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¿Podrías quedarte con el primer recuerdo que creaste sobre mí?
Departamento 104, el único entre tantos que pude haber evitado, detrás de aquella puerta que esconde al chico con un mural en su cuerpo, promesas tatuadas y unas gafas hechas de algún material resplandeciente. Un motociclista popular entre todos los residentes, encantada de conocerte, ¿puedo pedir perdón ahora o la carta no ha avanzado lo suficiente?, un catador de paseos riesgosos, con un cuerpo que pudo haber robado de un militar, los brazos más fuertes que mis uñas han lastimado, tan enormes que podría escribir un nuevo libro sobre ellos, pero tus pensamientos anteriores han ocupado el espacio donde mi nombre pudo haberte manchado, fue tu mejor decisión, haber bloqueado mi tristeza antes de arruinar alguna parte de tu cuerpo monumental.
Es la clase de chico que le compra flores a su madre cada semana, silencioso entre los alambres de púas, entregado a la idea de ser un escultor si mi corazón lo necesitaba, pero el amor que existe en mí se ha quedado en tu habitación solamente una vez, ahora los pájaros me culpan por no ser recíproca, creo que sí merezco todas las veces que el dolor me ha acercado a él.
Un individuo que irradia dulzura, con una sombrilla que lo cubra de mis diluvios, llevándome cada noche a recostar mi cadáver dentro de su departamento, nadie escucha a mis tormentas, me estoy secando mientras tus labios me mantienen cerca de tu sombrilla cerrada. Las veladoras desprenden canela, colores trastornados junto al ventilador averiado, sé que nunca mencioné un “te amo”, y si soy culpable ahora, amo estar abrazando tu tatuaje, y si realmente soy culpable, busquen entre mis trapos viejos el arma con la que borré el nombre de tu padre de mi invitación de cumpleaños.
Seamos un par de estúpidos floreciendo entre tantas plantas moribundas, mis oraciones junto a ellas con el último suspiro de amor que me queda, porque eras tú quien cuidaba mis cicatrices cuando la sequía se pronosticaba, pero jamás comprendí el sentido de esto, no pude amarte incluso después del anillo que colocaste en mi collar oxidado.
Querías conocer a mi familia, pero mi madre no es amante de los tatuajes oscuros ni de las personas que suelen burlarse de las imágenes religiosas, y si puedo decir algo antes de que te canses de leerme, no te habría dejado tocar mi puerta si al final de la noche hubiera provocado que tu motocicleta te traicionara de regreso a tu paraíso movible. Intenté cambiarte sólo para convertirte en lo que quiero que seas, lo siento, no puedo amarte de esta manera, porque tus fantasías menos dramáticas son las que me hacen crearte una carta como esta, y sé que serás un alma cuidadosa para la siguiente chica que quiera abrazar tu espalda en el asiento trasero de tu vehículo veterano.
Departamento 104, me enamoré del aroma de las sábanas y de la forma en la que me reclamaste de tu propiedad mientras tus manos apretaban mi cintura, la única maldita noche en la que escuché tu nombre por medio de mi voz, la última noche en que tu cuerpo se balanceó sobre el mío, cuatro ojos mirando sus propios reflejos, “te amo”, perdóname esta vez, mi silencio no fue la respuesta que querías, no te amo, lamento haber arruinado tu cama con mis pensamientos decepcionantes.
¿Recibiste el mensaje que le pedí a tu hermano que te entregara?, hace dieciséis meses que no te conozco, camino por las calles con la esperanza de que mis ojos sean bloqueados por tu motocicleta en alguno de los callejones que el tráfico ha cerrado, y sé que me juzgarías ahora porque le estoy pidiendo a Dios que me permita regresar al momento en que me sentía bien, a aquellas noches en las que aún no te ahuyentaba, me he quedado sola otro febrero, supongo que lo merezco de nuevo.
¿Cómo habría continuado nuestra historia si no te hubiera lastimado?, lo único que sé es que lo extraño, el amor que no pedí porque cada una de las piezas que rompí me hacían creer que jamás lo merecería, y si el juez me ha declarado culpable, no te amé, lamento no haberme aferrado a la tinta que sí pudo quedarse en tus brazos, lamento haber escrito con tinta blanca mi número telefónico alrededor de tu nueva motocicleta.
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ESTO PUDO HABER SIDO UN AUDIOLIBRO
PoesiaEsto pudo haber sido un audiolibro, pero lo arruiné...