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Alex

Me rio al escucharla y la veo alejarse medio corriendo hacia su coche, ¿eso ha sido una invitación? Yo creo que sí, voy a mi coche rápido y lo enciendo para seguirla, la residencia no está muy lejos, así que en 10 minutos la veo aparcar, yo también a aparco y la veo bajar. No pensaba que fuésemos a terminar enredados de esta manera, aunque admito que no me desagrada la idea. Veo que le enseña su carnet al segurata con una sonrisa y se mete hacia dentro. Así que a eso se refería con que era difícil acceder.

Bien Abigail, no sabes con quien juegas, bajo del coche y aprovecho el momento en el que el segurata está comprobando el carnet de otra alumna para saltar por encima de la valla, caigo sobre los arbustos y me quedo unos segundos quieto, sé que he hecho ruido y no quiero llamar la atención del segurata. Me asomo con cautela y al ver que no mira me alejo de su campo de visión hasta llegar a la parte trasera del edificio donde están las habitaciones.

Miro hacia arriba y maldigo al ver cámaras de vigilancia, joder, sí que es difícil, me apego a la pared todo lo que puedo y agradezco que ahora mismo nadie pueda verme, porque desde fuera debo parecer un completo gilipollas, todo pegado a la pared como una araña. Sigo caminando y cuento las ventanas, me he fijado en la que se ha encendido justo unos momentos después de que ella entrara. Veo una ventana con las cortinas abiertas y la luz encendida, me asomo y la veo a ella con los brazos cruzados y una sonrisa en la cara al verme, se acerca a la ventana abriéndola y agradezco que no sea muy alta, de un salto haciendo impulso entro en la habitación.

- Creo que he superado la prueba con nota, ¿no crees? – le digo riéndome y acercándome a ella rodeando su cintura con mis brazos – ya puede ser buena la recompensa, parecía una araña todo pegado contra la pared

- Así que estabas contra la pared – me dice y asiento con cara picara – así me gustaría verte ahora mismo, contra la pared.

- Bueno, solo tienes que pedírmelo y lo haré – me da un leve empujón y camino hacia atrás hasta chocar con la pared, se acerca a mi rápidamente y lleva sus manos con cautela hasta mi cuello, rodeándolo y acariciándome la nuca con delicadeza.

Baja sus manos x mis hombros, mi pecho y mis abdominales hasta que llega al final de la camiseta y mete sus manos por dentro, sus dedos fríos acarician mis abdominales y el contraste de su frio con el calor de mi cuerpo crea una atmosfera electrizante, sus manos suben lentamente y llevo mi mano a su barbilla par que me mire.

- Si la camiseta te molesta, solo tienes que quitarla – se ríe mientras un leve rubor cubre sus mejillas y coge el dobladillo de la camiseta tirando de ella hacia arriba para quitármela.

La lanza al suelo y vuelve a posar sus manos sobre mi pecho, me acaricia y entonces se acerca a mi lentamente, sin dejar de mirarme besa mi abdomen y debo contenerme con fuerza para no tumbarla en la cama y follarmela. Sus labios dejan un recorrido de besos por mi cuerpo hasta subir a mi cuello, mi mandíbula y el lóbulo de mi oreja volviéndome loco.

- Joder... - jadeo mientras una de mis manos va de su cintura a su culo redondo dándole un apretón – esto más que una recompensa parece una tortura.

- Eso es porque eres un impaciente en vez de disfrutar del momento Grayson – susurra mi apellido contra mi cuello, dejándome notar su aliento caliente antes de sentir un beso húmedo gracias a su lengua jugueteando, haciéndome soltar un gruñido de deseo.

Sus manos vuelan a mi pantalón y en cuestión de pocos segundos cae al suelo, lo aparto con los pies y veo como se arrodilla ante mí, adelantando en mi mente lo que viene a continuación mi polla empieza a ponerse dura, creando un bulto en el bóxer. La veo mirándolo detenidamente antes de mirarme a mi mordiéndose el labio.

- No tienes que hacerlo si no quieres – le digo completamente seguro, no quiero que se sienta obligada, esto es algo donde debemos sentirnos cómodos ambos, pero no me responde ni se aparta, sino que alarga sus manos y me baja el bóxer hasta los pies, lo lanza detrás de ella y coge mi polla entre sus manos – mmm

Sus manos rodean mi miembro con cautela, acariciándolo como si fuese lo más preciado que ha tocado nunca, pasa sus dedos por la punta y me hace temblar, ¿Cómo puede ser eso si acaba de empezar a tocarme? Me mira sonriendo y me guiña un ojo antes de abrir la boca y metérsela entera, ahora sí que puedo morir feliz y ascender al cielo. Su lengua juega con todo mi miembro, la chupa con fuerza y succiona al final haciendo que enloquezca por segundos a causa del placer.

