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Las semanas después de eso habían sido las más duras, difíciles y feas que tanto Candela como Enzo habían vivido.

Por su parte Enzo tuvo que abandonar el futbol al menos por un mes, estando siempre en sesiones de rehabilitación, kinesiología y demás, a cuales a falta de Candela tuvo que asistir solo y eso le dolió. Aun no lograba asimilar la supuesta traición de Candela, tenía que haber sido alguien más, Enzo no quería creer que Candela fue quién lo buchoneo pero era la única a la que le había contado.

Le duele el corazón, desde que Candela salió con los ojos cristalizados de la habitación del hospital siente que algo le falta y no se trata de futbol... se había acostumbrado tanto a Candela, a su forma de ser, su forma de apoyarlo, de abrazarlo, de hacerlo reír, de besarlo, de hacerlo enojar, de tantas cosas. La extrañaba muchísimo y rogaba porque solo haya sido una confusión de el, porque no creía poder pasar un momento más sin ella.

Por otro lado, Candela había pasado los días más feos de toda su vida, le dolió en el corazón que Enzo haya desconfiado de ella y aunque en parte lo entendía, porque solo le había contado a ella, Candela no le había contado a nadie de la lesión del morocho, él había confiado en ella y quería cuidar esa confianza.

Recordaba el día que Enzo le había confesado lo de su lesión, si alguien había pasado, alguien del club que este por ahí, pero no recordaba a nadie, pensó en los médicos pero era casi nula la opción de que ellos le cuenten a alguien algo tan importante como lo es la lesión de Enzo y bueno, Gallardo... claramente no.

En el trabajo la vieron tan mal, Candela llegaba tarde, las ojeras eran muy notorias que la habían dejado tomarse unos días sin preguntar que es lo que sucedía.

Candela se fue unos días a Cordoba con su familia, pero a los días ya había vuelto porque algo que le habían enseñado sus papás es que había que pelear por lo que uno quería.

El jugador Zeballos no había parado de mandarle mensajes diariamente, hasta había conseguido el número de Candela por WhatsApp y no había dudado en escribirle incomodando de más a la morocha.

Una tarde Candela recibió una llamada de un número desconocido.

-hola?.

-cande, querida, se que vos y Enzo no están en su mejor momento y no voy a preguntar que es lo que paso pero el hoy tiene una sesión muy importante con el kinesiologo y se que por más peleas que hayan tenido hoy Enzo te necesita-cande lo pensó, Enzo querría eso?.

-no se Marta, no creo que Enzo quiera verme.

-vos veni querida, te lo pido por favor.

-esta bien, gracias por llamarme, enserio.

-no es nada cande, te paso la dirección.

-no es necesario, ya se donde es.

Candela no sabía si lo que iba a ser estaba bien, Enzo probablemente no quiera verla ni en figurita pero no perdía nada con intentarlo.

Cuándo llegó al hospital subió al piso que le indicaron y ahí se encontró con Marta y raramente a Valentina.

-querida viniste! gracias de verdad, no se que es lo que paso con ustedes pero mi hijo te necesita-cande recibió el abrazo que la mayor le tendió y no paso por alto la cara que le hizo Valentina.

-no es por mi, es por el, no se si va a querer verme pero bueno.

-esa es la habitación, yo me quedo acá-cande respiro profundo antes de entrar a la habitación donde Enzo se encontraba solo.

-Candela?- preguntó Enzo confundido pero sintió un sentimiento inexplicable por dentro.

-Enzo..se que tal vez no me quieras ni ver, pero tu mamá me llamo y me pidió por favor que venga, le dije que no mil veces pero me insistió hasta que acepte-explicó mirando al piso.

-esta bien, desde que saliste del hospital me pregunta que paso, te ama demasiado, un poco más que a mi creo, me lo espere a que te llame.

-si queres me puedo ir- se anticipo y Enzo negó.

-quédate por favor-pidió Enzo-solo prefiero no hablar de lo que paso-cande asintió y se sentó en la silla de al lado.

La sesión no había sido la mejor de todas, habían hablado muy poco, Candela solo tomaba la mano de Enzo cuando el se lo pedía o creía que lo necesitaba, al fin y al cabo eso es lo que hacían antes de que todo pase.

Cuando terminó ambos salieron en silencio y se encontraron con Marta y Valentina, la primera acompaño a Enzo a firmar unos papeles y Candela quedó junto a Valentina.

-que cara tenes para venir acá, después la interesada soy yo.. te dije que te alejes de Enzo, creo que ya quedó claro lo que soy capaz de hacer por el- Candela frunció el ceño.

-a que te referís?.

-quien pensas que fue el informante de Zeballos?- Valentina estaba tan ida que no se había dado cuenta de sus palabras hasta que vio como Candela se sorprendió.

-fuiste vos?- Candela alzo su voz enojada y recordó el día que Enzo le había confesado su lesión, cuando se abrazaron vio a Valentina irse.

Había sido ella..

-el que fue ella?- preguntó Enzo llegando al lado de ambas chicas, cuando vio a Candela con los ojos cristalinos se preocupó.

-fue ella Enzo, ella le contó de tu lesión a Zeballos, me lo acaba de decir, ese mismo día cuando nos abrazamos yo la vi, pero no le di bola... fue ella Enzo!- la cara de Enzo se enfureció.

Candela quiso acercarse a ella a pegarle, nunca había recurrido a la violencia con nada, pero creía que la única manera de devolverle el dolor que ella había sufrido estos días era de esa forma, Enzo la abrazó por detrás alejándola para que no se meta en quilombos.

-déjame Enzo-cande sintió las lagrimas caer por sus mejillas y se intento liberar de su agarre pero Enzo no lo iba a permitir abrazándola fuerte contra su pecho.

-ya esta cande, por favor, te juro que yo me voy a encargar, pero no quiero que salgas lastimada-sentir los brazos de Enzo la calmo y Valentina rápidamente se fue del hospital.

Candela | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora