MALAS NOTICIAS

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NARRADOR OMNISCIENTE

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NARRADOR OMNISCIENTE.

El mal clima que acechaba a la ciudad parecía un reflejo de lo que la mayoría sentía…

 Habían pasado al menos siete horas de lo que parecía ser la tragedia más grande en la vida de Ethan y April, sin embargo ambos eran presas de sus propios abismos, uno muy alejado del otro.

 April continuaba sin despertar aunque su cuerpo luchaba por mantenerse en reposo, su mente revivía una y otra vez lo sucedido sumiéndola en un bucle de pesadilla. Su panorama era muy alentador, pero las secuelas emocionales con las que tendría que lidiar serían el verdadero reto.

Logan se mantenía tan firme como conmocionado a su lado, sentía que había tratado un millón de casos de lesiones, accidentes, incluso gente había muerto una que otra vez en sus manos sin embargo, nada se comparaba con ver al amor de su vida tendida en una camilla con la cara y cuerpo llenos de heridas y hematomas, habiendo perdido el embarazo que aunque él estaba seguro de que era muy pronto, sabía cuan emocionada y enamorada estaba ella.

Logan era una máquina sobre April, no paraba de chequear sus signos vitales, la cobijaba si la sentía un poco fría o retiraba la misma si el caso era al contrario, había conseguido un ungüento que esparció delicadamente en el rostro para ayudarla a desinflamar la piel de su cara. Cada tanto se le escapaban un par de lágrimas al verla así. Creía que sabía lo que debía hacer, pero estaba tan perdido como la amiga que lo acompañaba en su dolor y tristeza.

Ghail no paraba de llorar e incluso Logan había pedido que le suministraran algún tipo de calmante, la pobre se había desmayado al ver el estado deplorable de April y luego se sintió tan responsable por no haber entendido las señales, que aunque eran inconclusas, allí estuvieron ¿Qué clase de mejor amiga era? Sintió tanta pena y dolor al saber su perdida que pidió con fuerza que aquello solo fuese una pesadilla…

—Tenemos que llamar a Sam. —había dicho Logan sacándola de sus pensamientos.

—¿Ethan no lo hizo? —preguntó dudosa.

—Ghail, mira a tu alrededor. Ni siquiera está aquí. —se quejó sintiendo desdén. —No puedo creer que se haya ido.

—No lo comprendo… algo debe haber sucedido…

—¿Qué puede ser más importante que April en estos momentos? —cuestionó al ver su insistencia en excusar la ausencia de Ethan.

—Yo solo…

—¡Chicos! ¿Cómo está April? —aparecieron apresuradamente Alexander y Petter en la sala de espera, mientras Ghail y Logan esperaban fuera el cambio de turno y la revista médica.

—Está estable… pero hay mucho de lo que debe recuperarse. —explicó Logan con la cabeza entre las manos.

—¿El bebé...? ¿Está bien? —indagó Petter con preocupación.

Ghail negó con la cabeza. —Sufrió un aborto por trauma.

—¡Oh por Dios! ¡Pobre April! —Alexander cubrió su boca sintiendo pesar. —¡Maldito seas Marcus Davies! Espero que te estés quemando en las pailas del infierno eternamente… —escupió amargamente.

La muerte de Marcus era tan impactante como sosegante para todos, sería la última vez que haría daño a April, aunque esta vez la habría marcado como nunca.

—¿Dónde están Ethan y Sam? —Petter observó en todas direcciones intentando dar con ellos.

—Por Ethan ni preguntes y Sam lo más probable es que aún no esté enterado. —dijo Logan poniéndose en pie.

—Puedo llamarlo, April necesitara de él ahora más que nunca. —ofreció Alexander y Ghail asintió.

—Si, por favor hazlo tú. Yo no sé como darle tan malas noticias. —sollozó Ghail conteniendo el llanto y Petter la abrazó.

Y mientras en el hospital los amigos de April lamentaban la situación y Alexander se ponía en contacto con Samwell para darle aviso; en otro lado de la ciudad en el departamento de Ethan, esté se mantenía sobrio pero embriagado de dolor, ira y rencor destruyendo incluso lo que ya eran restos de muebles y electrodomésticos. Eugene esperaba impaciente la llegada de Nicholas porque todos sus intentos de hacer entrar a Ethan en razón habían fracasado y por ello temía dejarlo solo. Claro qué volar de Dubái a Seattle eran al menos quince horas de las cuales solo habían transcurrido unas 5 desde que Nicholas había abordado y comenzado el viaje. Aún faltaba mucho para que su hermano pudiese hacerle compañía.

Eugene necesitaba que Nicholas se encargara de Ethan para ocuparse de algo incluso tan importante como la situación misma y esto era nada más y nada menos que el origen de todo. Habían muchas incongruencias y cabos sueltos que Eugene deseaba esclarecer, pero el estado de Ethan no le permitía centrarse en otra cosa.

Samwell acababa de recibir la noticia a través de Alexander y sintió que su corazón desfallecía, había intentando durante tanto tiempo proteger a su hermana y a su sobrino de ese monstruo y había fallado… por segunda vez.

Mariam trató de ayudarlo a sobreponerse del ataque de pánico que le había embargado, pero él insistía en que solo verla lo calmaría. Se disculpó con los familiares de su prometida con quienes compartía la mesa y subió a su habitación a armar su equipaje y revisar en su teléfono para comprar el boleto de vuelta a Seattle lo más pronto posible, él sabía que serían las peores seis horas de vuelo de su vida, le dijeron que April se encontraba estable y en recuperación, pero el sentía un peso en su corazón que lo arrastraba a los recuerdos de la última vez que estuvieron juntos… esa noche en la que se había enterado de su embarazo y habían discutido, recuerdos que ahora lo llenaban de culpa.

Quizá por esa discusión fue que April no le avisó nada de lo que estaba sucediendo, solo podía pedir a Dios y a la memoria de sus padres que tanto ella como su nuevo sobrino estuviesen bien, por más que preguntó por este último, Alexander no quiso entrar en detalles así que solo le quedaba rezar…

TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora