Capítulo 10: Control

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Un grito resonó en toda la casa haciendo que Theo se levantara de golpe en su cama, sentía una opresión en el pecho, algo que pocas veces había sentido. No era culpa, lo sabía bien, tampoco miedo, aunque se parecía, no entendía bien que sucedía y porque estaba seguro de haber escuchado un grito en sus sueños o por lo menos no hasta comenzó a escuchar una respiración más en la casa, era una pesada y errática, casi nula. 

No tuvo que pensarlo mucho, solo salió de la habitación y noto que el sonido venía del cuarto de Liam, podía oler sus emociones mezcladas, el enojo que emanaba de su cuerpo, sus músculos tensados y sus garras clavadas en el suelo. Sabía que era lo que le estaba pasando y también sabía que tenía que ayudarlo. 

No dijo nada, solo continúo acercándose, no tenía que preocuparse de que intentara atacarlo, Liam estaba tan perdido en su ira que sus sentidos se nublarían. No sabía muy bien lo que hacía, solo se arrodilló en el suelo y tomo su cuerpo, pegando su espalda a su pecho y rodeándolo para inmovilizarlo. 

Liam sintió el contacto y no dudo en reaccionar tan rápido como pudo intentando soltarse, comenzó a patalear y rasguñar a quien fuese que lo estuviese deteniendo, su vista era totalmente nula al igual que sus sentidos, lo único que podía reconocer eran los brazos que lo rodeaban apresando su cuerpo. 

“Liam reacciona” una voz hizo eco en su mente intentando mantenerlo en la realidad “por favor Liam” era casi como una súplica, una que provoca que su cuerpo volviera a tener la fuerza suficiente para controlarse y que sus sentidos volvieran a encenderse. Un aroma familiar lo inundó cuando sus respiraciones se hicieron más profundas, dándole un alivio a sus pulmones.

— tranquilo, estás bien — era Theo, era su voz, su aroma, su piel — estoy aquí, no estás solo, tranquilo 

Sus palabras fueron como una ráfaga de viento frío que lo hizo despertar. Su pecho aún ardía, pero ya no como antes, su respiración comenzaba a mejorar y sus sentidos estabas casi completos.

— yo… no puedo — le costaba hablar su garganta aún dolía al intentarlo — yo no puedo… controlarme 

— si puedes tienes que intentarlo, concéntrate en algo en cualquier cosa y mantente despierto

Sus garras aún estaban afuera y no podía hacerlas desaparecer, sentía el sabor de la sangre en su boca, seguramente por culpa de sus colmillos no podía concentrarse y si no lo hacía volvería a perderse. 

— ¡no puedo! — repitió frustrado — ¡no puedo hacerlo!

— ¡si puedes, sigue intentando!

Lo hacía, Liam en verdad lo hacía, pero todo le resultaba inútil, nada era lo suficientemente fuerte para mantenerlo en la realidad, el miedo y la culpa por no controlarse lo estaba consumiendo, solo quería dejar de sentir.

— sigue sin funcionar — dijo esta vez con la voz entrecortada por las lágrimas que amenazaban por escaparse de sus ojos

— inténtalo otra vez

— ¡no puedo, Theo! ¡No puedo!

— ¡si puedes, hazlo! Concéntrate en mí, en mi voz, solo en mi 

Liam sabía que era una locura, había probado con muchas personas y nunca lo logró menos lo haría con él. Aun así, lo hizo intento centrarse solo en él, en ellos, en lo que sucedía. Estaban juntos en su habitación, Theo tratando de tranquilizarlo rodeándolo con sus brazos y él intentando controlarse con sus emociones al límite. 

— eso es, concéntrate en mi voz — siguió obedeciéndolo, analizo sus palabras, el tono que usaba como su voz era más tranquila a la que acostumbra, casi como susurros, sin rastros de arrogancia o altanería — sigue así, ahora en mis latidos

— estás preocupado — dijo sorprendido al escuchar la velocidad de sus latidos 

— si se lo dices a alguien voy a negarlo 

— ¿ahora qué? 

— continúa, ¿que más sientes? 

—tu piel — Liam cerro sus ojos reconociendo cada cosa que su cuerpo podía percibir — es fría, pero suave 

— ¿qué más?

— tu aroma, me recuerda al bosque, también tu aliento a café y tu respiración cálida y un poco acelera

— es por la cercanía — Theo lo decía para tratar de alivianar el ambiente y que Liam se distrajera, aunque en realidad era verdad, la cercanía le afectaba, demasiado, incluso tal vez más de lo que debería. 

El infierno que hay en mí 《Thiam》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora