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Ojos como estrellas, labios de cereza, piel de chocolate, piel de porcelana y un cabello lacio que se ha manchado de rojo la mayoría del tiempo.

Todos los presentes conocen tu nombre porque eres uno de los temas de mi terapia grupal, cada uno de ellos conocen las aventuras y la forma en la que tu compañía, incluso en silencio, puede hacerme tener un buen momento. Conozco tu silueta desde hace cinco años, he memorizado cada uno de los sonidos que tu voz emite, las tonterías que nos provocan gritar al mismo tiempo, tus problemas y los discursos tristes que nos hemos guardado sólo para nosotras, porque yo nunca entendí lo que significaba tener un lugar seguro, hasta ahora que sé que faltan horas para verte.

Somos un par de chicas inseguras buscando un poco de comprensión social, porque nuestras inquietudes sólo han sido escuchadas por las paredes, por la luna y los asientos más solitarios de una plaza que ha cerrado. Y tú, eres el sol más reluciente que le hace justicia a este caluroso pueblo, eres la hoja que jamás se ha secado en este parque somnoliento, eres la única copa de cristal que no he logrado estropear, este pueblo siempre ha sido peligroso para ambas, pero aprendimos a sobrevivir a través de sus calles.

Este lugar se ha encargado de darte lecciones de vida que nunca ordenaste, lastimando unos cuantos sentimientos, ahora te cuesta creer en ti misma, por eso detesto este tormentoso terreno. Las mejores cosas se han mantenido con nosotras, nuestros suéteres han caminado sobre las mismas hojas de papel, ahora te estoy escribiendo una carta después de que nuestros trapos se han arrugado, buscando una manera de hacer que los ojos de alguien más comprendan lo cómoda que ha sido tu compañía durante estos atardeceres.

Compartiendo nuestros mejores momentos en el internet, quizás nosotras estamos disfrutando las mejores horas de este cielo y a las demás personas les importa un centavo. Todos los recuerdos que recolectamos aún los llevo guardados en mi mochila, tus palabras de aliento, tus risas sin aliento, tus profundos “lo siento”, nuestros indecisos pensamientos, eres un paseo increíble, golpéame si miento.

Cada una de nosotras ha visto a través de los ojos de la otra, dime sinceramente, ¿qué ves cuando me río profundamente de un chiste estúpido?, ¿qué ves cuando mis lágrimas maquillan mi rostro?, ¿qué ves cuando ves a través de mis ojos?

Quiero almacenar cada trozo de nuestras voces parlantes, fotografías en mala calidad, relojes sin funcionar, creando un lazo más resistente que el estambre, porque tal vez estoy empezando a creer que el destino nos había preparado para esto, y podría asegurar que estoy sonriendo mientras lees esta carta impacientemente.

Nos convertimos en adultos cada vez más rápido, ignorando el hecho que ambas ya lo somos, observando eclipses inolvidables y movimientos imparciales, quisiera que alguien recordara esto, así que lo haremos juntas en esta ocasión, viajando por primera vez en un avión que escuchó todos nuestros sueños, almacenados entre tantas maletas y pensamientos acumulados. Abordando nuestras calles soñadas, aquellas que jamás creímos pisar tomadas de la mano, pero logramos conocer tantos placeres, edificios y sombras que mis mejillas no olvidarán, museos incontables, fotografías memorables, tantos días de fantasía junto a tu incomparable compañía, recordando uno de los mejores días de nuestras vidas, cantando mientras el confeti caía, lágrimas y abrazos, podría vivir todo esto de nuevo si sólo me pides volver a intentarlo.

Pero no todos nuestros respiros han sido dulces, lastimadas por la noche, sentadas por horas sobre suelos irreparables, buscando al hombre indicado entre tantos viajes pasajeros, rosas blancas y nadie nos presta atención, porque nuestras canciones favoritas suenan mientras los demás se preocupan por sus propias vidas, esculpiendo las mentiras de quienes nos han abandonado, todos los diciembres nos han llevado a quedarnos solas, y tal vez algún idiota pensaría que no es suficiente, pero es probable que jamás te haya escuchado hablar de un tema sin sentido que sueles desviar hacia otro cada vez que quieres decir algo que puede que haya olvidado.

Y sé muy bien que eres una de mis cicatrices favoritas, ¿eso no es suficiente para que dejes de ser insegura?, porque daría mi vida por cuidar de tus meses más inquietantes si eso te mantendrá a mi lado, porque yo sé que eres una chica que se preocupa demasiado, cuestionándote cada madrugada si estás lista para este duelo, posponiendo tus sueños por las preguntas que merodean sobre tu cabeza, los murciélagos están cansados de esperar a que tus dudas se vayan, comprendo si te planteas algunas veces tu valía frente a las cortinas opacas, pero eres tan valiosa como las mariposas que se han quedado en el jardín de mi casa. Mirando al espejo equivocado porque la vida prueba tu valentía hacia los retos más complicados, la universidad puede sentirse como un diluvio que no se detiene desde septiembre, pero sé que estás lista para combatir cada gota que provoque en ti una caída, regresando a casa con la sombrilla que tu abuela te obsequió.

Aprendiendo que las personas son momentos, te ha costado deshacerte de eso, pero te prometo que intentaré ser el recuerdo más longevo a través de tus ojos llorosos, confesando que quisiera conservar tu risa más allá de mis oídos, porque siempre había sido complicado encontrar a alguien que me entendiera demasiado y espero genuinamente que ese pensamiento se cruce por tu cabeza cuando estoy contigo. Nuestras lágrimas arruinando la misma cama, compartiendo tiempo de calidad con la nostalgia, apagando las velas y caminando de regreso a casa después de una noche de nuevos recuerdos asegurados.

Y si esto es una carta más, créeme cuando digo que escribir sobre amor es muy complicado para mí, porque la vida ha lastimado mis dedos, pero me ha compensado tantas veces con tu presencia, cada vez que la tinta arruina mi camiseta blanca, recordando la mariposa que reposaba en el collar que me regalaste, lamento no ser siempre la compañía que mereces, supongo que no arruiné esta hoja sólo porque quiero empeñarme tanto en no perderte, y si en algún punto llego a convertirme en un recuerdo pasajero, créeme que amaré y abrazaré el tuyo cada vez que mi compañía sea nula, porque me has regalado los mejores años de mi vida desde que tu luz decidió tomar mi mano por primera vez.

ESTO PUDO HABER SIDO UN AUDIOLIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora