20 [fin del primer arco]

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"¿Acaso buscas tu propia destrucción?" La voz era una garra que se cerraba alrededor de su cuello, sofocante, rasgando su alma con cada palabra que le alcanzaba. "No tienes opción, hazlo... abre las malditas piernas". La dureza de la orden lo arrancó bruscamente de su pesadilla, obligándolo a abrir los ojos con un sobresalto.

El aire estaba impregnado de una mezcla abrumadora de medicamentos y desinfectante. El olor estéril y ácido le invadió los sentidos, obligándolo a parpadear repetidamente mientras sus ojos luchaban por adaptarse a la luz brillante que bañaba la habitación. Estaba en un hospital, con la fría y despiadada luz blanca de una lámpara sobre su cabeza iluminando cada rincón con una claridad que casi parecía cruel. Sunoo sintió el pánico apoderarse de su pecho al ver la manguera que perforaba su vena. El miedo, que últimamente era un compañero constante, lo impulsó a levantarse con brusquedad, arrancando la sábana blanca que lo cubría. Sin pensar, abrió la puerta con manos temblorosas.

Al hacerlo, se encontró cara a cara con esos ojos negros que conocía tan bien. Ojos que, aunque siempre habían sido profundos, ahora brillaban con una preocupación que lo superaba.

—Sunoo —murmuró Niki, alcanzándolo rápidamente y sosteniéndolo con firmeza cuando vio que sus piernas flaqueaban, sus rodillas cediendo bajo su propio peso—. Quédate conmigo, por favor.

El contacto de las manos de Niki sobre su piel lo hizo fruncir los labios en un gesto de rechazo instintivo. Odiaba sentirse así, odiaba ser visto así, tan vulnerable, tan desprotegido. Pero no podía controlar la debilidad que lo consumía. Sus piernas cedieron nuevamente, y sin poder evitarlo, se desplomó en los brazos de Niki. No protestó cuando el otro chico lo levantó con cuidado, sosteniéndolo como si fuera algo frágil, aunque la vergüenza lo inundaba, incapaz de mirarlo a la cara mientras lo guiaba de regreso a la cama.

Niki lo recostó con cuidado, acomodando la almohada bajo su cabeza y arropándolo con la misma sábana que él había dejado caer en su desesperado intento de escapar. La habitación, pequeña y solitaria, se sentía aún más opresiva ahora que estaban tan cerca.

—No has estado cuidándote, ¿verdad? —preguntó Niki con voz suave, pero cargada de una preocupación que lo atravesaba—. ¿Estás tomando agua? ¿Te ha sangrado la nariz? Sunoo, dime la verdad, por favor.

Las preguntas de Niki lo confundían, casi tanto como el pánico que aún le atenazaba el pecho. No entendía por qué Niki estaba tan preocupado, por qué se involucraba tan profundamente en su vida. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero luchó por contenerlas, girando la cabeza hacia un lado para evitar su mirada.

—No —susurró Sunoo, apenas audible—. Deberías irte.

—Tu tutor ha sido notificado —continuó Niki, tratando de mantener la calma, aunque la ansiedad se colaba en su voz—, pero la enfermera me dijo que será tu hermanastro quien venga.

Los ojos de Sunoo se abrieron de par en par, el terror atravesándolo como una cuchilla afilada. Mordió su labio inferior con tanta fuerza que casi se hizo daño, intentando controlar el temblor que se apoderaba de sus manos. Niki lo notó; vio el miedo que irradiaba de sus ojos, las manos que se aferraban a las sábanas con desesperación, como si se estuviera ahogando y éstas fueran su única tabla de salvación.

—E-Está bien, puedes irte —murmuró Sunoo, con la voz quebrada, una súplica disfrazada de orden.

—No voy a dejarte solo —respondió Niki, su voz tan suave como una caricia, pero con una determinación inquebrantable—. No sé qué está pasando, pero el médico dijo que tienes anemia y estás deshidratado. Si sigues así, las cosas van a empeorar. Sunoo, yo...

—Niki —lo interrumpió Sunoo, su tono desesperado, casi suplicante—, deja de inmiscuirte en lo que no te concierne.

El silencio que siguió fue tan denso que parecía que podía cortarse con un cuchillo. Niki lo miró con una mezcla de confusión y tristeza en sus ojos, como si intentara descifrar algo que se le escapaba.

𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora