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Espero que mi madre esté durmiendo en este momento, porque no quisiera que escuchara como mis lágrimas humedecen su florero.
Todas las personas son propensas a recordar, incluso si intentan dormir antes, si el perfume se ha agotado, si cada una de las palabras que escucharon se han apartado de su cabeza, sólo me aterra envejecer y sentir todo esto como lo siento ahora.
Viví durante cuatro años sobre una burbuja que tuvo que explotar, porque las personas soplan hacia donde los alambres de púas se oxidan, y sólo me dejé llevar, pinchada por cada uno de ellos, supongo que es lo que consigues al colocar tus sentimientos sobre la mesa equivocada.
Los tragos amargos no siempre tienen un sabor similar, porque algunas veces curaste cicatrices que no ocasionaste, tal vez inicié de la manera incorrecta, así que empezaré a hablar del pasado, así todos podrán sentir tu ausencia y podrán dormir bien por las noches.
Bendigo al parque en el que resulté encontrarte, maldigo el día en el que estuviste ahí, charlando con tu ex novia, todo era muy silencioso, a pesar del sonido de la música y las risas de quienes me rodeaban, sin voz, sin nadie que quisiera acercarse a saludarme, pero ignoraré eso, porque me escondía en cualquier lugar donde nadie pudiera verme.
Pasaron ocho meses, pude conocerte más de lo que se suponía debía, pero construimos un lugar en el que ambos empezamos a sentirnos seguros, ignorando el hecho de que otras personas influían en esto, seguiré hablando de ti, porque eres el causante de esta carta, y quiero tomarme el tiempo para explicarte el por qué, si es que en algún momento te lo preguntaste.
Seguía conociendo tus ángulos, aquellos que en aquel parque no pude notar, abrazabas con más frecuencia, sonreías con más frecuencia, pasábamos noches increíbles, caminando por cada una de las calles de tu pueblo, hablando y callando, eras el tipo de chico que quería conservar, porque me sentía cómoda teniendo un amigo cerca, capaz de cuidarme, capaz de transformar mis pesadillas en madrugadas con vistas al cielo estrellado.
Y la vida se seguía marchando, aún te tenía justo a mi lado, a pesar de los malos ratos, cuidando mis pétalos, aquellos que yo misma no supe cuidar, las noches eran jóvenes, un grupo de personas viviendo una fiesta, así eran mis días felices, bailando alrededor de los semáforos, acompañándote a casa, recorriendo todas estas casas, sólo para poder sentarme a tu lado y hablar de nada, así eran mis días felices.
Conocí a tu familia, conocí a tus amigos, pero no es algo de lo que quisiera hablar, conocí tus palabras sinceras y esa manía de bromear cuando la seriedad se planta sobre tu puerta trasera, silencios de rompimiento, abrazos que otorgan esperanza, sabíamos sanarnos el uno al otro, rotos por dentro, rotos por fuera, así es como las personas aprenden a cuidarse, y podrían llamarme mentirosa si dijera que no encontré un rayo de luz en tus abrazos, a pesar de que las luces de tu pueblo se apagaban después de las 2:04.
Y no diré que los conflictos nunca atravesaron nuestra barrera, porque sí lo hicieron, veintiséis veces en un año, pero sabíamos solucionarlos ya que nunca fueron tan profundos como para torturarnos. Episodios de aislamiento, me perdí en tantos de ellos, hasta que volvía a verte y eras tan fuerte como para abrazar las piezas rotas que dejé en tu sofá, secando las lágrimas de una niña perdida, aquella que alguna vez amaste.
Mis sentimientos siempre fueron directos, sé que estuve enamorada de alguien más la mayoría del tiempo, pero desperté dudas a lo largo del desierto, porque incluso aún los recuerdo, pero nunca fui tan rápida como para avanzar, lo lamento.
Y la vida seguía siendo completamente igual, estábamos creciendo, aprendiendo de los problemas del otro, cuidando cada uno de los lugares a nuestro lado, para mantenernos ahí, porque nuestra conexión brillaba, nuestros latidos se sincronizaban y el camino hacia tu casa se mantenía divertido cuando te tomaba del brazo y el frío nos golpeaba.
Recordar es volverme a sentar sobre mi cama, y aún recuerdo cada uno de los meses en los que estuviste presente, aquellos de los que no me he atrevido a poetizar, porque es un delito juzgarme por las acciones de alguien más, porque esperar a que el dolor repare cada una de las grietas sólo hará que el recuerdo se vuelva cada vez más profundo. Y si tu amistad era lo único que tenía, ¿por qué demonios empecé a sentir demasiado?, razones que Dios no habría podido explicar, recordando la última vez que caminamos juntos por este boulevard.