Me mira fijamente, con esos ojos verdes, tan profundos que si te percatas puedes ver unas pequeñas manchitas marrones alrededor, queriéndose apoderar del verde, oscureciéndose por el deseo que la cubre entera. Se mete toda la polla entera, hasta el fondo y hago fuerza porque me fallan las piernas mientras jadeo y gimo, creo que es la mejor mamada que me han hecho nunca. Se me pone aún más dura si eso es posible y ella parece notarlo, por lo que se centra unos segundos en la puta haciéndome perder la razón, ayudándose de las manos en el resto de mi polla, mi cuerpo empieza a temblar mientras se tensa por el placer, mi respiración se entrecorta cada vez más y se me cierran los ojos mientras disfruto.

- Deberías apartarte... ah... estoy... - no puedo ni completar la frase – joder, voy a correrme

Cierro los ojos con fuerza, aguantando todo lo que puedo para alargar el placer y entonces dejo de sentir su boca, empiezo a sentir sus manos de nuevo y una corriente de electricidad me recorre entero antes de sentir como llego a uno de mis mejores orgasmos. Ella suelta mi miembro y me relajo apoyado en la pared, intentando recuperar el aliento. Cuando puedo respirar mejor abro los ojos y me sorprendo al verla a ella solo en ropa interior, es la primera vez que la veo así y decido tomarme unos segundos para analizarla, es preciosa. Sus piernas largas tienen algunas pecas que las decoran, su cintura se estrecha un poco antes de dejarme ver esos pechos voluminosos.

- ¿Dónde tenías eso escondido? – le pregunto sorprendido acercándome a ella y cogiéndola al brazo, haciendo que rodee mi cintura mientras camino hacia la cama para tumbarla y colocarme sobre ella.

- Me pongo una especie de sujetador reductor para que no se note tanto, no está muy bien visto que una bailarina tenga tanto pecho – se sincera y me apoyo en un brazo sobre la cama mientras con la otra mano acaricio la piel que sobresale de su sujetador.

- Déjame decirte que los que dicen esas cosas no tienen ni idea, tienes un cuerpo precioso Abby – susurro antes de enterrar mi cara en su cuello empezando a dejar cortos y rápidos besos por este mientras bajo, mis manos van al cierre de su sujetador para desabrocharlo y lo lanzo al suelo, viendo sus pechos redondos – completamente perfecto.

La escucho reírse y me llevo uno de sus pechos a la boca, noto como el pezón se le pone duro entre mis dientes y la escucho jadear, es un sonido al que me voy a volver adicto. De repente unos golpes en la puerta nos sobresaltan y ella me mira entre asustada y preocupada, poniendo su dedo entre sus labios para que guarde silencio.

- Abby sé que estás ahí, veo la luz encendida – una voz femenina se escucha a través de la puerta, si no me equivoco es su amiga, la de la biblioteca - ¿se puede saber porque tienes la puerta cerrada?

- Un segundo, ahora te abro – le grita empujándome para que me levante y poniéndose el sujetador de nuevo, genial, así que nos han cortado todo el rollo – tienes que irte por la ventana, sin que te vean – me habla en susurros mientras me pasa la ropa, a toda prisa insistiendo en que me vista rápido – venga por favor, no puede enterarse de esto

La miro confundido y algo molesto, yo no le he ocultado esto a nadie, me visto rápido como me pide y cuando estoy listo me abre la ventana para que me marche.

- Lo siento, te compensaré por esto ¿vale? Te lo prometo – me mira medio triste, pero sobre todo nerviosa y asiento, no voy a enfadarme sin más, la próxima vez le preguntaré sobre el tema, tiene que haber alguna razón para que me haya pedido hacer esto.

La veo cerrar la ventana e imitando los pasos de cuando he llegado, me marcho de allí, evito al de seguridad y por fin consigo llegar a mi coche. Me quedo unos minutos ahí dentro, quieto, sin encender el motor, solo pensando en lo que hemos hecho hoy, y en lo que podría haber pasado de no habernos interrumpido. Sonrío y enciendo el coche para volver a casa.

Entre RedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora