𝐑𝐨𝐜𝐚𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨́𝐧
Las risas resonaban en el castillo mientras Jacaerys, Lucerys y Naerys entraban, sus rostros radiantes de emoción tras haberse escapado para volar a sus dragones. Sus pasos resonaban en los pasillos de piedra, ecos de una alegría que solo los jóvenes podían comprender. Era una tarde soleada, y el brillo del sol se filtraba a través de las ventanas, bañando el corredor en un resplandor dorado.
A pesar de sus responsabilidades y las expectativas que pesaban sobre ellos, en momentos como este, Jacaerys, Lucerys y Naerys podían olvidarse de todo y simplemente ser jóvenes, deseosos de experimentar la libertad que les otorgaba volar sobre sus dragones. Hablaban entre ellos en Valyrio, un idioma que había sido una fuente constante de frustración y dolores de cabeza durante su aprendizaje, pero que ahora fluía con facilidad.
"Has mejorado bastante, deberías descansar un poco," dijo Naerys, lanzando una mirada preocupada a Jacaerys. Ella había notado cómo, con el paso del tiempo, su hermano mayor se esforzaba en ser perfecto en todo lo que hacía, lo que a menudo le causaba dolores de cabeza constantes.
Jacaerys, siempre tan serio y comprometido con su deber, la miró con una sonrisa que suavizaba la intensidad de su expresión. "Soy el heredero, quiero ser lo que mamá espera que sea," admitió. Aunque sus palabras eran serias, había una chispa de alegría en sus ojos. "Ella dijo que el siguiente mes harán la fiesta que tanto esperabas hace un año," añadió, su sonrisa ensanchándose.
Naerys asintió, sus pensamientos viajando a los preparativos y la emoción que había sentido en aquel entonces. "Lo sé, fue mejor esperar," respondió, sin dejar de caminar junto a sus hermanos. "Después del nacimiento de Viserys, mamá no estaba para fiestas."
"¿Ya te has decidido por alguno en especial?" preguntó Lucerys, mirando a su hermana con curiosidad. "Las cartas no paran de llegar."
Naerys suspiró, recordando las palabras de su hermana. "Baela dijo que me fuera al norte, para iniciar algo nuevo." Su voz tenía un matiz pensativo, como si aún estuviera sopesando la idea.
"¿El norte?" Lucerys frunció el ceño, su preocupación aumentando. "Es demasiado lejos. Mamá no me dejará ir hasta que Arrax esté más grande." Su tono era protector.
"Bueno, solo es una opción," añadió Naerys, tratando de tranquilizar a su hermano menor. "Tengo que conocerlos. También pensé que irme tan lejos era una opción poco convincente." Sus palabras revelaban su nerviosismo ante la posibilidad de estar separada de su familia por tanto tiempo.
"¿Has pensado en la casa Blackwood?" intervino Jacaerys. "Tengo entendido que fueron los primeros en enviar una carta a nuestros padres." Sus ojos se encontraron con los de su melliza, "Aun así, buscaré a quien sea mejor para ti."
Naerys sonrió ligeramente, agradecida por el apoyo de su hermano. Entraron a escondidas al castillo, sus pasos rápidos y silenciosos resonando apenas en los pasillos de piedra. Los tres corrieron hacia el comedor, esperando llegar antes que sus padres. Sin embargo, al acercarse, vieron la puerta abierta de la sala adyacente y escucharon las voces de Rhaenyra y Daemon. Era un sonido familiar, pero el tono era inusual, cargado de angustia.
"No puede estar pasando esto," se escuchó decir a Rhaenyra con la voz quebrada, lo que hizo que los tres hermanos se detuvieran en seco en el umbral de la puerta, sin atreverse a entrar.
"¿Qué está..." comenzó a preguntar Lucerys, pero Jacaerys le hizo señas de que guardara silencio, levantando una mano para indicarle que debían escuchar.
Naerys también se quedó en silencio, sintiendo una creciente inquietud. Parecía que algo grave había sucedido, algo de lo que no se habían enterado debido a su escapada matutina para montar sus dragones. El aire estaba cargado de una sensación de presagio, y cada palabra que se filtraba desde la sala aumentaba su ansiedad.
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𝐍𝐚𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 | 𝐀𝐓
FanfictionLa inocencia de Naerys la convierte en la joya más preciada de Rhaenyra, quien, a pesar de su deseo de forjar hijos fuertes, no puede evitar proteger a su pequeña de los peligros del mundo. Envolviendo a Naerys en un manto de amor, Rhaenyra intenta...