Y si octubre tiene los mismos días que enero, ¿por qué no puedo dejar de llorar cada vez que septiembre se aleja?, porque las fiestas nunca fueron mi tipo de plan perfecto, pero ahí estaba, en la terraza de tu mejor amigo, pasando una noche de octubre más contigo, divirtiéndonos a pesar del poco ruido y los asientos vacíos. Tenía que regresar a casa, te invité a dormir conmigo, y el camino en el taxi fue algo apresurado, mirando a través de la ventanilla las luces de los autos, escuchando la música en la radio, tantas calles oscuras y contacto visual, hasta que por fin llegamos y cruzamos mi puerta.
La habitación de mi hermano parecía la más cómoda de habitar, nos recostamos sobre su cama, comiendo galletas de chocolate, hablando sobre mis sentimientos, fotografías frente al espejo, pijama rojo, cabello rosa, gorra negra, sábana amarilla, y la sensación de ser la primera persona que invitaba a dormir conmigo, siempre será un recuerdo. Y recuerdo haber hablado lo suficiente para que nuestros ojos se cansaran y llegara la hora de dormir, dejaste tu pantalón junto a la cama, reposando con la luz apagada, vulnerable junto a la almohada, nunca creí que sería la noche equivocada.
En realidad, olvidé la hora que dictaba el reloj en ese momento, pero despertaste, o fingiste haber estado durmiendo, y te inclinaste justo donde mi cuerpo se encontraba, tus manos olvidaron sus guantes y tú olvidaste todas las promesas que nuestra amistad había creado, y te acercaste lo suficiente para pasar tus huellas por todo mi cuerpo, una y otra vez mientras una chica débil dormía, o fingí haber estado durmiendo, porque no sé cómo explicar el desastre que estaba sintiendo en ese momento, tus manos tocaron el cuerpo que abrazaste tiempo atrás, tus manos arruinaron un cuerpo que no he querido volver a mirar, tus manos destruyeron un templo que sólo yo intentaba cuidar, lo hiciste, aún lo recuerdo…
El tiempo cura, pero fue incómodo tener que sonreír al verte el día siguiente, actuando como si nada hubiera ocurrido, porque simplemente estaba dormida, eso es lo que tú pensaste, pero tus manos tocándome son el único recuerdo que he tenido cada vez que octubre se escucha aterrizar. Tú fuiste la peor de mis noches, marchitaste todo lo que sentía por ti, tal vez habría querido ser tu novia si no hubieras abusado de mí.
Y sé que es de valientes retratar, pero tuve que seguir con mi vida, sintiéndome estúpida al verme en el espejo, sintiéndome culpable al ver tu reflejo, el dolor no es para siempre, el amor no es para siempre, el dolor no es para siempre, nada es para siempre.
Pasaron nueve meses hasta que decidí hablar, hasta que después de tanto tiempo me pude alejar, finalmente puedo narrar públicamente lo que viví, ahora que ya no estás aquí, y la vida ha sido más linda desde que me fui, pero aún recuerdo esa maldita noche en la que estuviste aquí. La inseguridad invade mis estrofas, traiciona mi confianza y ha arruinado muchos de mis momentos felices, sólo por el daño que me hiciste, todo por el daño que me hiciste.
Ahora, han pasado más de dos años desde que me alejé de ti y de todas las palabras que vimos morir, porque el “para siempre” hace que las promesas se vuelvan estúpidas y cada una de ellas terminaron lejos de aquí.
Exhaustivamente espero que sólo merezcas una carta de mi parte, porque siento como mis melodías se cristalizan cuando vuelvo a recostarme sobre aquella cama. Nadie en esta profunda ciudad está buscando tu alma, pero espero que te sientas culpable por esto todos los días de tu vida, convertiste a una simple niña en un desastre, uno que ni siquiera el eco volverá a tocar.
Tú fuiste la peor de mis noches, marchitaste todo lo que sentía por ti, tal vez habría querido ser tu novia si no hubieras abusado de mí.
(el dolor no es para siempre, el amor no es para siempre, el dolor no es para siempre, nada es para siempre)
Tú fuiste la peor de mis noches, marchitaste todo lo que sentía por ti, tal vez habría querido ser tu novia si no hubieras abusado de mí.
(el dolor no es para siempre, el amor no es para siempre, el dolor no es para siempre, nada es para siempre)
Tú fuiste la peor de mis noches, marchitaste todo lo que sentía por ti, tal vez habría querido ser tu novia si no hubieras abusado de mí.
(el dolor no es para siempre, el amor no es para siempre, el dolor no es para siempre, nada es para siempre)
Tú fuiste la peor de mis noches, marchitaste todo lo que sentía por ti, tal vez habría querido ser tu novia si no hubieras abusado de mí.
(el dolor no es para siempre, el amor no es para siempre, el dolor no es para siempre, nada es para siempre)
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ESTO PUDO HABER SIDO UN AUDIOLIBRO
PoesiaEsto pudo haber sido un audiolibro, pero lo arruiné...