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ARON

La reunión terminó y el cansancio comenzó a apoderarse de mí. Subí las escaleras hacia mi habitación, deseando poder descansar un poco. Al abrir la puerta, la vi aún dormida, su respiración tranquila y regular. No pude evitar sonreír ante la visión de mi Luna durmiendo tan plácidamente.

Me dirigí al baño, tomando una ducha rápida para despejarme. Mientras el agua caliente caía sobre mí, mis pensamientos se centraban en Adison y en lo que significaba tenerla a mi lado. Salí del baño y me sequé, poniéndome ropa cómoda antes de acercarme a la cama.

—Estoy loco por ti..—murmuré, casi sin pensar, pero con total sinceridad. Sabía que ella no podía escucharme, pero decirlo en voz alta me hizo sentir más conectado con ella. Me incliné y le besé la frente suavemente antes de salir de la habitación.

Bajé a la cocina, donde encontré a Lyra preparando algo de comer. Al verme, levantó la mirada y sonrió.

—Hola,hermanito. ¿Cómo va todo?

Me acerqué a ella, sonriendo.

—Hola Lyra. Todo bien, solo asuntos de la manada.

—¿Y Adison? ¿Cómo está? —preguntó mientras revolvía una cacerola.

—Está durmiendo. La marca le tomará 24 horas para adaptarse —respondí, tomando una taza de café que ella había preparado.

La conversación empezó a girar en torno a cosas triviales, y pronto nos encontramos riendo de anécdotas de la infancia. Sin embargo, el tono de la conversación cambió cuando Lyra se detuvo y me miró con ojos llenos de emoción.

—Sabes, Aron, mamá y papá estarían muy orgullosos de ti. No solo por encontrar a tu Luna, sino por cómo has cuidado de la manada —dijo, su voz temblando ligeramente.

La miré, sintiendo un nudo en la garganta. Hablar de nuestros padres siempre era un tema delicado.

—Gracias, Lyra. Trato de hacer lo mejor que puedo —respondí, intentando mantener la compostura.

Lyra asintió, sus ojos llenándose de lágrimas que no llegó a derramar.

—Lo sé, y lo haces muy bien. Has llevado a la manada con una fuerza y una sabiduría que papá estaría orgulloso de ver. Y mamá... ella siempre dijo que encontrarías a alguien especial. Estoy segura de que está sonriendo desde donde esté, viendo cómo has encontrado a tu Luna.

Las palabras de Lyra me llenaron de una mezcla de orgullo y nostalgia. Sentí el peso de las expectativas y el alivio de saber que, al menos a los ojos de mi hermana, estaba cumpliendo con ellas.

De repente, Lyra rompió a llorar, dejándose caer en una silla.

—Echo tanto de menos a mamá y papá —dijo entre sollozos—. Era muy pequeña cuando atacaron la manada y los mataron frente a todos. No pude ni despedirme de ellos.

Me arrodillé a su lado, abrazándola con fuerza.

—Lo sé, Lyra. Yo también los extraño. Pero siempre estaré contigo, y juntos crearemos nuevos recuerdos con Adison. No estás sola.

Lyra se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, y su expresión cambió de tristeza a una pícara sonrisa.

—Entonces, ¿cómo estuvo eso de marcarla? —preguntó, levantando una ceja con picardía.

Me sorprendí por su cambio de actitud y me quedé sin palabras por un momento.

— ¿De verdad estás preguntando eso ahora?

Ella se echó a reír.

—Vamos, Aron, solo quiero saber cómo fue. ¿Fue todo fuego y pasión?

Antes de que pudiera responder, un olor acre llenó la cocina. Lyra y yo nos miramos, y luego miramos la cacerola que ella había estado revolviendo antes.

—¡La comida! —gritó Lyra, corriendo hacia la estufa.

Nos apresuramos a apagar el fuego, pero la cacerola ya estaba arruinada. Ambos nos echamos a reír ante la situación, olvidando momentáneamente la tristeza.

—Creo que es un buen momento para pedir comida —dije, tratando de contener mi risa.

Lyra asintió, aún riendo.

—Sí, definitivamente. Y mientras esperamos, me contarás todos los detalles.

La cocina se llenó de risas, y por un momento, todo se sintió bien.

Erol entró a la cocina y nos encontró en medio de la escena caótica. Lyra y yo aún nos reíamos mientras intentábamos salvar lo poco que quedaba de la cena quemada.

—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Erol con una mezcla de diversión y curiosidad al ver nuestra expresión culpable.

—Bueno, parece que accidentalmente quemamos la cena, así que pedimos pizzas en su lugar —respondí encogiéndome de hombros.

—¿Puedo unirme? No puedo dejar pasar la oportunidad de pizza —dijo Erol con una sonrisa de oreja a oreja, lo cual nos hizo reír aún más.

Lusi entró en ese momento, seguida poco después por la entrega de las pizzas. Nos sentamos alrededor de la mesa, disfrutando de la comida y compartiendo historias y risas. Era un momento de ligereza y camaradería que todos necesitábamos después de la tensión de los últimos días.

Después de cenar, la noche avanzó y todos comenzaron a retirarse a descansar. Subí a mi habitación, me quité la camisa y me metí en la cama, esperando que Adison despertara pronto. Cerré los ojos, pero mi preocupación persistía.

Al día siguiente, me desperté y noté que Adison aún no se había levantado. Una punzada de preocupación me recorrió, y decidí llamar al médico de la manada para que la revisara. Lusi se encargó de hacer pasar al médico poco después.

El médico entró y me saludó respetuosamente.

—Buenos días, Alfa Aron. ¿Qué sucede?

—Buenos días, doctor. Marqué a Adison ayer por la mañana, pero aún no ha despertado. Estoy preocupado —le expliqué, esperando que pudiera darme alguna respuesta tranquilizadora.

El médico asintió y procedió a examinar a Adison con cuidado.

—Es normal que el tiempo de reacción a la marca varíe, especialmente en humanos. Puede tomar más tiempo para que su cuerpo se adapte completamente a los cambios que la marca trae consigo —explicó el médico mientras hacía sus evaluaciones.

Mis preocupaciones comenzaron a disminuir un poco al escuchar sus palabras, aunque seguía preocupado por Adison.

—¿Hay algo más que deba hacer, doctor? —pregunté, esperando poder ayudar de alguna manera.

El médico terminó su examen y se volvió hacia mí con una expresión comprensiva.

—Por ahora,  solo debemos esperar y estar atentos. Si no hay otros síntomas preocupantes, lo más probable es que Adison se despierte pronto. Pero si algo cambia o tienes más preguntas, no dude en llamarme de nuevo.

Asentí, agradecido por su atención y cuidado.

—Gracias, doctor. Estaré atento —respondí, viéndolo salir de la habitación.

Me senté junto a Adison, tomando su mano con suavidad y deseando que pronto despertara.

Promesas de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora