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Sunoo se dio la vuelta, pero Niki lo detuvo al tomar su muñeca con una fuerza inesperada. El contacto de su mano en la muñeca de Sunoo le envió un estremecimiento a través del cuerpo. La piel de Sunoo era cálida, y ese breve contacto parecía encerrar un sinfín de sentimientos no expresados. Los ojos de Niki brillaban con una intensidad que Sunoo no había visto antes. La luz anaranjada de la farola reflejaba en el rostro de Niki, haciendo que su piel pareciera casi luminosa en medio de la oscuridad. El viento helado del invierno cercano susurraba entre los árboles, creando un contraste con el calor del momento.

Sunoo, al sentir esa conexión física, se quedó inmóvil, con el corazón latiendo acelerado y una confusión palpable en su rostro. Las hojas secas crujían bajo sus pies, y el humo del cigarrillo de Niki ascendía lentamente hacia el cielo nocturno, formando espirales etéreas que se disipaban en la nada. La quietud del momento se rompía solo por el ocasional murmullo del viento y los lejanos sonidos de la ciudad.

-Sunoo, no sé qué estoy buscando aquí, solo... -Niki vaciló, su voz quebrada por la vulnerabilidad-. Solo sé que no quiero irme sin intentar decirte algo.

Sunoo, a pesar de su malestar y confusión, sintió el peso de las palabras de Niki. La sinceridad en su tono resonaba en su interior, creando una disonancia entre su deseo de alejarse y la necesidad de entender la intensidad de la situación. Observó el rostro de Niki, sus ojos llenos de una mezcla de desesperanza y anhelo, y se dio cuenta de que la noche no era solo una etapa más de su rutina, sino un momento que podría cambiar algo fundamental en su vida.

-Niki, ¿qué estás intentando? -preguntó Sunoo, su voz casi un susurro mientras buscaba entender la complejidad de las emociones que Niki estaba intentando transmitir.

Niki, al ver la reacción de Sunoo, intentó encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía. Su voz, aunque temblorosa, estaba cargada de una desesperación que él mismo no podía controlar. Cada palabra parecía un esfuerzo monumental, como si con ellas intentara alcanzar algo inalcanzable.

-Sunoo... ¿Me odias? -preguntó Niki, soltándolo con una mezcla de ansiedad y vulnerabilidad.

El pelirrubio crispó sus labios. No odiaba a nadie. ¿Por qué Niki le estaba preguntando algo así si ni siquiera eran cercanos? Entonces recordó todo: la cena cuando llegaba tarde, la nota que le mandó agradeciéndole, la vez que salió a fumar con Heeseung y vio a Niki subiendo las escaleras, y esa misma noche donde le pidió ramen. En realidad, no significaban nada, pero ¿por qué Niki lo miraba así?

-Solo hemos intercambiado palabras y he aceptado tu amabilidad -respondió Sunoo-. Ni siquiera te conozco. Solo eres mi compañero de cuarto.

-Solo... -Niki cerró los ojos un instante, respirando profundamente antes de continuar-. Solo quiero que sepas que, aunque no te conozco bien, hay algo en ti que no puedo describir. No quiero perder esta oportunidad, ni siquiera sé por qué.

Era verdad. No había mostrado ningún tipo de sentimientos hacia Niki porque no quería envolverse en cosas de amor. No le interesaban esas cosas. Sunoo suspiró. No le importaba nadie más que él mismo. En ese mundo cruel, solo podía tenerse a sí mismo para todo. Los recuerdos de la soledad y la autosuficiencia lo mantenían alejado de cualquier vínculo emocional. Niki se acercó, asustando a Sunoo, quien lo miró fijamente.

-Dime... ¿Por qué te alejas de mí?

Sus ojos recorrieron el rostro de Niki, viendo su piel de porcelana, sus ojos negros que sostenían una mirada suave, sus labios gruesos de un color vivo y las pestañas largas que le quedaban perfectas... Ese peinado y el color de cabello lo hacían ver guapo. La proximidad entre ellos hacía que Sunoo sintiera cada inhalación, cada exhalación, como si compartieran un mismo ritmo de respiración.

La pregunta retumbó en todos sus sentidos. Lo paralizó por un momento. ¿De verdad se estaba alejando? En realidad, solo no quería hablar con nadie porque esa fachada que quería sostener hasta terminar la universidad lo hacía protegerse de una persona y el miedo lo hundió por completo.

Una pregunta tan simple no podía responderla. Niki hacía ese tipo de preguntas, tan cortas y a la vez molestas, que trataba de cortar en todos los sentidos y aún así no servía para nada porque Niki seguía ahí, sin apagarse, y lo odiaba porque quería que se rindiera. Ni ignorándolo ni evitándolo a toda costa podría huir de sus sentimientos.

-No lo hago -se excusó, dando un paso atrás-. Solo sé que somos compañeros de cuarto. No debo tomarle importancia a algo que es insignificante.

-Yo quiero ser cercano a ti -dijo Niki, sin importar las palabras herientes que dijo Sunoo, mirándole los labios.

Sunoo se quedó en silencio, sus ojos irradiaban un brillo desconocido que Niki no podía descifrar. Lo confundía tanto, tan jodidamente que no soportaba.

-¡Niki! -La voz juguetona de Sunghoon los interrumpió llamándole desde la salida del restaurante, haciendo que Niki se alejara de Sunoo por inercia.

Niki apenas asintió, forzando una sonrisa para su amigo regresando la mirada donde estaba Sunoo. Pero cuando lo buscó a su alrededor, él ya estaba entrando al restaurante. Cerró los ojos frustrado, sintiendo una mezcla de impotencia y desilusión.

El aire frío le quemaba los pulmones con cada respiración profunda que tomaba, y el cigarrillo que había olvidado en sus labios se consumía lentamente, dejando un regusto amargo en su boca. Observó cómo Sunoo se colocaba el delantal para atender a los clientes, su silueta delgada moviéndose con una eficiencia tranquila y concentrada. La luz cálida del interior del restaurante contrastaba con la frialdad exterior, proyectando sombras danzantes sobre la acera.

¿Cuántas veces lo había visto llegar tarde, con el cansancio evidente en su rostro, sin imaginar la razón detrás de su agotamiento? La revelación de su trabajo a medio tiempo en este pequeño restaurante fue una pieza del rompecabezas que necesitaba ensamblar.

Niki se llevó una mano al cabello, revolviéndolo en un gesto de frustración. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones encontradas, sintiéndose al borde de un precipicio emocional. Había intentado ser honesto con Sunoo, abrirse de una manera que no le resultaba fácil, y aun así, sentía que no había llegado a ningún lado. Sus palabras, aunque sinceras, parecían haberse perdido en la barrera invisible que Sunoo había erigido a su alrededor.

-¿Qué es lo que escondes, Sunoo? -susurró Niki para sí mismo, sus palabras llevadas por el viento mientras comenzaba a caminar hacia Sunghoon.

El eco de su propia pregunta resonaba en su mente, alimentando su determinación. Quería entender a Sunoo, romper esa barrera y descubrir la verdad detrás de su indiferencia aparente. Cada interacción, cada pequeño gesto o palabra intercambiada, había despertado en Niki una curiosidad insaciable.

Había algo en Sunoo, una chispa que lo atraía irresistiblemente y se detuvo en seco.

Niki se dio cuenta que le gustaba Sunoo y no sabía en qué momento sus sentimientos se desviaron. Colocó su mano en su boca con los ojos abiertos y levemente sonrojado.

Le gustaba Kim Sunoo.

Le gustaba Kim Sunoo

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𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora