque seguro que no sabes lo que es eso – le digo seria cruzándome de brazos, no entiendo porque ahora insiste tanto en acercarse a mí, desde el lunes que entró en mi clase de baile, cada vez que me ve tiene que acercarse a hablarme – y por si no te has dado cuenta, ese sitio esta ya ocupado por alguien.

Baja la mirada a los libros y las cosas que ha dejado Abril sobre la mesa y me vuelve a mirar sonriendo, el poco sol que queda porque está atardeciendo se cuela por la ventana que tiene detrás y deja ver el castaño claro de su pelo medianamente largo, sus ojos de un azul grisáceo tan profundo que parecen sacados de las profundidades de una tormenta eléctrica, me observan con cautela mientras unas pestañas extremadamente largas y envidiables los envuelven. Se humedece los labios con la lengua y por un segundo me quedo embobada, ni si quiera sé por qué, pero todo el conjunto en este hombre rezuma belleza. Lleva el pelo deshecho, y por primera vez lo veo sin su uniforme deportivo, lleva una camisa abotonada a rayas con las mangas arremangadas hasta los codos; podrías pasarte horas mirándolo y no te cansarías, tiene la forma de la mandíbula bien marcada y eso le da un aire más seductor todavía. Lo veo sonreír y le obligo a mi mente a centrarse de nuevo, no puedo permitirme centrarme en él, no está bien, es un idiota, debería resultarme repulsivo, no atractivo, la vocecita de mi cabeza me repite esas palabras una y otra vez, ayudándome a centrarme en lo que realmente es importante y sacándome de mi trance.

- Está bien, me has pillado, no he venido a estudiar – se le escapa una risa mientras me mira.

- ¿No me digas genio? – no puedo evitar que la ironía se me escape.

- Quería pedirte disculpas de nuevo, e insistir en compensarte – pongo los ojos en blanco mientras suelto un bufido al escucharlo.

- Te lo llevo diciendo toda la semana, no tienes que compensarme nada, tu simplemente déjame en paz, aléjate de mí y todo esta olvidado, ¿sí? – le digo algo exasperada, como siga mirándome de ese modo acabaré cayendo y no pienso perder mi orgullo de esa manera – no es tan difícil, tú me dejas en paz, yo te dejo en paz y todos felices.

- Hay una fiesta mañana, en la fraternidad del equipo - me dice, ignorando completamente todo lo que le acabo de decir – dejaré tu nombre en la lista, puedes traer a quien quieras

- No pienso ir a ninguna fiesta Alex, y mucho menos si voy a verte en ella – le respondo seria y alzando la cabeza al ver llegar a mi amiga con mi té.

- Aquí tienes Abby, tu té matcha de vainilla, con leche de avellana y canela – deja el vaso de cartón a mi lado y entonces se percata de quien está sentado en su sitio, su sonrisa se transforma en una mueca y se cruza de brazos mirándolo - ¿y tú que haces ahí? Es mi sitio, ¿acaso no queda claro con todas mis cosas en él? ¿es que además de tonto eres ciego?

- Yo ya me marcho Abby – repite el apodo por el que me llama Abril mientras me guiña un ojo y se levanta – espero verte mañana en la fiesta, adiós a ti también Abril.

Se despide con la mano y lo veo alejarse entre las mesas, coge una mochila de una de las sillas y luego sale por la puerta, aunque girándose una vez más a mirar hacia mi mesa, se ríe y me saluda con la mano antes de desaparecer del todo. ¡Mierda! Me ha pillado mirándolo, y por su risa eso es lo que él esperaba, no sé qué narices acaba de pasar, no sé porque lo he analizado tan cuidadosamente, porque me he fijado en la peca que tiene en el cuello, o en la mezcla de azules de sus ojos, o el rosa de sus labios... pero lo que sí sé, es que no pienso ir a esa fiesta.

- ¿Qué quería? – la voz de Abril consigue sacarme de mi ensoñación y lo agradezco, sacudo la cabeza y me encojo un poco en mi sitio.

- Quería invitarme a una fiesta que hay mañana en la fraternidad del equipo de vóley, como compensación por lo del viernes pasado, dice que puedo llevar a quien quiera

- ¿Y tú que le has dicho?

- Que no pienso ir, que se mantenga alejado de mí – me mira y no sé muy bien que descifrar en esa mirada. Abril a veces puede ser muy reservada, sé que le ha pasado algo con Alex, por eso lo odia tanto, pero todavía no sé qué es, llevo desde el lunes intentando sonsacárselo, pero no hay manera. Siempre me dice que es un tema complicado, que no solo es ella la implicada y que no sabe si puede decírmelo o no. Es mi mejor amiga y nos lo contamos todo, pero siempre respetamos nuestros tiempos, hay veces que cuesta contar ciertas cosas – mira no sé qué pretende en realidad, pero sí sé que yo no estoy dispuesta a distraerme cuando estoy tan cerca de conseguir mis sueños.

- No tienes que justificarte Abby, si no te apetece ir, podemos hacer muchas otras cosas – me anima y le sonrío agradecida, no voy a negar que Alex está buenísimo, que en cualquier otra circunstancia dejaría que en una noche loca me hiciese de todo, pero ahora... ahora no es un buen momento, no con la competición tan cerca y teniendo que crear vínculo con Zack.

- Gracias Abril, si quieres podemos ir al cine o a la discoteca, siempre hay una reserva hecha, así que podemos cenar y luego tener una noche de chicas bailando en la discoteca hasta que nos duelan los pies – ella asiente y chocamos nuestros vasos de cartón antes de darle un sorbo al té, notando como la bebida me calienta el cuerpo – esto está delicioso, de verdad, deberías probarlo

- Esa bebida da sueño Abby, no sé cómo te la puedes tomar para estudiar, yo me dormiría antes incluso de terminármela – me rio negando con la cabeza y después nos centramos de nuevo en nuestros libros hasta que la biblioteca cierra.

Entre RedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora