Emma.mp3

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Todo está bien, todo ha estado bien, supongo que es la única respuesta que escuchamos pasados los años, sigues siendo una niña en el cuerpo de una adolescente inmadura, con ambiciones extremas y deseo por olvidar las buenas tradiciones, tan distinta al resto, una pequeña aventurera con la cabeza mirando hacia los árboles más altos.

Todo está bien, te conozco desde que vi a tu alegría nacer, era tan pequeña para recordar tu segundo nombre, alejadas por nuestros ideales ya que tú aún no tenías la habilidad de formar juicios propios, aceptando las decisiones que tu madre tomaba por ti. Te transformaste en una niña sobreviviente, tan audaz para haber dormido durante seis, siete, nueve años, uniendo peldaños del mismo color sólo para poder sentarnos juntas, yo ya era una adolescente, pero comprendía tus necesidades y me adaptaba a los sueños que yo no pude cumplir, esa mirada al futuro tan provocadora, quería quedarme a tu lado, riendo y manipulando tus peluches favoritos para generar un recuerdo del que ambas hablamos de vez en cuando actualmente.

Pasando toda una infancia corriendo alrededor de la casa de nuestros abuelos, soñando al ver la televisión, juguetes desordenados por toda la cama, aire acondicionado y música que ninguna aprendió a pronunciar correctamente, todo está bien, aún podemos quedarnos con esos detalles en lo más profundo de nuestras almas infantiles. Pláticas inmaduras, incluso si tu edad avanzó, yo seguía siendo una mentalidad estancada, pasando horas bailando, era nuestro mejor espectáculo, cantando y moviendo nuestros zapatos en cualquier suelo que reflejara un poco de ritmo en sus paredes.

Las tardes eran nuestro horario seguro, saltando como dos locas sobre un trampolín que le pertenecía a uno de nuestros familiares, corriendo entre tantos juguetes, tantas volteretas, sin importar si el sol golpeaba nuestras inquietantes ideas, construí los mejores recuerdos de pequeña desde que pasaba mis días jugando contigo, aunque mi edad era la incorrecta, mis sueños seguían siendo similares a los tuyos, dos niñas despreocupadas viviendo su mejor momento, sin pensar que el futuro nos condenará a desaparecer todo esto.

La habitación de mi hermano se convirtió en el escenario imaginario adecuado, corriendo, gritando, pasando momentos increíbles, porque la música siempre ha estado de nuestro lado, todos los vecinos lo saben bien. Cada noche podíamos montar una fiesta, tus cuidadores salían a divertirse y decidías quedarte en mi casa, bailando, almorzando y viendo programas que mi televisión dejó de reproducir, aún recuerdo ese sentimiento, podría desear vivir esto de nuevo.

Eres una adolescente ahora, tan callada, tu capacidad de divertirte no ha cambiado mucho, pero puedo sentir a tu libertad moviendo tu cabello, hemos perdido tanto, tu casa se siente tan vacía cada día, pero estoy feliz porque las guerras dejaron de sentirse tan pesadas ahora, espero que escuches a aquellos recuerdos cada madrugada y te sientas segura de todo lo que construiste alrededor de las paredes y de las personas que por desgracia se han marchado.

Y no pienses que he olvidado todo, nuestra relación sigue siendo única, todavía pasamos momentos memorables, un poco más apagados comparados a nuestras infancias, pero aprendimos a divertirnos sobre esta escala, nuestras voces permanecen intactas, no hemos olvidado aquellos pasos de baile ridículos, y mis anteojos reflejan una sonrisa cada vez que te veo subir al autobús de regreso a casa, después de que el bachillerato mantuvo a tus manos ocupadas.

Hemos madurado las veces necesarias, cumplimos la mayoría de los sueños que dos niñas dibujaban, ahora me alegra memorizar cada suceso cuando camino frente a la puerta de tu casa, veladoras y árboles descansando, las buenas noches pueden estar terminando. Sólo quiero que sepas que sigo atesorando a aquella niña que me dio la infancia que merecía, gracias por los abrazos y las risas que nadie más comprendía, que la nostalgia me lastima mientras te estoy viendo crecer, pero es el precio a pagar después de verte nacer, el nombre de tus padres escritos en el tuyo, la felicidad de tus huesos aún reposa en los míos, y quiero que sepas que te sigo queriendo con la misma intensidad con la que esa niña alguna vez me quiso, porque éramos las únicas personas que querían quedarse juntas toda una vida, y guardaré todo aquello de la misma manera en la que guardé tus dibujos pequeños, las promesas son sólo palabras que compuso un mal escritor, pero intentaré prometer algo ahora, cuidaré de tus sueños de adolescencia así como tú me ayudaste a cuidar los míos, una niña poco conocedora agradecida por la infancia que le obsequiaste sin pedir nada a cambio.

ESTO PUDO HABER SIDO UN AUDIOLIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora