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ADISON

Entré en casa, sintiéndome aún envuelta en la magia de la noche. Antes de que pudiera siquiera quitarme los zapatos, Lucy apareció de la nada, disparando preguntas como una ametralladora.

-¡Cuéntame todo! ¿Cómo fue? ¿Qué hicieron? ¿Dónde te llevó? -dijo, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y emoción.

Me reí, levantando las manos en un intento de calmarla.

-Lucy, dame un respiro. Necesito cambiarme primero -dije, tratando de avanzar hacia mi habitación.

Pero Lucy no iba a dejarme escapar tan fácilmente. Se plantó frente a mí, bloqueando mi camino con una sonrisa traviesa.

-¡No puedes dejarme así! Mi vida amorosa es inexistente, necesito vivir a través de ti. Así que suelta todo, ahora mismo.

Suspiré, sabiendo que no tenía escapatoria. Me dejé caer en el sofá, mientras ella se sentaba frente a mí, expectante.

-Está bien, está bien. Primero fuimos a tomar un café, estuvimos hablando sobre las pasiones de cada uno, él me habló de su hermana pequeña y de su nana, había un brillo en sus ojos cuando hablaba de ellas.

Me puse de pie, intentando esquivar sus preguntas y dirigiéndome a mi habitación para cambiarme, pero Lucy tenía otros planes.

- ¿Y luego que hicieron? ¿ Te llevó al cine? ¿A cenar?

-No exactamente. Esperó seis horas en el café mientras yo trabajaba solo para seguir con la cita después de mi turno -dije, lanzando una mirada por encima del hombro.

Lucy me miró boquiabierta.

-¿¡Seis horas!? ¡Este tipo es un santo o está completamente loco por ti! -dijo, siguiéndome hasta la puerta de mi habitación.

Me encogí de hombros, sintiendo el calor subir a mis mejillas de nuevo.

-Tal vez un poco de ambas -respondí antes de cerrar la puerta para cambiarme.

Cuando volví al salón, Lucy estaba esperándome con una taza de té caliente y una mirada aún más curiosa.

-Vale, pero no puedes dejarme con eso. Necesito más detalles. ¿Qué hicieron después del café? ¿Te dijo algo más?

-Me llevó a un claro cerca del bosque a mirar las estrellas...fue mágico -dije recordando el momento

Los ojos de Lucy se agrandaron, y una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro.

-¡Eso suena tan romántico! ¿Y qué pasó después?

-Bueno, me besó en la mejilla y me dijo que estaba loco por tener ya una segunda cita -dije, sintiendo mis mejillas calentarse al recordarlo.

Lucy aplaudió emocionada.

-¡Sabía que había algo especial en él! ¿Y tú qué le dijiste?

-Le pregunté en qué momento había aceptado yo una segunda cita -respondí, riendo ante la memoria.

Lucy se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con picardía.

Promesas de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora