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Abigail

Salgo del vestuario para ir a la clase ya cambiada y al entrar soy la primera, por lo que empiezo a calentar mientras el resto de las compañeras y compañeros van entrando. Maya entra comiéndose una barrita de proteínas y se sienta a mi lado.

- Hola, que buena pinta tiene esa barrita – le digo sonriendo – ¿es de la cafetería?

- Si, es de las nuevas que han traído, y por lo que he visto apenas llevan grasas y están mucho más buenas que las de antes, y sin ningún aditivo.

- Es bueno saberlo, puede que luego me pille una, gracias – le digo agradecida y entonces todos en la sala guardan silencio, miro hacia la puerta y Madame Clarisse entra por esta.

- Ya estas comiendo otra de esas barritas Maya, después no vas a entrar en los trajes – le habla la profesora de manera despectiva, con ese acento francés más marcado de lo que debería para llevar viviendo tantas años en Londres – deberías dejar de comer esa basura que solo lleva más y más calorías

Miro la cara de Maya que cambia completamente y deja de comer al instante, se levanta para tirar la barrita y es entonces cuando me percato en su aspecto. En esta profesión es normal estar delgada, se hace mucho ejercicio diario, por lo que se queman muchas calorías al día, pero Maya está demasiado delgada, puede que sea en parte por su constitución, pero creo que hay algo más. Pocas veces la veo comiendo, pero de lo que si que me he dado cuenta, es de las contestaciones o comentarios que le suelta Madame Clarisse cada vez que puede, haciendo referencia a su cuerpo.

- Venga todos a la barra para calentar un poco las piernas y luego pasamos al centro – todos obedecemos y cuando pone la música empezamos con los ejercicios de este mes. Cada mes Madame Clarisse nos cambia los ejercicios y pone otros nuevos, lo mismo pasa con los ejercicios de centro y con los de las diagonales.

- Maya ponte recta – le grita la profesora de forma despectiva – esas barritas más que darte energía, te la quitan, además de hincharte como un globo.

- Madame, ¿cree que esta siendo un poco dura con ella?, era una simple barrita de proteínas – le digo mientras sigo haciendo el ejercicio.

- Au contraire madeimoselle – me responde, girándose hacia mí para mirarme – lo digo por su bien, meterse esa basura en su cuerpo no es nada bueno, me preocupo por vosotras.

Más bien se preocupa por nuestros cuerpos, por que sean perfectos bajo su punto de vista, y eso no es sano para nosotras, lo único que provoca es que cojamos complejos, que no nos veamos bien frente al espejo y que calculemos hasta el ultimo gramo que metemos en nuestros cuerpos. Incluso ha llegado a discutir con el nutricionista, criticando sus dietas, diciendo que nos da demasiadas calorías y que solo quiere engordarnos, y más tonterías de ese estilo.

Más de un compañero se que tiene trastornos alimenticios y que no lo reconoce, pero en algún momento va a suceder algo y tendrán que investigar a Madame Clarisse, puede que sea buena bailarina y buena profesora, pero nos está matando lentamente a todos los que entramos aquí. Nada de esto sucedía en la academia a la que asistía yo antes de entrar en esta universidad. Mariola fue la mejor maestra que podría haber tenido, se preocupaba por nuestra salud, por nuestro estado de ánimo, y además era una bailarina increíble. Estoy segura de que si fuese ella nuestra profesora seriamos mucho más buenos, no habrían las tensiones que hay ahora entre todos nosotros, y de lo que más segura estoy, es de que no habría ni un alumno con trastornos alimenticios, al menos no por su culpa; siempre nos animaba a llevar una alimentación variada, y era obligatorio haber comido algo antes de entrar a sus clases para ir con energía.

La clase termina y me seco el sudor con la toalla, bebo un poco de agua y salgo de la clase, voy a los vestuarios y tras darme una ducha más larga de lo normal voy de nuevo al vestuario para vestirme. Ya no queda nadie así que no tengo ninguna prisa en vestirme y hacerme el pelo, pero cuando estoy mirándome en el espejo para peinarme escucho un ruido que proviene de los baños y me giro de golpe asustada, pensaba que estaba sola.

Entre RedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora