ADISON
La ducha me había dejado despejada y con las ideas más claras. Tras terminar de hacer las magdalenas con Lyra y Lusi, me vestí con lo primero que encontré en el armario: un vestido de tirantes azul. Bajé a la cocina, donde todos seguían desayunando.
-Buenos días de nuevo -dije con una sonrisa, entrando en la cocina.
Aron me miró y sonrió, su mirada cálida y protectora.
-Buenos días, mi Luna.
Sonreí mirando como se paraba a mirar el vestido que llevaba, parándose en mi ligero escote.
-Estoy lista- dije, atrayendo su atención.
Aron me miró con una expresión de confusión.
-¿Lista para qué?
-Para irme a trabajar -dije, como si fuera lo más obvio del mundo-. Ya falté un día y Lucy estará preocupada.
Aron compartió una mirada significativa con Erol antes de volver su atención a mí.
-Adison, creo que deberías quedarte en la manada -dijo, su tono calmado pero firme.
Fruncí el ceño, sintiendo cómo la frustración empezaba a burbujear dentro de mí.
-No puedo simplemente dejar Glasgow de la noche a la mañana. Mi vida está allí. Tengo una casa, un trabajo y amigos. Lucy es como una hermana para mí, no puedo dejarla sin decirle nada.
La tensión en la habitación aumentó mientras Aron y yo intercambiábamos miradas desafiantes.
-Entiendo eso, Adison, pero la situación es peligrosa. La carta que encontramos ayer lo deja claro. Quieren hacerte daño -replicó Aron, su voz endurecida por la preocupación.
Me crucé de brazos, sintiendo la rabia y la impotencia mezclarse.
-Y yo entiendo que quieres protegerme, Aron, pero no puedo abandonar mi vida sin más. Necesito ir a hablar con Lucy e inventar algo para que no se preocupe.
Aron suspiró, su postura rígida se relajó un poco.
-Está bien. Te acompañaré. No quiero que vayas sola.
Erol, que había estado observando en silencio, intervino.
-Yo también iré. Así podremos traer algunas cosas de tu casa.
Asentí, agradecida por su comprensión.
-Gracias, Erol.
Lyra y Lusi, que habían estado ocupadas en la cocina, se acercaron a nosotros.
-¿Todo bien? -preguntó Lyra, con una mirada inquisitiva.
-Sí, todo bien. Vamos a Glasgow para que Adison pueda arreglar algunas cosas -explicó Aron.
Lusi me miró con simpatía.
-Tened cuidado niños.
Asentí, sintiendo una oleada de gratitud por tener a estas personas a mi lado.
-Lo tendremos, gracias.
Salimos de la casa y nos dirigimos hacia el coche. La mañana estaba fresca y el sol empezaba a asomarse por el horizonte. Mientras Aron conducía, no pude evitar sentir una mezcla de nerviosismo y alivio. Estaba agradecida por su apoyo, pero también sabía que enfrentarnos a la realidad de mi vida en Glasgow no sería fácil.
El viaje transcurrió en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Cuando finalmente llegamos a mi casa, sentí una punzada de nostalgia y temor. Lucy debía estar preocupada, y yo necesitaba pensar en una buena excusa para explicar mi ausencia.
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Promesas de Luna
RomanceAron es un licántropo. Él espera impaciente a su pareja predestinada. Adison es humana. Ella ha huído para alejarse de lo que la mataba. ¿Qué pasará cuando ambos caminos se crucen?