Naerys se encontraba mirando el techo de la habitación, sumida en pensamientos profundos. La luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas, iluminando su rostro con un brillo dorado. Se había despertado antes que Aemond, algo poco usual, ya que él siempre se levantaba temprano para entrenar, dejándola sola en la cama. Esta vez, sin embargo, Naerys decidió levantarse con cuidado de no despertarlo. Se deslizó fuera de las sábanas y se puso una tela fina para cubrirse, seguido de una bata de seda. A pesar de que se encontraba en la habitación de Aemond, decidió retirarse a la suya sin hacer ruido.
Naerys reflexionaba sobre la rutina de Aemond, quien obedecía estrictamente las reglas de no dormir con su esposa todas las noches. Esta vez, ella haría lo mismo, aunque en su corazón sentía una mezcla de tristeza y enojo. Cada mañana, él se marchaba sin decirle una palabra, y aunque la llamaba "esposa" con sus labios, sus acciones parecían desmentir ese título. Los besos que le daba eran dulces, pero los actos hablaban más fuerte, dejándola con una sensación de vacío.
Salió de la habitación de Aemond y se dirigió a la suya propia, buscando refugio en su espacio personal. Una vez allí, llamó a sus sirvientas, Cassia y Seris, pidiéndoles amablemente que le ayudaran a vestirse. Hoy había elegido un vestido especial: uno verde color pastel adornado con detalles en verde oscuro, que resaltaban su belleza natural. Este vestido era uno de los pocos que había traído consigo por orden de su madre, Rhaenyra. Aunque no tenía una gran cantidad de vestidos, este era uno de los que aún no había usado.
Mientras Cassia y Seris la ayudaban con el vestido, Eira se encargaba de su cabello. Naerys se sentó, mientras Eira planeaba hacerle una media coleta. La habilidad de Eira para trabajar con el cabello siempre la había impresionado, y hoy no era la excepción.
"Princesa," dijo Eira con una sonrisa, "Hemos visto que cada semana le traen las mejores telas a la princesa Helaena. Podemos conseguir algunas para crear nuevos vestidos para usted"
"Claro," respondió Naerys sin prestar mucha atención, lo que hizo que las tres sirvientas intercambiaran miradas preocupadas. Estaban acostumbradas a que la princesa fuera más animada y curiosa sobre las novedades que le traían. "Probablemente mañana vaya con mis padres para ir por Vynreth," avisó Naerys, refiriéndose a su dragón.
Seris alzó la vista y preguntó con cautela, "¿Ya le ha avisado a su esposo, princesa?"
"Mi esposo no montará mi dragón, seré yo, así que no lo necesito en mi antiguo hogar," añadió Naerys mirando su reflejo en el pulido de plata que servía como espejo. Aunque su reflejo era difuso, ella parecía mirarse sin emoción, lo que preocupó a Cassia. Notó la falta de la chispa que solía rodear a su princesa.
Eira sonrió y dijo: "Princesa, si desea desayunar ahora puedo bajar. Le prepararemos algo de inmediato."
Naerys negó con la cabeza suavemente, sus labios formando una sonrisa triste. "Le prometí a Aemond estar presente en las comidas del día," explicó con un suspiro que parecía llevar consigo el peso de mil preocupaciones. "No tardarán en avisar que el desayuno está listo."
Eira terminó de ajustar el cabello de Naerys, añadiendo una última peineta adornada con pequeñas esmeraldas, que contrastaban bellamente con el tono plateado de sus mechones. "Muy bien, princesa," dijo con una leve inclinación de cabeza. "Estaremos listas para cualquier cosa que necesite."
Después de unos minutos esperando a que llegara el aviso, Naerys salió de su habitación acompañada por sus dos sirvientas hacia el comedor para tomar el primer desayuno del día. Eira, se quedó en la habitación acomodando cada detalle para cuando la princesa regresara. Al llegar al comedor, Naerys notó que el único que estaba presente era Aegon, una situación que claramente le desagradaba, pero aun así, tomó asiento lejos de él, manteniendo su porte y elegancia intactos.
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𝐍𝐚𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 | 𝐀𝐓
FanfictionLa inocencia de Naerys la convierte en la joya más preciada de Rhaenyra, quien, a pesar de su deseo de forjar hijos fuertes, no puede evitar proteger a su pequeña de los peligros del mundo. Envolviendo a Naerys en un manto de amor, Rhaenyra intenta...