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ARON

Regresar a la manada después de dejar a Adison en casa me dejó con una sensación de vacío que no esperaba. Conduje de vuelta en silencio, el paisaje pasando como un borrón mientras mis pensamientos volvían una y otra vez a ella. Cuando finalmente llegué a la casa, sentí una punzada de soledad al entrar.

Abrí la puerta y encontré a Lyra tumbada en el sofá, comiendo un helado y viendo una película. La escena me sacó una sonrisa; Lyra siempre sabía cómo relajarse, algo que a menudo envidiaba.

-Hey, Aron -dijo con una sonrisa al verme entrar-. ¿Cómo fue el viaje de vuelta?

-Tranquilo -respondí, dejándome caer en el sofá junto a ella. Sentía el peso de la ausencia de Adison y me acomodé, intentando distraerme con la compañía de mi hermana-. ¿Qué estás viendo?

-Una de esas comedias románticas cursis -respondió Lyra, con una carcajada-. Ya sabes, mi tipo de película.

Asentí, sin realmente prestar atención a la pantalla. Mi mente seguía divagando hacia Adison.

-¿Ya la extrañas, verdad? -preguntó Lyra, sin apartar la vista de la película, pero con una sonrisa comprensiva en su voz.

-Sí, mucho más de lo que pensé que lo haría -admití. No había querido dejarla ir, pero sabía que tenía sus responsabilidades en Glasgow.

Lyra apagó la televisión y se volvió hacia mí, dejando su helado a un lado.

-Sabes, Adison y yo pasamos un buen rato juntas mientras dormías esta mañana. Jugamos con los niños y les enseñó cómo vendar una herida. Es genial, Aron. Será una buena Luna para la manada.

Sus palabras me reconfortaron. Ver a Lyra tan positiva sobre Adison significaba mucho para mí.

-Sí, lo será -dije, sintiendo una mezcla de orgullo y añoranza-. Ya la extraño, pero sé que está haciendo lo que necesita hacer.

Lyra sonrió y me dio un golpecito en el hombro.

-Tranquilo, hermano. Volverá pronto. Y mientras tanto, tienes a tu increíble hermana para mantenerte ocupado.

No pude evitar reír ante eso.

-Sí, supongo que no tengo elección -respondí, sintiendo que mi ánimo mejoraba un poco.

Lyra me miró con picardía, sus ojos brillando con curiosidad.

-Oye, Aron, una cosa... ¿Cuándo piensas marcarla? Cuando se fue no olía a ti.

Suspiré, recordando la interrupción inoportuna que habíamos tenido.

-Nos interrumpieron -respondí, con un tono de frustración.

Lyra estalló en carcajadas, dándome un golpe amistoso en el brazo.

-¡Qué mala suerte tienes! -dijo, todavía riendo-. Espero que la próxima vez no haya interrupciones.

Justo en ese momento, Lucy entró en la sala, con una expresión divertida en su rostro al vernos juntos.

-Bueno, bueno, parece que se están divirtiendo aquí -dijo Lucy, sentándose con nosotros.

-Solo un poco -respondí con una sonrisa.

Lucy nos miró con un aire de autoridad maternal.

-Deberían ir a dormir. Mañana habrá mucho que hacer y necesitan estar descansados.

-Está bien-respondimos Lyra y yo al unísono, provocando otra ronda de risas.

Nos levantamos del sofá, todavía bromeando, y nos dirigimos a nuestras habitaciones. Mientras caminaba hacia mi cuarto, no pude evitar pensar en Adison, deseando que estuviera aquí con nosotros. Pero sabía que pronto estaría de vuelta, y hasta entonces, haría todo lo posible por mantener la manada y a mí mismo ocupados.

Promesas de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora