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Y finalmente llegó el primer día de septiembre. Para Niki, los eventos de meses atrás parecían haber sucedido apenas hace un par de días, aunque en realidad había pasado mucho más tiempo. La llegada del festival otoñal, uno de los eventos más esperados del año, llenaba el aire de una anticipación vibrante. El bullicio y la emoción envolvían cada rincón del campus universitario, con los estudiantes preparándose para el evento más importante de la temporada. Niki había escuchado rumores sobre la desaparición de Jay y Sunghoon de la universidad. Sabía que Sunghoon había sido expulsado, pero Choi Yeonjun había intervenido en su expulsión arreglando las cosas para que pudiera terminar su carrera. A pesar de la aparente calma, el peso de la deuda con Yeonjun seguía presente. Por el momento, Yeonjun, con su ridículo disfraz y su voz estridente, lograba aligerar el ambiente.

—¡Deberían haber puesto a Beomgyu! —bromeó Soobin, que estaba junto a Niki, cargando una caja de pastel de arroz en sus brazos. Niki soltó una risa ligera y le hizo un gesto de desagrado a Yeonjun, quien respondió con un dedo grosero. —Digo, Beomgyu quedaría perfecto disfrazado de zorra —añadió Soobin entre risas.

—A Yeonjun le queda mejor —interrumpió Taehyun, que se acercaba con bolsas enormes llenas de carne—. ¿No se reconciliaron?

Soobin se encogió de hombros, intentando restarle importancia. —Da igual, hombre.

—¿Y si vendemos la meta del día? —sugirió Niki, esbozando una sonrisa traviesa—. Podríamos hacerle la vida imposible...

—Ni lo sueñes. —Soobin negó con la cabeza, pensativo—. Hemos invertido demasiado, y sinceramente no estoy seguro de que logremos recaudar lo suficiente.

—No seas tan flojo, Soobin —intervino Taehyun con un tono más serio, fulminándolo con la mirada—. Podemos lograrlo si te pones las pilas.

—Llegamos, chicos —anunció Soobin al bajar las cajas y entrar al bullicioso puesto de tteokbokki.

El lugar estaba abarrotado de estudiantes pidiendo cervezas, soju y, por supuesto, el famoso tteokbokki que la maestra Moka preparaba junto a Sunoo. Cada rincón vibraba con energía: los gritos de los vendedores, las risas de los estudiantes y el aroma tentador de la comida. Los puestos estaban llenos de diversas actividades: rifas, juegos y conciertos de bandas de diferentes estilos. Para Niki, el ambiente era un torbellino de actividad y nostalgia.

—¡Niki, trae otra caja de soju! —gritó una pelirroja desconocida desde el fondo. Sin decir nada, Niki asintió y salió del puesto.

Apenas cruzó la puerta, chocó con alguien. Al levantar la vista, se encontró cara a cara con Jake, quien venía acompañado de Jungwon.

—¿Niki? —dijo Jake, sorprendido, levantando la mano para saludarlo. Niki le devolvió la sonrisa, aunque con una incomodidad que trató de ocultar.

—¿También estás aquí con Sunoo? —preguntó Jake, aún con esa mirada que siempre lograba desarmar a Niki.

—Claro —respondió Niki, sintiendo una leve tensión en el aire. Cada vez que veía a Jake, con su aire impecable y ese cabello castaño perfectamente acomodado, no podía evitar pensar que era el típico chico de familia rica, el tipo de persona que parecía tenerlo todo bajo control. Era irritante, incluso cuando no intentaba serlo.

Jake estaba vestido con una camiseta de cuello alto negra, un chaleco de mezclilla azul oscuro, pantalones ajustados y zapatillas blancas con rayas negras. Cada detalle parecía cuidadosamente planeado, y aunque a Niki no le gustaba admitirlo, esa perfección le molestaba.

—Bueno, nos vemos, Niki —dijo Jake antes de entrar al puesto. Jungwon lo siguió sin siquiera mirarlo.

Sin pensarlo demasiado, Niki agarró a Jungwon del brazo, lo que provocó que Jake lo fulminara con la mirada. Sin embargo, Jungwon, cabizbajo, simplemente apretó la mano de Jake en un gesto silencioso.

—Espera por mí —susurró Jungwon, esbozando una ligera sonrisa—. Tengo que hablar con él.

—Si algo va mal, corre hacia mí —le susurró Jake, sin apartar la mirada de Niki, quien fingía desinterés.

Jungwon asintió antes de soltarse suavemente de la mano de Jake. Sabía que Niki solía actuar sin dar explicaciones, lo que a veces hacía que sus gestos fueran malinterpretados.

—¿Por qué no me hablas? —se quejó Jungwon mientras se abría paso entre los estudiantes—. La gente puede malinterpretar lo que haces.

—Me da pereza —respondió Niki con indiferencia—. No veo la necesidad de hablar. Estoy yendo a buscar la caja de soju. Sígueme si quieres.

Jungwon dudó, mordiéndose las uñas, inseguro de lo que Niki podría hacer o decir. Los silencios de Niki siempre habían sido más intimidantes que sus palabras. Al llegar al almacén, Niki le indicó con un gesto que se sentara mientras él buscaba la caja. Cuando regresó, cargando la caja de soju, no dijo nada. Simplemente comenzó a caminar de regreso, con Jungwon siguiéndolo de cerca.

—No vine a reclamarte nada —dijo Niki finalmente, con una calma inesperada—. Nos hemos alejado, y eso que crecimos juntos. —Se detuvo un momento, girando para mirarlo con una sonrisa suave, casi paternal—. No puedo juzgarte por lo que ha pasado, pero siempre puedes apoyarte en mí como en un hermano mayor.

Jungwon, sorprendido por la ternura en las palabras de Niki, se apresuró a abrazarlo con fuerza, sus brazos rodeando a Niki con un alivio palpable.

—Gracias —susurró Jungwon, su voz cargada de emoción—. No hacía falta que me lo dijeras.

Cuando se separaron, Jungwon le regaló a Niki una de esas sonrisas amplias, con los ojos en forma de media luna, una sonrisa que Niki no veía desde hacía meses, una sonrisa que, extrañamente, lo hacía feliz.

—La próxima vez, invítame un café —dijo Jungwon en tono juguetón.

—Hecho —respondió Niki, soltando una pequeña risa.

Mientras caminaban, Niki no pudo evitar preguntar:

—Y ahora dime, ¿qué pasa con Jake?

Jungwon, algo tímido, respondió casi en susurros:

—Nos conocimos por Instagram...

—¿Qué? ¿Cómo...? —dijo Niki, genuinamente sorprendido.

—No sé, pero creo que estamos en algo... —admitió Jungwon, confundido, como si todo hubiera sido obra del destino.

Niki estalló en risas, mientras Jungwon, avergonzado, inflaba las mejillas y le daba un leve pellizco.

—¡Ya, carajo, eso duele! —se quejó Niki, sacudiendo la cabeza—. Aunque debo decir que Jake me mira como si estuviera a punto de devorarme.

—Siempre es así —respondió Jungwon, encogiéndose de hombros—. Es su forma de ser.

—¿Desde cuándo están saliendo? —preguntó Niki, claramente intrigado.

—¿Estás celoso? —bromeó Jungwon, buscando la mirada de Niki, quien la evitó hábilmente—. Suenas como un novio celoso.

—No, solo... pensé que había algo más, pero me equivoqué —dijo Niki, con un aire despreocupado—. Solo están saliendo... ¿y ya están planeando la boda?

Jungwon rió tímidamente.

—Solo salimos a comer y a algunas citas... aún no conozco a sus padres.

—Vas rápido —comentó Niki entre risas.

Después de una pausa, Jungwon preguntó, más serio:

—¿Y tú? ¿Eres novio de Sunoo?

Niki frunció el ceño, respondiendo con un tono algo más hostil:

—Sabes que no... Es pronto, y Sunoo está enfocado en otras cosas.

Jungwon sonrió, juguetón.

—Eso no cambia el hecho de que en tus ojos se ve que mueres por él. No puedes ocultarlo.

Niki se encogió de hombros, sin responder.

—No sigas al león cuando todo lo que quiere es un trozo de carne, Jungwon —dijo Niki, esbozando una sonrisa traviesa antes de continuar su camino.

Jungwon se quedó quieto por un momento, tratando de descifrar lo que Niki realmente quería decir.

𝘚𝘛𝘙𝘈𝘕𝘎𝘌R 𝘓𝘖𝘝𝘌 ❤️ SUNKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora