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Índigo, verde, azul, naranja, fragmento ausente, brújula rota, insomnio constante, ignorante olvidado, servilleta obsequiada, teléfono óptimo, cambio ansioso, suciedad, tabaco, rocío, olvido.
Viernes 22 de mayo, olvidé todos los días anteriores a éste, lo único que nos queda es el recuerdo de un amor que sólo sucedió en mí, ahora tengo que aprender a dejarlo ir, a ambos. Afuera es lluvioso cada día desde que desaparecí, han pasado cuatro años desde nuestro último beso, ¿por qué no estás llorando por mi ausencia viviendo el duelo con alcohol barato?, supongo que la mejor parte de la tristeza es cuando proyecto a las tormentas frente a tus ojos cerrados, todo ha cambiado para ti y yo continúo pagándole la cuenta al mismo mesero pelirrojo, todo ha cambiado para ti, arruiné otra linda noche, ¿no es así?
Índigo, verde, amarillo y naranja, todos en neón en una pobre discoteca, la diversión se detuvo una vez más, estoy en mi mente, sentada sobre tu cama con mis zapatos viejos, leyendo mis cartas mientras disfrutas de televisión educativa, he aprendido del orgullo, pero me despierto a solas cada mañana, colores apagados, todos en neón en una pobre discoteca.
Las metáforas me llamarán egoísta si digo que recuerdo tu sonrisa de madrugada, escasas noches en las que nuestra vida no era afectada por el internet, atribuyendo culpas innecesarias a espectros que mienten por naturaleza, cuando fue mi culpa estar confundida, esa es la respuesta si las estrellas siguen brillando en esta noche de junio.
¿Extrañas las historias paradisíacas en las que te convertí?, el morado de mis hojas pudo haberse opacado, mis sentimientos pudieron convertirnos en extraños, el dolor es gratificante, el amor es traumatizante, tal vez ya hice 416 escritos sobre ti antes, la musa de mis poesías, la peor parte de mi historia, todos lo han notado, mírenme quedarme sola otro verano bajo la mirada de juicio de Dios.
¿De quién es la nueva silueta que observas utilizando tu suéter verde antiguo?, escondí tus problemas en mi armario, no quiero escucharlos hablar otro fin de semana, me estoy desmoronando entre los cristales rotos y moretones de cigarrillos, volviéndome una nueva tragedia, labios sangrando y pestañas flotando sobre el plato con sopa caliente que preparé en el microondas, esta es la parte divertida, rayando la puerta principal con crayones, siempre fui una buena chica, ¿por qué me enamoré de un tipo así?, sangrando de rodillas, nadie me mira, todos mueren durante la madrugada, soy el desastre más llamativo de este pueblo, esta es la parte divertida, atravesando tu ausencia de la mejor manera.
Aún hay tantas cosas del pasado que reclamo frente al escritorio, ¿por qué fingías demencia cuando quería hablar de nuestro futuro?, esquivando mis palabras y lo deseosos que mis ojos observaban tu ignorancia, porque jamás fui la chica que te ayudaría a superar esto, perdóname si fue demasiado sincero, olvida la forma en que colocaba mis heridas en la palma de tu mano.
En las madrugadas en las que me siento sola (siempre) me interesa saber cómo has estado (siempre), lo sé, soy una mala poeta gracias a ti, soy culpable por considerarte un enamorado, lo sé, soy una mala persona gracias a ti, soy culpable por considerarte un enamorado.
Y si te leo todos mis escritos, ¿sabrías claramente cuáles son para ti?, porque he leído cientos de ellos frente al público, esperanzada de que algunos de los asientos vacíos fueran ocupados por tu presencia, porque sufrí por ti y tú jamás conociste ese sentimiento, me estoy aburriendo de ser torpe y triste, pero tengo que demostrarlo hasta el día en que tus lágrimas reconozcan el suelo en el que me enterraste y pidas una disculpa, una disculpa real hacia un asiento vacío de margaritas.
Las estaciones siempre estuvieron a tu favor, en el suelo ya es verano, pero mis manos siguen en invierno, decididas a quedarse con todos los recuerdos de una noche de navidad, ¿qué pasó con la electricidad que nos rodeó en aquella noche?, distorsionada entre tantas luces parpadeantes y regalos mal elegidos, mi familia no ha olvidado esa cena, y si escuchas el eco de tus recuerdos, yo tampoco he podido olvidar tu mirada durmiendo bajo mi lengua.
¿Por qué gasté la inocencia de mis poemas en un hombre que jamás me cuidó?, estoy asimilando mi proceso de sanación, corriendo entre antorchas y negaciones de amor, tengo tantas ganas de pedirme perdón, pero es demasiado pronto para creer que lo merezco. Le temías a la soledad, yo bebí de ese trago, los nudos de mis zapatos conservan la huella de los tuyos, fue como una bala que me permitía sonreír, tal vez estaba siendo la chica correcta, era la fantasía más normal que pude haber experimentado, pero cambiaste tus botas negras por un calzado distinto y mis nudos siguen marcados por ti, al igual que mis manos, mis labios y toda esta habitación dependiente. Me costó tantos años de mi vida darme cuenta que jamás me amarías, solamente necesitabas contacto físico, ahora tus huellas manchan mis sábanas y me vuelvo una chica triste utilizada.
Tu cumpleaños siempre será el mismo día, pero yo no volveré a tener 21 de nuevo.
Si la vida te está tratando bien en este momento realmente no me interesa saberlo, sigo mi camino entre los bosques y las avenidas solitarias, recordando, recordando lo enamorada que estuve, y si me otorgas un segundo más para recordar, perdóname por los besos robados, pero era lo único en lo que pensaba cuando tu familia se iba a dormir y me quedaba a solas contigo en la oscuridad de tu sala. Y sé que me has olvidado, pero mis fantasmas siguen pintando de gris tu casa, aquella puerta que no he vuelto a sentir, tu familia con la que no me he vuelto a reunir, ¿cómo se encuentra tu hermano pequeño?, ¿ya creció lo suficiente para poder mostrarle tus historias?, ¿tu padre te ha perdonado o siguen sin hablar de ello?, dijiste más de doscientas veces que merecía a alguien mejor, ¿no pudiste intentar convertirte en alguien mejor?
Te enamoraste de nuevo, esta vez es real, supongo que ella no ha salido herida, debe ser lindo verla sonreír con los mismos chistes que me hacían reír, bailando la música que mi reproductor te enseñó a bailar, ¿ella ya superó los estándares que dejé escritos en tu techo?, todo esto es como una historia que ya viví, no la culpo, ser mejor que yo debe ser fácil, pero no hablaré de ella, no puedo culparla por lograr enamorarte.
Vaya, realmente se ha terminado, llorando en el asiento trasero del taxi, te quedaste mi suéter, todos los días son como esa noche de diciembre. Ya hice 417 escritos sobre ti, el dolor me hizo saber lo que es enamorarse, pero no guardo resentimientos ahora, he madurado y he valorado lo vacía que se encuentra mi habitación, y quizás no volvamos a ser los mismos desorientados de hace tres navidades atrás la próxima vez que nos reconozcamos, pero si me pidieras bailar una canción, tal vez podría aceptar alguna vez.
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ESTO PUDO HABER SIDO UN AUDIOLIBRO
PoetryEsto pudo haber sido un audiolibro, pero lo arruiné...