𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKI

07

Después de la conversación reveladora con Sunoo, Heeseung se levantó del banco con una resolución nueva en su corazón. El aire fresco de la noche lo envolvía, haciendo que el frío contrastara con el calor de sus emociones. Mientras avanzaba por el camino hacia el dormitorio de Sunghoon, cada paso parecía resonar en su mente, lleno de incertidumbre y esperanza. La determinación de confesar sus sentimientos a Sunghoon le daba fuerza, pero también lo llenaba de un nerviosismo palpable.

Las luces del campus estaban tenues, proyectando sombras largas en el suelo. El sonido ocasional de hojas crujientes bajo sus pasos era el único testigo de su viaje, como si el universo estuviera en espera, conteniendo la respiración ante el momento que se avecinaba. Se detuvo un momento en el umbral de la puerta del dormitorio de Sunghoon, miró al cielo nocturno, y se preguntó si las estrellas podrían ser una guía para sus decisiones, o quizás una manera de apaciguar su inquietud. Se sintió como si estuviera en una encrucijada, donde el destino y sus propias decisiones iban a entrelazarse en una danza incierta.

Con un respiro profundo, Heeseung tocó la puerta suavemente. El sonido del golpe fue casi inaudible, pero en su mente resonaba con la fuerza de una campana de la verdad. Esperó, con el corazón latiendo con fuerza, sintiendo cómo cada latido parecía ser una pregunta sin respuesta.

—¿Sí? —La voz de Sunghoon desde el interior era suave, casi soñolienta, como un susurro en la noche.

—Soy yo, Heeseung —respondió Heeseung, tratando de sonar sereno, pero sintiendo cómo su voz temblaba un poco—. ¿Podemos hablar un momento?

Hubo un breve silencio antes de que Sunghoon dijera con una mezcla de curiosidad y sorpresa:

—Claro, pasa.

Heeseung abrió la puerta y entró en la habitación. La luz cálida de una lámpara de mesa iluminaba el espacio, creando una atmósfera íntima y tranquila que contrastaba con el torbellino de emociones que sentía. La habitación estaba ordenada, con los libros y papeles esparcidos de manera ordenada sobre el escritorio. El aroma a papel viejo y a madera pulida llenaba el aire, dándole un toque de calidez al lugar.

Al ver a Heeseung, Sunghoon dejó lo que estaba haciendo y se acomodó en la silla, mirándolo con interés. Sus ojos, normalmente serenos, ahora estaban llenos de una curiosidad genuina, pero también de una preocupación latente que Heeseung no logró descifrar en ese momento.

—¿Qué sucede? —preguntó Sunghoon, su tono era suave pero al mismo tiempo mostraba una sutil preocupación por el rostro de Heeseung.

Heeseung se acercó con pasos vacilantes, su mente tambaleándose entre las palabras que había ensayado en su cabeza y la realidad de lo que estaba a punto de decir. Se sentó en el borde de la cama, el simple gesto de sentarse junto a Sunghoon lo hizo sentir una mezcla de cercanía y distancia. Miró al suelo por un momento, recolectando el coraje necesario para enfrentar sus propios sentimientos.

—Quería hablar contigo sobre algo importante —comenzó, su voz temblaba un poco, como si estuviera tratando de mantener un equilibrio en un borde muy delgado—. He estado pensando en ti mucho últimamente, y creo que es momento de ser honesto contigo.

Sunghoon lo observó en silencio, su expresión era una mezcla de curiosidad y una ligera preocupación. Las sombras de la lámpara se movían sutilmente sobre su rostro, proyectando un juego de luces y oscuridad que reflejaba el conflicto interno de Heeseung.

—¿De qué se trata? —preguntó Sunghoon, su tono era suave y alentador, pero Heeseung percibió un sutil cambio en su postura, como si estuviera preparándose para recibir una noticia importante.

Heeseung tomó una respiración profunda, sus dedos jugueteando nerviosamente con el borde de su camiseta. El movimiento casi compulsivo de sus manos revelaba la ansiedad que sentía. Finalmente, reunió el valor para mirarlo a los ojos, y en ese contacto visual, sintió que sus propias emociones se desbordaban.