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Niki llegó jadeando, el pecho ardiendo por haber corrido sin pausa hasta el lugar donde Park lo había citado. Apenas había tenido tiempo de pensar, sus pasos eran impulsados por la urgencia y el miedo que lo carcomía desde dentro. El entorno que lo rodeaba era desolador: era esa aula abandonada, estrecha y oscura, lleno de basura acumulada y grafitis en las paredes, que emanaba un frío que calaba hasta los huesos. La luz de las farolas parpadeaba intermitente, dándole al lugar un aire aún más sombrío. Aunque Niki había estado en sitios similares antes, nunca había sentido un escalofrío tan persistente en la piel, una sensación de peligro inminente que le revolvía el estómago.

Sus ojos recorrieron la aula hasta que lo vio: Sunghoon estaba tirado en el suelo, su cuerpo semioculto por la sombra de un contenedor de basura. La ropa de Sunghoon estaba hecha un desastre, rasgada y sucia, y su expresión vacía, ausente. El corazón de Niki se detuvo un segundo, paralizado por el terror. La imagen era surrealista, como si el tiempo se hubiera detenido. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él, con los latidos del corazón retumbándole en los oídos.

—¿Qué demonios? —exclamó al llegar, cayendo de rodillas junto a Sunghoon, con la voz entrecortada por la preocupación—. ¿Qué te pasó, Sunghoon? Dios, te ves horrible.

Sunghoon levantó la cabeza lentamente, y en sus labios se dibujó una sonrisa torcida, cargada de una malicia que Niki no había visto antes. Sus ojos, antes llenos de vida, ahora brillaban con una oscuridad que lo inquietó profundamente. Antes de que Niki pudiera reaccionar, Sunghoon lo agarró por las mejillas con fuerza, tirando de él bruscamente hacia abajo. Niki apenas tuvo tiempo de asimilar lo que estaba sucediendo cuando los labios de Sunghoon chocaron contra los suyos en un beso agresivo, lleno de una urgencia enfermiza. Niki se quedó inmóvil, su mente intentando desesperadamente procesar la situación, hasta que sintió la lengua de Sunghoon intentar invadir su boca. Fue en ese momento cuando su cuerpo finalmente reaccionó: con un gruñido de disgusto, empujó a Sunghoon con todas sus fuerzas, casi tumbándolo hacia atrás, y se limpió la boca con el dorso de la mano, con una mezcla de asco y rabia.

Sin darle tiempo a reaccionar, lo agarró por el cuello de la camiseta, levantándolo ligeramente del suelo con una fuerza que no sabía que tenía.

—¡Hijo de puta! ¡¿Cómo te atreves?! —rugió Niki, su voz llena de rabia, tan intensa que las venas de su brazo sobresalían—. ¡Explícate!

Sunghoon lo miró con una sonrisa amarga, sus ojos entrecerrados como si disfrutara de la ira de Niki. No había rastro de arrepentimiento en su expresión, solo una extraña satisfacción.

—¿Por qué no dejaste que te metiera la lengua, Niki? —preguntó Sunghoon, soltando una risa sarcástica—. ¿No te da pena verme así?

Niki lo miró fijamente, completamente confundido, incapaz de comprender el comportamiento errático de Sunghoon. Nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido.

—¿De qué hablas? —preguntó, la confusión nublando su juicio.

Sunghoon se quedó en silencio por un momento, como si disfrutara viendo a Niki luchar por entender. Luego, su voz se volvió más baja, casi un susurro, cargada de un rencor que heló la sangre de Niki.

—Justo antes de que llegaras, estaba cogiendo con Jay. Es irónico, ¿no? Ambos estamos detrás de ese maldito idiota traumatizado hijo de p...

No pudo terminar la frase porque el puño de Niki lo golpeó con fuerza en la cara, haciendo que su cabeza se sacudiera violentamente hacia un lado. Un hilo de sangre salió de la comisura de la boca de Sunghoon, pero este no pareció inmutarse. Al contrario, una sonrisa depravada se extendió por su rostro. Sunghoon quedó a merced de Niki, quien ahora lo dominaba completamente desde su posición superior, con los ojos encendidos de ira.

—Esto me excita —se burló Sunghoon, su voz ronca por el golpe—. ¿Quieres que te diga toda la verdad?

Niki, con las manos temblorosas de la rabia, trató de sacar su teléfono y marcar un número, pero los dedos no le respondían, torpes por la adrenalina. Sunghoon, aprovechando la distracción, intentó zafarse, pero Niki lo sujetó de nuevo, propinándole otro golpe, esta vez con una furia desbordante que lo hizo soltar el teléfono.

—Todo comenzó cuando Sunoo le dijo a Jay que le gustabas —continuó Sunghoon, disfrutando cada palabra mientras veía la incredulidad en el rostro de Niki—. ¿De verdad pensaste que nos acercamos a ti por casualidad? Todo estaba planeado. Conozco a Jay desde que éramos niños, pero maldita sea, ¿por qué tenías que cruzarte en mi camino? —Sunghoon se detuvo un momento, observando cómo la expresión de Niki se transformaba, sus ojos llenos de horror—. Le dije a Jay que hiciera todo lo posible para que Sunoo nunca se acercara a ti, y así lo hicimos, durante un año entero. Pero, ¿quién iba a pensar que acabarías compartiendo el mismo edificio? Fue imposible ocultar mis sentimientos por más tiempo, así que decidí destruir lo que más aprecias, ¿no es así?

Niki no dijo nada. La repugnancia lo consumía, el sabor amargo del asco en su boca le resultaba insoportable. Se limitó a golpear a Sunghoon una y otra vez, hasta que finalmente lo agarró por el cabello, tirando de él hacia arriba hasta que sus labios casi tocaron la oreja de Sunghoon.

—Eres un monstruo —susurró con desdén, su voz llena de desprecio—. No puedo creer que alguien como tú haya conocido el amor.

Lo soltó con un empujón y se levantó, sacudiéndose la ropa como si intentara deshacerse de la suciedad que lo había contaminado, su cabello negro cayendo sobre su frente mientras trataba de recuperar el control.

Sunghoon, respirando con dificultad, lo miró con una expresión de burla, sus ojos entrecerrados por el dolor, pero aún brillando con esa oscura satisfacción.

—Ve con Sunoo... —dijo con una voz rota, cada palabra una estaca clavada en el corazón de Niki—.Tal vez ya sea demasiado tarde.

Las palabras de Sunghoon fueron como un cuchillo en el pecho de Niki. La desesperación lo envolvió, y sin pensarlo, se dio la vuelta y salió corriendo del aula. El sonido de la risa histérica de Sunghoon resonaba detrás de él, cada carcajada golpeando su mente como un martillo, mientras su corazón latía frenéticamente, cada paso cargado de un miedo que lo consumía por completo.

𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora