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Niki estaba en la cocina, donde el amanecer apenas insinuaba su presencia a través de las cortinas entreabiertas. La luz tenue dibujaba sombras suaves en las paredes, mientras él batía los huevos con movimientos automáticos. Cada respiración le costaba más de lo habitual, como si el aire estuviera más denso, y sus manos temblaban ligeramente al sostener el tazón. La presión del día, con su proyecto final pesando sobre él, era una carga casi tangible, aplastándolo desde adentro.

El teléfono descansaba en la encimera, en altavoz, emitiendo la voz grave de su padrastro. Hablaba de cosas triviales, detalles cotidianos que normalmente Niki habría ignorado, pero esta vez algo en su tono captó su atención, despertando en él una inquietud que no lograba verbalizar. Con el ceño fruncido, dejó que la conversación continuara, su mirada fija en el sartén mientras vertía los huevos, tratando de sofocar el nudo en su garganta.

Desde el dormitorio, el sonido del noticiero matutino irrumpía en la quietud de la cocina, hablando de las lluvias que se avecinaban. Niki estaba solo, como siempre. Se sirvió su desayuno habitual, sabiendo que el bulgogi no era la mejor elección para el desayuno. A pesar de su estricta rutina de ejercicio y alimentación, esa mañana se permitió un desliz, consciente de que las responsabilidades del día se acumulaban sobre él como una montaña.

Mientras comía, la luz dorada del sol inundaba la habitación, un contraste agudo con la frialdad interna que lo invadía. Su teléfono vibraba con notificaciones del grupo del evento en el que participaría, y Niki suspiró, abrumado por la responsabilidad de vender más de cinco mil entradas. Como líder del club de fotografía, había asumido el desafío sin dudar, confiando en su popularidad para cumplir con las expectativas. Pero el cansancio lo arrastraba, cada movimiento era un esfuerzo, y por un instante, deseó poder desconectarse de todo, enterrarse bajo sus sábanas y escapar.

El pensamiento de su proyecto con Sunoo lo devolvió a la realidad. La incertidumbre sobre su compañero solo aumentaba su ansiedad, pero se consolaba con la idea de que no tenía clases en la primera hora, permitiéndose descansar un poco más, intentando reunir la energía que tanto necesitaba.

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El timbre sonó, y la clase se disolvió en un caos de estudiantes levantándose,sus voces y movimientos llenando el espacio con una energía que a Niki le parecía abrumadora. Con un bostezo, se levantó lentamente, sintiendo el peso del cansancio en cada músculo. La misión de encontrar a Sunoo rondaba en su mente, pero no tenía idea de por dónde empezar. Recordó las palabras de Heeseung y se detuvo, indeciso, cuando un grito lo sorprendió desde atrás.

—¡Niki! —La voz le era familiar y, al girar, encontró la expresión despreocupada de Kai, quien se le acercaba con pasos rápidos—. ¿Vamos a almorzar?

Niki sonrió con resignación, encontrando en Kai la excusa perfecta para posponer su búsqueda. —Solo me buscas cuando tu novio se va con sus amigos —bromeó, sus ojos reflejando un humor irónico.

—¡Ja! Lo dice el que me ignora cada vez que lo invito almorzar con mis amigos —replicó Kai con su habitual tono juguetón. Siempre había sido así, estúpido y payaso, pero de alguna manera, Niki apreciaba su compañía, a pesar de todo.

—Taehyun sigue molesto conmigo —respondió Niki con indiferencia, restando importancia al comentario.

—Después de enterarse que su ex estaba quedando contigo.

Niki se limitó a encogerse de hombros. —Bueno, pero la dejé —dijo, sin querer profundizar, mientras entraban en el bullicioso comedor.

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Sunoo, en cambio, se sentía atrapado. Los proyectos en solitario nunca habían sido su fuerte, y ahora, con dos trabajos extensos sobre sus hombros, la presión era casi insoportable. Estaba refugiado en la pequeña aula del club de literatura, rodeado por estanterías llenas de libros y el suave olor a papel viejo que siempre encontraba reconfortante. Moka, la encargada de la oficina y una de las pocas personas en las que Sunoo confiaba, estaba allí, organizando los libros con una paciencia casi meditativa.

𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora