𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Si bien dicen que la pureza e inocencia no pueden tomar forma humana, la llegada de Naerys y Jacaerys Targaryen, los primeros hijos de Rhaenyra, demostró lo contrario. Desde su nacimiento, Naerys fue una prueba viviente de la verdadera naturaleza de los Targaryen. Con su cabello rubio platinado, tan brillante como el de su madre, y sus ojos lila que reflejaban la pureza de su linaje, Naerys no solo encantó a su familia, sino que también despejó cualquier duda sobre la legitimidad de sus hermanos. Para Rhaenyra, la presencia de Naerys fue una bendición, una afirmación de su propia sangre y una prueba irrefutable de que Jacaerys era indudablemente hijo de Laenor Velaryon.

A medida que los años pasaban, Naerys florecía con una belleza cada vez más impresionante, replicando la apariencia de Rhaenyra con una precisión casi mágica. Su piel, tan fina y delicada, parecía resplandecer bajo la luz del sol, y su rostro, con cada rasgo perfectamente esculpido, era un testamento de la gracia y la elegancia de su madre. Incluso el rey Viserys, observando a su nieta con ojos atentos, sabía que su belleza y pureza atraerían a muchos pretendientes cuando llegara el momento adecuado.

La pequeña Naerys fue criada de la mejor manera, y la inocencia en sus ojos deslumbraba a cualquiera. Sin embargo, esa misma inocencia podría ser su perdición si confiaba en la persona equivocada.

La pequeña Naerys estaba destinada a dejar una huella en la historia de su familia, pero eso no le garantizaba un final feliz.





𝐍𝐨𝐭𝐚: En esta historia, los mellizos Naerys y Jacaerys nacen dos años después que Aemond, con el fin de que no sean muy menores de edad en la narrativa. Con el tiempo, se irán explicando más detalles sobre su crecimiento y desarrollo. 

𝐍𝐚𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧  | 𝐀𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora